En 10 mil años, el maíz ha pasado de ser un experimento genético de los antiguos mexicanos a uno de los cultivos más extendidos por el mundo y base de la alimentación de grandes grupos poblacionales. Además de nuestro pozole o las infaltables tortillas en las mesas mexicanas, el maíz también se utiliza para jarabes, endulzantes, harina y un sinfín de alimentos procesados. Por ello, el Día Nacional del Maíz es una oportunidad ideal para recordar la historia de este cultivo y su importancia en la identidad de los mexicanos.

La leyenda mexica cuenta que el maíz fue un regalo del dios Quetzalcóatl, quien se las ingenió para extraer un grano del interior de una montaña. El relato enfatiza que Quetzalcóatl usó la astucia y no la fuerza para entrar a la montaña y obtener el grano. Los vestigios más antiguos datan de siete milenios y se encontraron dentro de una cueva en Coaxcatlán, región de Tehuacán, Puebla.

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Se cree que las palomitas fueron la primera forma en que el ser humano consumió estas gramíneas y hasta la fecha los otomís utilizan las palomitas de maíz, entre otras cosas, para decorar las iglesias los días de fiesta.

A diferencia del trigo o el arroz, el maíz actual es muy distinto a sus antepasados salvajes. Por eso, durante muchos años su línea genética fue un enigma para los investigadores de todo el mundo, pero estudios recientes apuntan a que desde hace 10 mil años el ser humano comenzó a experimentar con variedades de una gramínea silvestre llamada teocintle, cuyas mazorcas son pequeñas como vainas de chícharos y sus granos duros como piedras, pero si se calientan estallan igual que palomitas de maíz. 

El maíz es actualmente el único cultivo con presencia en todos los estados de la República, cada mexicano consume 146 kilos al año en promedio, principalmente en forma de tortillas. También se siembra en los cinco continentes.

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El principal productor es Estados Unidos que cosecha el 35 por ciento del total mundial; México es el quinto productor global pero sólo aporta dos por ciento del maíz que se consume en el planeta. Sin embargo nuestro país alberga la mayor diversidad genética con 300 variedades, derivadas de 64 razas de maíces nativos, que se encuentran en situación vulnerable ante la preminencia de las pocas variedades de la agroindustria.

Por esa razón desde principios del Siglo XXI, grupos de campesinos y luchadores sociales han pugnado por la recuperación de las especies nativas y que se instituya el 29 de septiembre de cada año como el Día Nacional del Maíz para promover entre la población la importancia de este cultivo, propuesta que está apunto de oficializarse con la aprobación en el Congreso de la Unión junto con la Ley Federal para el Fomento y Protección del Maíz Nativo.

Sinaloa es el principal productor de maíz en México con 26 por ciento, seguido de Jalisco, con 12.6 por ciento, Estado de México 6.5 por ciento, Chiapas 6.0 por ciento, Michoacán 5.9 por ciento y Veracruz 5.7 por ciento.

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La Secretaría de Bienestar, a través del programa Sembrando Vida, contribuye a recuperar la siembra de maíz para auto consumo utilizando el sistema de milpa intercalada, un policultivo ancestral que se intercalará con árboles frutales y maderables.

Aproximadamente 85 por ciento de la superficie de tierra destinada a Sembrando Vida estará sembrada con milpa, que combina el maíz con frijol, chihua, calabaza, chile, habas, ejotes, chilacayotes, hierbas comestibles, chícharo y camote entre otros productos.

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Hasta el momento, se han establecido 88 mil 345 hectáreas sólo de milpa y 228 mil 544 sólo de maíz.