La calavera de azúcar tiene como origen el "tzompantli", altar utilizado por las culturas mesoamericanas que consideraban a la muerte como la conclusión de una etapa de la vida que se extendía a otro nivel, por lo que era común que conservaran cráneos como trofeos.

La coincidencia de la celebración de los muertos por parte de los antiguos mexicanos con el de los Fieles Difuntos de los españoles, permitió cambios y adaptaciones, siendo una de ellas las calaveritas de azúcar, que son elaboradas con una técnica española llamada alfeñique, la cual es una especie de caramelo formado de azúcar pura de caña.

A la receta original se le han agregado otros ingredientes, por ejemplo amaranto o chocolate, sin embargo cada estado de la República Mexicana tiene una manera distinta de hacer alfeñiques, por ejemplo en Puebla complementan el dulce con cacahuates o pepitas, por su parte en Oaxaca, le añaden miel en el centro, mientras que en el Estado de México las hacen de pasta de almendras.

Con las calaveritas de azúcar dispuestas en la ofrenda de Día de muertos recordamos nuestra fragilidad y a nuestros difuntos, pero también mantenemos vigentes nuestras tradiciones.

Respecto a la producción de caña de azúcar, que en 2014 ascendió a más de 61 millones de toneladas, se derivaron casi 6 millones de toneladas a la producción de azúcar.

México produce casi 28 mil toneladas de cacao, más de seis mil toneladas de amaranto, poco más de 96 mil toneladas de cacahuate y casi 57 mil toneladas de miel.