Por otro lado, los griegos, los romanos y otros pueblos del Medio Oriente, fueron grandes consumidores de hongos silvestres, ya que su delicado sabor y reconocidas cualidades nutritivas propiciaron que fuesen degustados ampliamente.

Para los antiguos mexicas el santo patrono de los hongos era el dios Nanacatzin, la deidad prehispánica que hacía brotar por la noche tales inflorescencias de la tierra. Los aztecas los denominaban hongos “nanacatl”, vocablo que significa carne. Los hongos comestibles, hoy en día, siguen formando parte de nuestra dieta, pero sus propiedades funcionales y medicinales ahora los han puesto bajo los ojos de los científicos.

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Actualmente en México, se ha calculado que existen más de 100 mil especies, de las que sólo se conocen cerca de tres mil y de éstas más de 200 especies son comestibles.

Entre hongos, setas y champiñones nuestros productores nos obsequian más de 14 mil 572 toneladas; Guanajuato destaca como productor de estos nutritivos alimentos.

Hay especies muy apreciadas en el país, entre las cuales destacan las patitas de pájaro, las pancitas o yemitas, los tecomates y los hongos amarillos, además del mundialmente conocido huitlacoche.

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