Fenómenos como la migración, la urbanización de zonas rurales o la sobre explotación de materias primas, así como el menosprecio a las culturas ancestrales, son algunas de las causas por las que a nivel mundial la medicina tradicional y la herbolaria han perdido terreno.

Sin embargo, desde hace más de dos décadas, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha llamado a sus países miembros a revalorar estos conocimientos, sobre todo porque la precarización de los servicios de salud en todo el mundo y el aumento de enfermedades crónicas contribuyen a que la medicina tradicional comience a vivir un auge.

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Con casi 30 mil especies vegetales, México ocupa el quinto lugar internacional en diversidad de plantas, aproximadamente 4 mil de dichas especies tienen alguna propiedad medicinal. Sumado a ello las comunidades originarias de nuestro país resguarda los conocimientos para su uso, heredado de las civilizaciones que poblaron Mesoamérica, una de las regiones donde históricamente se desarrolló más esta actividad junto con India y China. 

En varias comunidades del municipio de Cuyoaco, Puebla –ubicado en el centro del estado entre Tlaxcala y Veracruz- las personas inscritas en el Programa Sembrando Vida están tratando de preservar plantas medicinales y conocimientos ancestrales con la construcción de pequeños jardines botánicos como una actividad extra en los terrenos que utilizan para los Viveros Comunitarios. 

Según explica Manuela Enríquez sembradora del Ejido Texcal y encargada del jardín botánico de la Comunidad de Aprendizaje Campesino (CAC) “Texcal”, muchas de las plantas medicinales crecen de manera silvestre en el monte o en los campos y por desconocimiento se les arranca.

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“No necesitan mucho para crecer, solo su agüita, su sol y algo de sombra”, condiciones que están garantizadas en el jardín. Los sembradores de esta comunidad construyeron además un ingenioso mecanismo de riego por goteo con envases de PET (principalmente de refrescos) que captan el agua de lluvia y la sueltan poco a poco sobre las plantas, incluso durante tiempos de sequía.

Entre las plantas cultivadas destacan el romero, que funciona como antiséptico, espasmódico y favorece la expulsión de gases; la hierba de burro, que es remedio contra la ansiedad y la hipertensión arterial; además de la albahaca contra la tos y enfermedades respiratorias o la menta.

Pero la preferida de los sembradores es el árnica que desinfecta y desinflama las heridas, y por lo mismo se utiliza para elaborar pomadas.

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Más al norte, en el mismo municipio, los sembradores del Ejido Buenavista de Guerrero, tienen su propio jardín botánico dirigido por la señora Francisca Cortés Gutiérrez, quien ejerce el oficio de médico tradicional e incluso ha recibido capacitaciones para modernizar sus saberes.

“Nosotras hacemos intercambios con los médicos del IMSS, sí ellos no pueden sacar el dolor a base de pura pastilla nosotros les ayudamos con el té, porque el té sirve como si fuera una pastilla pero debemos de saber qué planta va a llevar”.

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La infusión más popular en el ejido es una elaborada con mostranso albahaca, hierba de burro, menta, hinojo y marrubia que sirve para la buena digestión y contra el “dolor de barriga”, explica Doña Francisca, quien explica que también sabe hacer jarabes contra la tos, jabones con plantas y el clásico tepache de ruda, remedio contra “la cruda”.

En ambas comunidades la producción de los jardines botánicos apenas es suficiente para el auto consumo, pero no descartan que a mediano plazo puedan servir para elaborar pomadas y productos con valor agregado.