El pan de muerto, está inspirado en rituales prehispánicos, hoy en día forma parte esencial de las ofrendas dedicadas a los Fieles Difuntos; la forma de este pan consiste en una pequeña esfera en el centro de la parte superior que representa un cráneo y cuatro canillas que representan huesos. Esta forma simboliza los cuatro rumbos del nahuolli o universo.

Este pan redondo, adornado de “huesos” de masa, tiene como ingredientes principales la harina de trigo, azúcar, huevos, y generalmente está adornado con ajonjolí o bien cubierto de azúcar, como toque especial perfumado con naranja y anís.

En México existen muchas variedades de pan de muerto, por ejemplo: azucarado (tradicional), con ajonjolí, de vainilla y naranja, relleno o cubierto de chocolate o de cajeta.

La celebración de los difuntos se convierte así en un banquete mortuorio, donde los productos cultivados en el campo mexicano permiten la elaboración de esta obra maestra de la panadería mexicana.

La producción de trigo grano en 2016 ascendió a 3 mil 710 toneladas de las cuales un 1 millón780 mil toneladas son trigo que tiene como destino la industria de la panificación.

En México, de los productos pecuarios, el huevo para plato ocupa el tercer lugar nacional en volumen de producción con más de 2 millones 652 mil toneladas anuales.

En la ofrenda de día de muertos hay elementos que originalmente no existían, se introdujeron cuando se mezclaron las celebraciones católicas con el Día de los Muertos; por ejemplo, el pan de muerto representa la eucaristía, y la flor de cempasúchil la guía de los difuntos en su camino.

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