B014/México, D.F.
  • ​La proliferación de especies invasoras en el sureste mexicano, como el pez diablo o armado, impacta en las pesquerías de tilapia, pejelagarto y mojarras de Campeche, Tabasco y Veracruz. 
El Instituto Nacional de Pesca (INAPESCA) realiza estudios científicos en aguas continentales de la zona de Campeche para conocer el comportamiento y abundancia del pez diablo o armado, y reforzar las medidas de control y erradicación de esta especie invasora que afecta ecosistemas acuáticos.

Con base en los compromisos establecidos por el Presidente Enrique Peña Nieto —en el sentido de promover el aprovechamiento de los recursos naturales de manera sustentable—, especialistas del Centro Regional de Investigación Pesquera (CRIP) del INAPESCA en Ciudad del Carmen, Campeche, realizan análisis sobre los aspectos biológicos del pez diablo en su fase reproductiva y de desarrollo, lo que les permitirá contar con bases técnicas para instrumentar acciones que permitan contener el crecimiento poblacional de esa especie.

De acuerdo con la dinámica de las investigaciones, el CRIP del INAPESCA contará con los primeros resultados en el último trimestre del año, los cuales se compartirán al sector productivo pesquero del sureste para su aplicación principalmente en los estados de Campeche, Tabasco y Veracruz, donde el pez diablo se ha convertido en una plaga.

Los especialistas del instituto también efectúan estudios para evaluar el uso de diferentes artes de pesca, a fin de desarrollar un diseño de mayor durabilidad que permita la captura de esta especie.

Lo anterior propiciará menores afectaciones a la actividad pesquera, ya que los productores podrán separar estos peces de las redes durante el proceso de captura, sin dañar sus herramientas de trabajo.

Las pesquerías afectadas por la aparición de este pez en el sureste son las de escama de ríos y lagunas, que comprende a la tilapia, el pejelagarto y mojarras nativas como la castarrica, entre otras especies.

El pez diablo es considerado por los especialistas como una amenaza para la biodiversidad de los sistemas acuáticos debido a que se alimenta de huevos de especies nativas y de importancia comercial.

Las características físicas del pez armado –como el desarrollo de escamas con fuertes espinas y placas óseas— provocan severos daños a las artes de pesca, lo cual disminuye la captura comercial en las regiones donde ha invadido.

Ocasiona además problemas de azolvamiento y erosión en zonas de reserva a causa de las madrigueras y túneles que construyen los machos adultos.

Se ha comprobado también que estos peces provocan la muerte de aves por atragantamiento, así como la alteración de la dinámica de las cadenas alimentarias entre especies marinas.