Este levantamiento armado y coordinado derivó en diversas reformas al sector público, además representa la lucha social desde la base campesina y obrera del país.

México vivía una situación política y social complicada, la mayor parte de la población se encontraba en situación de pobreza y era analfabeta, el gobierno de Porfirio Díaz, que por más de 30 años ejerció el poder de manera arbitraria, fomentó la desigualdad social y concentró la riqueza del país en unas cuantas manos.

En el sector agropecuario, Díaz creó una serie de reformas a la legislación que facilitaban la entrada a compañías extranjeras para que se adueñaran de terrenos baldíos, los cuales en realidad pertenecían a indígenas, campesinos o gente muy pobre que no tenía dinero para trabajar sus tierras y eran despojados de ellas.

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Asimismo, se crearon latifundios, donde los campesinos trabajaban para los caciques, con jornadas de trabajo que se extendía más de 12 horas y un sueldo de 25 centavos, sin condiciones laborales básicas.

"Tierra y libertad".

Emiliano Zapata 

Todos estos hechos ocasionaron el hartazgo popular y permitieron a diversos líderes encabezar la lucha para exigir un cambio político y social en México.

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Gracias a la fuerza campesina del país, la Revolución Mexicana logró la promulgación de una nueva Constitución en 1917, la nacionalización del suelo y subsuelo, una reforma a la ley de educación pública y la repartición de los latifundios entre el campesinado, forjando y fortaleciendo así al campo mexicano.

"La tierra es de quien la trabaja".

Emiliano Zapata