Al lado del maíz y el frijol, en la época prehispánica, la calabacita constituía un alimento básico. Actualmente, México constituye un importante centro de diversidad del género cucurbita, a la que también pertenecen el melón, la sandía, el pepino y el chayote.

Las calabacitas llegan con el verano, momento ideal para aprovechar todas las propiedades y beneficios de esta hortaliza, por ejemplo, gracias a su alto contenido de vitaminas A y C, principalmente carotenos, funciona como antioxidante, protegiendo las membranas de las células. Media taza de calabacitas cocidas provee 20% de la recomendación diaria de vitamina C y A.

Además, contiene hierro, importante mineral para niños pequeños y mujeres jóvenes, especialmente las que están embarazadas, también es fuente importante de potasio, que ayuda a controlar la presión arterial al disminuir el sodio en la sangre.

/cms/uploads/image/file/589456/calabacita_1.jpg

La calabacita es una de las hortalizas más populares en la mesa de las familias mexicanas, el consumo anual por persona es de dos kilogramos, pues para cocinarla es muy versátil, con ella se pueden elaborar diversos platillos: calabacitas con elotes y queso,  calabacitas con puerco, a la mexicana, rellenas de queso, con rajas de chile poblano y crema, en ensaladas, sofritas con mantequilla, y por supuesto pastel de calabacita tierna.

Debido a su adaptabilidad a diversos climas y terrenos se puede cultivar tanto a nivel del mar como en valles altos. En 2019 su producción alcanzó las 615 mil toneladas, siendo el estado de Sonora el principal productor con más de 223 mil toneladas, lo que equivale al 36% del total nacional.

/cms/uploads/image/file/589458/calabacita-1160x700.jpg

Sabías que… el estropajo natural o esponja vegetal proviene de las fibras internas de las variedades de calabacita Luffa acutangula y Luffa aegyptiaca.

/cms/uploads/image/file/589464/luffa2.jpg