Una de las propuestas generales más importantes mediante las que actúa la Política de Bienestar trazada por el Gobierno de México y, específicamente, el programa Sembrando Vida, es la generación de bienestar en la sociedad a partir de la reestructuración y regeneración social, dotando de autonomía a los individuos, priorizando a las poblaciones indígenas, campesinas y en situaciones de alta marginación, para lo cual se propone, además, el rescate de la biodiversidad en nuestro país.

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El proyecto de Sembrando Vida, enfocado al impulso de la autosuficiencia alimentaria, de la mano de la creación de empleos y la reforestación de nuestras tierras, parte precisamente de estos principios. Fundamentado en una filosofía de la naturaleza como parte imprescindible para la vida humana y cuyo cuidado concibe esencial para construir una sociedad distinta, justa y equitativa, de bienestar para todos, este programa tiene una íntima relación con la propuesta teórica y práctica del Buen Vivir y las distintas nociones que con éste se identifican.

El Buen Vivir nace como una propuesta de alternativas a la crisis civilizatoria que ha traído el fracaso del modo de vida del capital, fundado en contextos sociales puramente occidentales, y en la búsqueda del desarrollo entendido como la acumulación y crecimiento económico lineal y a costa de cualquier contexto, afectando sobre todo a los llamados países subdesarrollados y a sus pueblos originarios.

Estas alternativas se han vuelto estratégicas para la conformación de nuevas formas de pensar en la vida cotidiana y en la economía, basándose en planteamientos conceptuales y prácticos con una importante búsqueda de opciones ecologistas. Aunque el Buen Vivir nace como concepto del mundo andino amazónico, en México las alternativas a la vida capitalista han estado presentes con distintos nombres.

Entre las alternativas relacionadas con el Buen Vivir en México se encuentra el concepto de lekilaltik (lek: bien, bueno; tik: nosotros, es decir, el “bien de nosotros”, con un “nosotros” inclusivo y diverso), retomado por el pueblo tojolabal”, el el lekil kuxlejal (“la vida buena”) tseltal o el yeknemilis (“buena vida”) maseual.

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Uno de los impulsos de estas propuestas dentro del país ha sido el levantamiento indígena-campesino en 1994, representado por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), incluido como uno de los movimientos mundiales más reconocidos.

Dentro de las nociones del Buen Vivir, que apuestan por atender todos los aspectos de la vida, las relaciones comunales surgen como parte imprescindible de la estructuración social. Las prácticas cotidianas de los campesinos y los pueblos indígenas, donde se encuentra gran parte de la riqueza biodiversa nacional y mundial, se caracterizan por aquellas costumbres comunales. En los ejidos y comunidades agrarias existe una estructura social que prioriza el bienestar común, de todos los integrantes, siendo en estos espacios donde la asamblea y el trabajo colectivo ponen las bases para formas de vida distintas.

Sembrando Vida trabaja precisamente a través de una perspectiva comunal, cuyo objetivo es recuperar el tejido social en las comunidades. El programa promueve la participación y organización propias de las estructuras ejidales, propiciando la toma de decisiones desde lo colectivo, lo cual también es impulsado mediante su planificación a partir del trabajo en equipo, que genera una clara interdependencia entre cada uno de sus participantes.

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Dentro de la concepción comunal característica de estos modos de vida alternativos, el territorio es a su vez pensado como un sujeto más, necesario para el equilibrio de la sociedad y en interdependencia con el resto de los integrantes. En este sentido, ciertos planteamientos se basan en cosmovisiones como la concepción de formas de vida emergentes de la milpa, convirtiéndola en un elemento identitario y una herramienta de lucha contra la crisis civilizatoria, alimentaria y la devastación ambiental. Dentro de esta representación es también muy importante la idea de lo comunal, que juega un papel sustancial desde el mismo concepto de la milpa:

“La milpa no es sólo maíz. En ella conviven una diversidad de plantas (y de animales). Cada uno de los diversos maíz, frijol, calabaza, chile, quelites tomatillo, chayote, entre otros, son complementarios entre sí. Todos se necesitan, son una unidad constituida por la diversidad... el frijol y otras leguminosas aportan nitrógeno a la tierra; el maíz sirve de guía al frijol, porque es en él donde se enreda para crecer, siendo su soporte; el maíz aporta siembra a la calabaza…

La milpa tiene los rasgos del Buen Vivir. Es el corazón técnico de ese Otro vivir. En ella, se establecen otras relaciones de ayuda, de apoyo, entre los seres que allí conviven. Entre ellos, los campesinos que acuden a la milpa a cuidarla y a convivir con ella son sumamente importantes. (…) la milpa es la Madre Tierra, quien les dará de comer. Los campesinos, entonces, también son milpa. Son una parte de esa diversidad que allí convive, pero también sus cuerpos están formados de ella. Pero sin ellos, la milpa no tendría sentido, no existiría.”

Estos otros modos de vivir que emergen desde las propuestas del Buen Vivir ayudan a gestar caminos distintos para enfrentar la situación de desigualdad que vive el mundo en general y, específicamente, los países del continente americano. Nuestro país se encuentra en un momento clave de transformación donde la apuesta por la recuperación de nuestras costumbres y biodiversidad representada por Sembrando Vida, así como la lucha por la inclusión del campo como parte primordial de las agendas políticas y los marcos legales, contribuirán a contrarrestar los estragos del modelo desarrollista, que ocasionó la situación de pobreza e inestabilidad de nuestras comunidades.

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Los campesinos cuentan con gran capacidad para incentivar la producción del campo de manera sustentable, debido a la riqueza natural del entorno que habitan. De esta manera, las comunidades rurales se convierten en un importante elemento de recuperación del medio ambiente y de mejoramiento general de las condiciones de vida en el país.