Los críticos y jueces coincidieron en que la edición del Premio Nacional de la Juventud 2019, celebrada esta semana, fue la más diversa en varias décadas de historia, además de reconocer a 34 galardonados con verdaderos méritos comprobables en su campo.

Una muestra interesante de esta diversidad, se ve reflejada en la concepción que tienen de la música las ganadoras de distinción en el campo de Expresiones Artísticas y Artes populares, la concertista Aisha Corona y las integrantes del Trío Xochipitzahuatl Diana Aguilar, Cinthya Aguilar y Pamela Martínez.

Mientras Aisha Corona a sus 16 años es capaz de interpretar en el violín las piezas más difíciles de Tchaikovsky y ve en cada una de ellas una meta personal que superar, Diana, Cinthya y Pamela tocan para mantener viva la música tradicional de la huasteca potosina.

Tener formación lírica o académica, es un debate añejo entre músicos que a la fecha no tiene un claro ganador, y podría decirse que las galardonadas este año lo encarnan a la perfección, pero también tienen muchos elementos en común: su perseverancia, su pasión, y su amor por la música.

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Nacida en una familia de músicos en Jalapa, Veracruz, Aisha comenzó a tocar el violín a los cuatro años y a los seis fue solista en un concierto por vez  primera, donde interpretó “La danza de las brujas”, mientras en su más reciente recital ejecutó el “Concierto para violín y orquesta” de Tchaikovsky, la diferencia en la dificultad de ambas piezas es enorme, “como comparar una hormiga con un elefante o una ballena azul” aseguró.

“Siento que una formación académica y un propósito con un instrumento, para algo como la música clásica que nos embellece como personas y nos hace crecer, incluso puede salvar la vida de muchas personas que se sienten sin motivo”, aseveró.

“La música sensibiliza a la gente, siento que la música clásica hace algún tipo de conexiones en los cerebros de las personas y en sus relaciones con los otros, que son incomparables a cualquier otra cosa. Siento que la música es algo muy importante en la vida de un humano, no podemos vivir sin música”.

Por ello, Aisha, a través de su iniciativa “Raíces Musicales” da conferencias, talleres y plática a adultos, niños y jóvenes para sensibilizarlos respecto a la música clásica.

Diana (quinta), Cinthya (jarana) y Pamela (violín), no han cumplido los 20 años aún, son originarias de Ciudad Valles, San Luís Potosí, llevan cada una más de 10 años en la música y desde hace seis integraron un trío de huapango, llamado “flor menudita” en náhuatl, a sugerencia de sus profesores en el Centro Cultural de la Huasteca donde se conocieron.

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“El huapango es lírico, no lleva notas, por eso al principio tocar un instrumento es difícil, pero tan solo por estar ahí, con dedicación, con ensayo, sí sale”, señala Pamela.

Cinthya a su vez aseguró que sus compañeros de preparatorio desconocen el huapango, y aunque a ellas también les gusta la música moderna, la música de la huasteca es su “plato fuerte” y luchan por recuperarlo.

“Lo que nos llevó a tocar juntas fue el amor por el arte, el querer difundir la cultura y que este tipo de música no se pierda. Antes el huapango era solo de hombres, pero afortunadamente cada vez hay más mujeres”, afirmó Diana.

Tanto Aisha Corona como el Trío Xochipitzahuatl, han recibido premios por su talento y han ofrecido conciertos en México y el extranjero