Esta hortaliza de hoja verde es protagonista de casi cualquier ensalada, se consume en todo el mundo y México cosecha una gran variedad, entre las que destacan: la francesa (hojas verdes, largas y anchas), sangría (hojas grandes y onduladas de tono rojo intenso).

Asimismo, la lechuga freeze (hojas largas, delgadas y lisas, su color va del verde hasta el amarillo), radicchio (hojas anchas, de color violeta intenso brillante) y una de las más consumidas la romana (hojas grandes y redondas, con aspecto de col).

En México, la mayor producción de lechuga se concentra en los meses de agosto y septiembre, con más de 400 mil toneladas anuales, y es Estados Unidos nuestro principal mercado de exportación.

En referencia a la frase “Que tu alimento sea tu medicina y que tu medicina sea tu alimento”, la lechuga encaja muy bien, ya que posee grandes beneficios nutrimentales: está constituida en un 95 por ciento de agua y contiene una alta cantidad de fibra, minerales, vitaminas, así como lactucina  un sedante natural y tranquilizante del sistema nervioso que disminuye palpitaciones, evita el insomnio y calma los nervios.

¿Sabías que?

El cultivo de la lechuga comenzó hace 2.500 años. Los romanos tenían la costumbre de consumirla antes de acostarse después de una cena abundante para así poder conciliar mejor el sueño, por su efecto sedante.