¿En qué consiste el proyecto El uso de la nanotecnología para la conservación del patrimonio cultural mexicano?

Es un proyecto que surge a partir de que realicé el Doctorado en Ciencia Aplicada a la Conservación del Patrimonio Cultural en la Universidad de Florencia (Italia). Los investigadores italianos tienen un laboratorio especializado para el diagnóstico del patrimonio cultural y para el desarrollo de materiales nanoestructurados con fines de conservación, el doctorado se enfoca en este tema y la colaboración consiste en ver las problemáticas que existen en el patrimonio cultural de México y en cómo utilizar esta nanotecnología pare resolverlas.

¿Cuál es el valor agregado de trabajar en conjunto con una institución italiana?

Los italianos son los pioneros en cuanto al desarrollo de nanomateriales aplicados al patrimonio cultural, entonces tienen esa parte muy desarrollada y la colaboración ha sido fundamental. En México tenemos muchos avances en conversación, pero en cuanto a materiales de forma general e incluso a nivel mundial aún existen muchas deficiencias, siempre estamos utilizando materiales que son producidos con otros fines y se adecúan para conservación, nos apoyamos mucho en la industria química.

¿Qué se espera conseguir con este proyecto o qué resultados han obtenido?

Han sido muchos. Lo que yo trabajo más en el instituto son los materiales arqueológicos, que son todos los recubrimientos arquitectónicos en zonas arqueológicas que van desde pintura mural, piedra, etc. Al principio nos enfocamos a todo lo prehispánico, pero a lo largo del desarrollo de este proyecto se han abierto mucho más puertas.

Actualmente manejamos varias líneas de investigación, una de ellas es la limpieza, tanto la eliminación de sales, que es un producto de degradación que afecta muchísimo al patrimonio, y la eliminación de intervenciones anteriores de conservación, es decir, el uso de polímeros que, más en México que en Europa, ha causado muchísimo daño, sobre todo en zonas tropicales donde las condiciones son un poquito más extremas; estos materiales se deterioran y deterioran muchísimo más al original, entonces la parte de limpieza es la eliminación de estos polímeros sintéticos con sistemas nanoestructurados (sistemas detergentes) que ayudan a la remoción respetando y sin dañar al material original. Muchos de los problemas de usar solventes y otras técnicas que siempre se han usado es que uno disuelve los materiales originales y favorece a la penetración.

Otro resultado es que se ha ampliado el campo para la eliminación de grafitis vandálicos sobre el patrimonio cultural, también la eliminación de repintes en escultura, la parte de consolidación que son con nanopartículas de hidróxido de calcio, se están usando otras que son de sílice y de hidróxido de bario, y se están haciendo unas nuevas formulaciones para el trabajo de mármol (por ejemplo en el Palacio de Bellas Artes), todo con resultados muy positivos.

¿Cómo contribuye este proyecto al desarrollo de México y/o Italia?

A Italia le favorece mucho conocer nuevos casos de estudio, cosas y situaciones que no se dan allá por las mismas condiciones geoclimáticas y por los materiales constitutivos. A México lo enriquece muchísimo conocer nuevas tecnologías, aplicarlas y sobre todo poder resolver ciertas problemáticas del área de conservación. Por otro lado, se han dado una serie de cursos con los investigadores italianos para la capacitación de personal de especialistas mexicanos. Ha sido un crecimiento de ambas partes.

¿Cuál ha sido el rol de la AMEXCID en la articulación de este proyecto?

Nos ha ayudado muchísimo porque da el soporte a la movilidad de investigadores, que es fundamental para poder realizar nuestro proyecto de investigación. AMEXCID nos ha abierto nuevas puertas.

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