Los ovinos, desde la prehistoria, ha sido una especie que ha dotado al hombre de  alimento y vestido, a partir de los productos que se obtienen de ellos, tales como: carne, leche, pieles y lana, ésta última es ocupada en la industria textil para la fabricación tanto de hilos como de telas.

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En nuestro país, generalmente, el ganado ovino es de tipo criollo, aunque también se crían razas puras como: Suffolk, Hampshire, Rambouillet y Corriedale de las que se aprovechan exclusivamente su carne; para la producción de lana se crían las razas Debouillet, Merino australiano y Lincoln; y las razas de doble propósito (lana y carne) son Marsh y Rommey.

Durante 2018 de la ovinocultura se obtuvo una producción de más de 122 mil toneladas de ganado en pie y más de 62 mil toneladas de carne de canal; mientras que la lana supera una producción de más de 4 mil toneladas anuales. Actualmente, es el Estado de México el líder productor de carne de ovino, con más de 9 mil toneladas.

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En nuestro país, existen sistemas de producción ovina muy variados, determinado por la disponibilidad de recursos y por las tradiciones en el consumo; su producción tiene buenas posibilidades de desarrollo, porque cuenta con buenos precios al productor, y al comerciante le da un valor agregado (barbacoa, pancita, consomé).