El amaranto es una planta con una rica historia en Mesoamérica, conocida por su valor nutritivo y su papel en las culturas antiguas. Desde los mayas y aztecas hasta los incas, este cultivo ha sido una fuente crucial de alimentación gracias a su alto valor nutritivo, pues es rico en proteínas, con todos los aminoácidos esenciales, además de contener alto contenido en vitaminas, minerales y antioxidantes. Su versatilidad y capacidad para prosperar en condiciones adversas lo convirtieron en un alimento fundamental para las antiguas civilizaciones. Sin embargo, la llegada de los españoles casi llevó a su erradicación debido a prohibiciones religiosas y posiblemente por estrategia militar para lograr una conquista más rápida y fácil.

Hoy, el amaranto está siendo redescubierto por sus numerosos beneficios nutricionales y económicos, lo que ha impulsado una estrategia de reconversión productiva centrada en su valorización en la cadena de valor y la Iniciativa “Un País, Un Producto” de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

 

La Cadena de Valor del Amaranto

Producción y Cultivo

El amaranto es un cultivo altamente adaptable que prospera en diversas condiciones climáticas y tipos de suelo, soportando temperaturas entre 15°C y 30°C y prefiriendo climas cálidos y soleados. Aunque es resistente a sequías, requiere una exposición diaria de 6-8 horas de luz solar directa y se desarrolla mejor con un riego regular, evitando suelos constantemente encharcados. Su capacidad para tolerar temperaturas extremas lo hace ideal para una variedad de ambientes agrícolas.

Según estudios del INEGI 2022, en el Distrito de Desarrollo Rural Libres se cultivan 250 hectáreas de amaranto en municipios como Grajales, Nopalucan y San José Chiapa. El cultivo se beneficia de su resistencia a condiciones adversas, como sequías y suelos salinos, y puede ser sembrado tanto manualmente como de manera mecanizada, con diferentes métodos de fertilización y preparación del suelo que optimizan su crecimiento. Según la “Guía para la producción de amaranto en la mesa central de México” del Centro de Investigación Regional del Centro, Campo Experimental Valle de México:

 

  • Siembra mecanizada:

Se puede utilizar cualquier sembradora para grano pequeño, la cual surca, siembra, fertiliza y cubre la semilla al mismo tiempo. La semilla de amaranto se coloca cuidadosamente en los botes dosificadores de la máquina. Previamente a la siembra, se debe calibrar el dosificador y la fertilizadora. Una correcta calibración permite ahorrar alrededor del 50% de la semilla ya que se requieren solamente de 500 a 700 gramos para sembrar una hectárea en comparación con la que se necesita en la siembra manual. Las sembradoras tipo Planet Jr. que se utilizan para sembrar hortalizas también pueden utilizarse para sembrar amaranto, son apropiadas para superficies pequeñas.

  • Siembra manual, “mateada”

Se prepara una mezcla homogénea de estiércol descompuesto o lombricomposta previamente tamizados con la semilla. Esta mezcla se deposita a puños cada 20 cm en las rayas trazadas en los taludes de los surcos. La cantidad de semilla que deberá ir en cada puño deberá ser de 5 a 8 semillas para asegurar una buena densidad de población. Con este método se utilizan de 5 a 8 kg por hectárea.

 

Fertilización y Labores de Cultivo

  • Siembra de temporal

Se sugiere la dosis 80-40-00 (N-P-K) por hectárea, para ser aplicada de la siguiente manera: la mitad de nitrógeno (40 unidades que corresponde a 87 kg de urea) y todo el fosforo (90 kg de súper fosfato de calcio triple) al momento de la siembra y el resto del nitrógeno (87 kg de urea) al momento de la segunda escarda del cultivo. El fertilizante se aplica en franja, siempre y cuando haya suficiente humedad.

  • Siembra de riego

Se sugiere la dosis 120-40-00 (N-P-K) por hectárea, también dividida en dos aplicaciones como se indica para temporal. Tanto para siembra de riego como de temporal, la fuente de nitrógeno puede ser urea (46-00-00) y de fosforo superfosfato de calcio simple (00-46-00).

Una vez cosechado, el amaranto puede ser procesado en varias formas. Las semillas pueden ser tostadas, molidas o utilizadas enteras en productos como barras, cereales y pan. Además, el amaranto tiene aplicaciones en la industria de cosméticos, colorantes y plásticos biodegradables, lo que abre nuevas oportunidades para su comercialización (FAO, 2023).

 

Suelo

El amaranto se adapta a una amplia gama de tipos de suelo, pero prefiere suelos bien drenados, ligeros y fértiles. Los suelos arenosos y los franco-arenosos son ideales, crece mejor en suelos con un pH entre 6.0 y 7.0, aunque puede tolerar suelos ligeramente ácidos o alcalinos.

 

Preparación

  • Barbecho

Esta labor consiste en remover la capa superior del suelo a 25 centímetros de profundidad y deberá realizarse cuando el suelo contenga humedad adecuada que facilite esa labor, la cual se efectuará con arado de discos o rejas, con el barbecho se favorece la infiltración y retención de agua, la aireación del suelo, se eliminan huevecillos y larvas y plagas y se incorporan al suelo residuos de maleza y del cultivo anterior.

  • Rastreo

Tiene el propósito de desmoronar los terrones que se hayan formados durante el barbecho. Se recomienda realizar un paso de rastra de discos, el rastreo es fundamental para favorecer la germinación uniforme de la semilla y la emergencia de las plántulas, también contribuye a eliminar la primera generación de maleza.

  • Surcado

Para el trazo de los surcos se puede utilizar el arado de doble vertedera de tracción animal o bien una surcadora para tractor. La separación entre surcos recomendada es de 70 a 80 centímetros. El surcado se traza en sentido perpendicular a la pendiente para evitar el arrastre del suelo, de semillas y fertilizantes. Se sugiere acondicionar la surcadora para dejar una pequeña raya de un centímetro de profundidad en los taludes de los surcos donde se hará la siembra.

 

Comercialización

La comercialización del amaranto incluye su distribución a mercados locales e internacionales. En México, el dulce "alegría" es un ejemplo de cómo el amaranto se integra en la gastronomía moderna. La expansión de mercados y el desarrollo de nuevos productos basados en amaranto son clave para aumentar su demanda y, por ende, su valor (Guía para la Producción de Amaranto, 2023).

 

Iniciativa “Un País, Un Producto” de la FAO

La FAO ha lanzado la Iniciativa “Un País, Un Producto” para promover productos agrícolas únicos con potencial global. Esta estrategia busca fortalecer la cadena de valor de productos tradicionales y autóctonos, mejorando su visibilidad en mercados internacionales y fomentando el desarrollo económico local. Sus objetivos principales son:

  1. Reconocimiento Global: Incrementar el reconocimiento de productos como el amaranto a nivel mundial, destacando sus beneficios y usos.

  2. Desarrollo Económico Local: Generar oportunidades económicas para los productores locales mediante la mejora de la cadena de valor y el acceso a nuevos mercados.

  3. Sostenibilidad y Seguridad Alimentaria: Promover prácticas agrícolas sostenibles que contribuyan a la seguridad alimentaria global.

El amaranto, al ser incluido en esta iniciativa, recibe apoyo para mejorar su producción, procesamiento y comercialización. Esto no solo ayuda a revitalizar su cultivo, sino que también impulsa su integración en sistemas alimentarios globales.

 

Estrategia de Reconversión Productiva del Amaranto

La estrategia de reconversión productiva del amaranto se enfoca en transformar este cultivo ancestral en una opción viable y rentable para los agricultores. Aquí se destacan los principales aspectos de esta estrategia:

1. Diversificación del Cultivo

El amaranto se está promoviendo como una alternativa rentable y sostenible a cultivos tradicionales. Su versatilidad permite que se utilice como grano, verdura y forraje, lo que diversifica las opciones para los productores y reduce riesgos asociados con la dependencia de un solo cultivo (Centro de Investigación Regional del Centro, 2023).

2. Innovación en Procesamiento y Productos

Se están desarrollando nuevas tecnologías y métodos de procesamiento para mejorar la calidad y el valor agregado del amaranto. Esto incluye la producción de alimentos innovadores, cosméticos y otros productos industriales que amplían su mercado (FAO, 2023).

3. Capacitación y Apoyo a Productores

Se están implementando programas de capacitación para agricultores sobre las mejores prácticas de cultivo, procesamiento y comercialización del amaranto. Este apoyo es fundamental para mejorar la eficiencia y la rentabilidad de la producción (Guía para la Producción de Amaranto, 2023).

 

La estrategia de reconversión productiva del amaranto, respaldada por la Iniciativa “Un País, Un Producto” de la FAO, ofrece una visión prometedora para revitalizar este cultivo ancestral. A través de una cadena de valor fortalecida y el reconocimiento global, el amaranto tiene el potencial de mejorar la seguridad alimentaria, promover el desarrollo económico local y contribuir a la sostenibilidad agrícola.

Al integrar el amaranto en los sistemas de producción alimentaria y explorar nuevas aplicaciones, estamos construyendo un futuro más nutritivo y sostenible.