Se dice que el explorador Marco Polo descubrió las piñatas en sus travesías por China, los españoles la importaron al Nuevo Mundo al encontrarle parecido con una las festividades mexicas en honor al dios de la guerra, Huitzilopochtli y que en México tienen su origen en el ex convento de San Agustín, en Acolman, Estado de México.

En la actualidad las encontramos en una innumerable cantidad de formas y colores. Papel de china, ollas de barro, papel periódico, engrudo, globos y pintura son algunos elementos que le dan forma a las tradicionales piñatas.

Se cuenta que en las confeccionadas en forma de estrella con siete picos, estos representan o simboliza un pecado capital, los dulces o frutas, representan las bendiciones, mientras que cubrirle los ojos a quien intenta romperla, tiene la intención de simbolizar la fe de la persona.

Durante las posadas navideñas las piñatas se llenan con frutas de la temporada producida en las entidades del país, solo por mencionar las jícamas del estado de Nayarit, tejocotes de puebla, cañas, naranjas y mandarinas de Veracruz, cacahuates de Chihuahua, guayaba de Michoacán entre otros productos del campo nacional.

Existen diferentes cantos que no puedes olvidar para romper la piñata, los más tradicionales son:

“No quiero oro,

ni quiero plata,

yo lo que quiero

es romper la piñata.”

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“Dale, dale, dale, no pierdas el tino,

porque si lo pierdes, pierdes el camino.”

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“Esta piñata es de muchas mañas, sólo contiene naranjas y cañas.”

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“Ya le diste uno,

Ya le diste dos,

Ya le diste tres

Y tu tiempo se acabó.”