Con una producción de 4,194 toneladas de tejocote, la que significa el 94% de la producción total, Puebla se ubica en el primer lugar de producción nacional de la fruta que en esta temporada endulza el ponche navideño que en la gran mayoría de los hogares mexicanos se sirve para paliar el frío o festejar las posadas.

Según datos de la SAGARPA, la demanda de tejocote se ha incrementado considerablemente en los últimos años, inclusive, el fruto ha venido adquiriendo una alta relevancia comercial entre la población latina de los Estados Unidos.

La producción total a nivel nacional es de 4,274 toneladas, que aunadas a las de Puebla, los estados que aportan producción son Estado de México, Tlaxcala, Chiapas, Michoacán, Hidalgo y Morelos.

El tejocote es un frutal silvestre que se encuentra adaptado a una gran diversidad de suelos y climas, aunque el hábitat natural está en el altiplano mexicano y en especial de la región de los volcanes Izta-Popo, en la llamada Sierra Nevada.

La palabra tejocote deriva del náhuatl texocotl, significa fruta agria silvestre o dura, pertenece a la familia de las Rosáceas y concretamente al género Crataegus, el cual agrupa alrededor de 140 especies. En el continente americano se localizan 100 de ellas, y alrededor de 13 crecen en la República Mexicana. Es un cultivo perenne.

Cabe resaltar que el tejocote aporta una gran cantidad de sustancias benéficas para la nutrición, como el calcio, que protege los huesos y dientes, además de favorecer la flexibilidad de los músculos, la coagulación sanguínea y la transmisión de impulsos a través del sistema nervioso; contiene vitaminas C y B; es diurético y antiespasmódico; ayuda a disminuir el nivel de colesterol en la sangre, entre otros.

Se tiene la evidencia que el tejocote posee una amplia adaptación a las condiciones de suelo y ambiente, por lo que desde el punto de visto práctico se utiliza como portainjerto del manzano, peral, membrillero, níspero y del mismo tejocote; además de utilizar el fruto para alimentar a diversas especies animales —cerdos, conejos, borregos, chivos—, sirve como fuente de pectina, como planta de ornato y medicinal.

Este fruto es muy noble y se aprovecha todo desde la raíz hasta la fruta, ya que se consume en fresco como centro de mesa, para las piñatas y aguinaldos, asimismo se transforma en ates, mermeladas y conservas.

Cuando el tejocote no llega a comercializarse, se realizan procesos de industrialización para su aprovechamiento durante todo el año.

Derivados:  fruta, gastronomía, gelatinas, mermeladas, dulces y cristalizados, cerveza de tejocote, helados, licores entre otros, además de que se aprovecha la pulpa a través de la deshidratación, así como las aplicaciones farmacéuticas, para elaborar cremas y geles reafirmantes y en la preparación de apósitos y vendajes, que facilitan la cicatrización de heridas, además de que está considerada por algunos especialistas como un tipo de fibra, que, aunque no aporta ningún nutriente a nuestro cuerpo, se encarga de eliminar los residuos y toxinas.

Asimismo, la SAGARPA da a conocer que hasta hace un tiempo atrás la Universidad Autónoma de Chapingo contaba con 93 tipos diferentes de este frutal en el Banco de Germoplasma.

Algunos de sus descripciones son: color, brillo de la epidermis, densidad, textura de la superficie, aroma, forma del fruto, longitud, anchura, entre otras características.

Finalmente, la dependencia federal ha otorgado apoyos durante 2016 y 2017 por un monto de 358, 560 pesos a través del concepto de plantas de tejocote, las cuales suman 8,964 a fin de mejorar la producción.