El programa cuenta, para este 2020, con un presupuesto de 11 mil millones de pesos que serán suministrados, a través de apoyos directos, a productores de pequeña y mediana escala de granos como: maíz, frijol, trigo panificable, arroz, amaranto, chía y sistema milpa, entre otros, caña de azúcar y café.

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El primer objetivo del programa es producir los alimentos que abastezcan de forma suficiente a la población nacional, con la prioridad, por justicia social, de que quienes producen coman saludablemente y vivan bien.

El segundo consiste en movilizar de manera sustentable, y siempre respetuosa del medio ambiente, todos los recursos, todos los instrumentos y programas gubernamentales disponibles, en acción coordinada con los sectores productivos, para producir más y mejor, fortalecer la economía rural con empleo y mayores ingresos y contribuir así a la gran tarea de reconstruir la cohesión y la paz social.

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El apoyo que otorga Producción para el Bienestar está condicionado a que el productor utilice las mejores prácticas sustentables al mismo tiempo que promueve el cambio tecnológico hacia prácticas agroecológicas para incrementar la productividad y la resiliencia climática.

Como nunca antes, el productor recibe el apoyo antes de la siembra para dar liquidez y viabilidad a la inversión productiva y cabe resaltar que el apoyo está condicionado a que el productor siembre y utilice las mejores prácticas sustentables, con la  libertad de usar el recurso en la compra de los insumos y servicios que él determine.

“Hoy tenemos el imperativo moral de rescatar al campo, de devolverle su capacidad para ofrecer una vida digna a quienes habitan en los territorios rurales, de desterrar la marginación y la desigualdad, desterrar el hambre para siempre, porque soñamos con un campo donde labremos un proyecto de Nación que incluya a todos, que nadie quede atrás”.

(Villalobos, 2020)