Al almacenar maíz, los productores corren con el riesgo de que se les infecte de gorgojo a partir del cuarto mes de cosechado, lo que provoca que deban comprar más maíz a un mayor costo y sin la garantía de que no se les agorgoje o que deban aplicar insecticidas químicos, una solución costosa y que pone en riesgo la salud de quienes consuman el producto.
Por ello, investigadores del Colegio de Postgraduados (Colpos) generaron un insecticida alternativo, ecológico e inocuo que disminuye significativamente los daños producidos por el gorgojo en maíz almacenado, lo que facilita a los pequeños productores el almacenamiento y la conservación del grano.
El principal elemento de este insecticida es la planta de nim o neem, que es originaria de la India y se utiliza en la medicina tradicional para el control de diversas enfermedades. Además de polvo de nim, este insecticida está conformado por porciones de polvo abrasivo, polvo higroscópico y cal.


La semilla de nim fue importada desde Nicaragua y cultivada en los campos de Córdoba y Veracruz del Colpos, pues en esta zona se cuenta con las condiciones climáticas para su desarrollo.


Para utilizar este insecticida ecológico o Granim, como se conoce comercialmente, sólo debe agregarse al maíz desgranado y seco un kilogramo de este por cada 100 kilogramos y después encostalar; si se gusta se puede disponer de él para consumirlo inmediatamente, pues el insecticida no se adhiere al maíz y sólo es necesario lavar los granos con agua para removerlo.
¿Cómo funciona? 
Los gorgojos al caminar entre los granos encostalados se llenan del insecticida, lo que provoca que estos pierdan humedad y sufran alteraciones en sus procesos fisiológicos normales del insecto, ocasionándoles la muerte.
Al utilizar Granim, los productores podrán almacenar el maíz suficiente para satisfacer sus necesidades alimenticias, de cosecha a cosecha, lo que tendrá un impacto en la disminución de la pobreza y en beneficio de la seguridad alimentaria.
Actualmente el Colegio de Posgraduados tiene el potencial para producir 300 toneladas anuales de Granim, lo que beneficiaría a 60 mil familias de agricultura precaria; sin embargo, se busca que el producto se industrialice y beneficie miles de productores de subsistencia que existen en las zonas rurales más pobres nuestro país.