Para sorpresa de muchos, los Programas Integrales de Desarrollo que impulsa el actual Gobierno de México resultaron ser todo lo contrario a lo que vaticinaban sus críticos, no son caridad ni dádivas entregadas a sujetos pasivos, sino verdaderos incentivos que están comenzando a revivir las economías de las regiones más pobres del país, principalmente las zonas rurales, las tierras comunales, los pueblos indígenas y los ejidos abandonados por décadas.

Con la reforma del Artículo 4° constitucional, quienes reciben apoyos gubernamentales dejaron de llamarse “beneficiarios” para ser considerados “sujetos de derechos”. A nivel teórico, esta reforma más que un simple cambio de nombre refleja la nueva relación del Estado mexicano con sus habitantes más pobres.

Un primer logro es que la totalidad de las comunidades consideradas de alta y muy alta marginación ya reciben al menos un programa social. La intención es que dichas comunidades reciban más de un programa, reactiven su economía y se vuelvan sustentables.

Son más de 34 mil comunidades de alta y muy alta marginación las que reciben dos o más Programas Integrales que pueden ser otorgados a una sola persona o a varias que viven el mismo hogar, lo que eleva la calidad de vida de la familia entera.

Por ejemplo, de las más de 8 millones de personas que reciben la Pensión para el Bienestar de Adultos Mayores hay casi 34 mil que también están inscritos en el programa Sembrando Vida, así como alrededor de 555 mil que reciben el incentivo de Producción para el Bienestar que opera la Secretaría de Agricultura. También hay más de 52 mil adultos mayores que son tutores de sus nietos, los cuales reciben la Beca para el Bienestar “Benito Juárez” en educación primaria.

El impacto de los recursos en dos años es notorio cuando se visitan esas comunidades, incluso los comerciantes y la gente que aún no recibe el apoyo se beneficia de la derrama, y del mayor consumo, pero eso tampoco es suficiente, por ello el Gobierno México apuesta porque las comunidades aprovechen este primer impulso para volverse sustentables.

Sembrando Vida, programa que opera la Secretaría de Bienestar, es quizá el ejemplo más fuerte y claro de lo que este gobierno entiende por comunidad sustentable porque, primero que nada, rescata las tierras abandonadas, con suelos maltratados y golpeadas por la deforestación.

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Las sembradoras y sembradores regeneran el suelo de sus parcelas utilizando agroecología moderna y tradicional, como la milpa. La siembra de estos policultivos, a la vez que fortalece el suelo produce alimento para los campesinos y sus familias; también se siembran árboles frutales y maderables propios de cada región, que servirán para conservar especies y darán ingresos extra a los productores.

Aunque cada sembrador y sembradora tiene su parcela, el trabajo es colectivo pues se organizan en grupos de 25 que constituyen Comunidades de Aprendizaje Campesino (CAC). Cada CAC colabora en el establecimiento de un vivero comunitario y una biofábrica.

La función de las CAC es promover el cumplimiento de los objetivos productivos y sociales de Sembrando Vida, en ellas, los campesinos y sus familias se organizan democráticamente, forman comisiones y se dividen las tareas para la siembra y el cuidado de los viveros; reciben talleres de temas sociales y económicos e intercambian saberes.

Sembrando Vida es un programa a largo plazo que busca un futuro de bienestar para el campo mexicano. En las CAC también se promueve el ahorro comunitario; actualmente, cada una forma su propia caja de ahorro que es la base para empezar el camino hacia la economía social y solidaria.

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Convertirse en cooperativas es la evolución natural que se proyecta para las CAC, pues de esa forma las sembradoras y sembradores podrán tomar la iniciativa y financiar sus proyectos, crear cadenas de valor justas y tomar las mejores decisiones por el bien de sus comunidades. 

El objetivo de la Cuarta Transformación es construir comunidades autónomas y con bienestar, eliminando las brechas de desigualdad y garantizando que los indígenas, mujeres, jóvenes, adultos mayores y todos los grupos excluidos históricamente puedan ejercer sus derechos.

Fuente: Documento presentado por la Coordinación de Programas de Desarrollo en la Conferencia Bienestar del día 6 de julio de 2020.