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La historia de estos biombos realizados por Siqueiros se remonta al año de 1960 cuando el pintor ingresó por cuarta vez a la prisión de Lecumberri. Debido a la solidaridad que desarrolló con el movimiento ferrocarrilero y sus presos políticos, fue acusado de disolución social. Este delito, surgido de las reformas al Código Penal por el presidente Manuel Ávila Camacho en 1941, había sido utilizado para encarcelar a toda persona, de nacionalidad extranjera o mexicana, que realizara propaganda política, difundiera ideas o realizara manifestaciones que se considerara afectaban el orden público o la soberanía del Estado, desde el punto de vista del grupo en el gobierno.

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Debido a militancia en organismos políticos de izquierda, Siqueiros fue llevado a prisión en varias ocasiones. La acusación por el delito arriba mencionado fue el sustento de su última reclusión, la más larga de su paso por Lecumberri, con una duración cuatro años, aunque en realidad debía de cumplir una condena de ocho. Durante su estadía en la penitenciaria el pintor no cesó su actividad creadora y consiguió que Carlos Martín del Campo, director de la penitenciaría, le permitiera seguir pintando. Lo anterior fue facilitado por la política de Martín del Campo para la rehabilitación de los presos, la cual encontraba en las artes un camino de redención, pues para entonces había promovido la creación de un mural de interpretación de la historia de México en la crujía “L”, el cual ya se encontraba concluido para cuando Siqueiros ingresó a prisión. Así, Siqueiros pudo producir pinturas con la técnica del caballete, así como los dos biombos utilizados como escenografía en la representación teatral Licenciado, no te apures, escrita por Roberto Hernández Prado y montada por un grupo de teatro de misma penitenciaría.

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Estos biombos fueron elaborados sobre soportes de madera con una medida de 4 metros de largo por 2 y medio metros de altura, con cuatro hojas cada uno de ellos, por ambos lados, permitiendo así su rápido cambio para cada cuadro escenográfico. Siqueiros usó diferentes técnicas pictóricas en su elaboración y pidió que se pudiera otorgar la ayuda del también preso y experto en pinturas de fincas Juan Ramos Ramos.

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La escenografía de los biombos comienza con el espacio titulado Sala de defensores: Los celos ¡horrible obsesión del preso!, en segundo plano se desarrolla la pintura que escenifica Rejas de juzgado: La libertad, su constante esperanza y su más grande amor, para el tercer acto se representa el Domicilio del Licenciado: Tan ladrón ¡pero tan ladrón!, que hasta las manchas de la pared lo retrataron y por último se retrata el nombrado El patio central de la prisión: La H, o sea la crujía de la euforia o del dolor, del que se va y del que se queda.

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Siqueiros pudo abandonar la penitenciaria en 1964, tras aceptar el perdón que le fue concedido por parte de las autoridades mexicanas. Tras la liberación los biombos salieron de Lecumberri y pasaron a manos de dos particulares: el primero fue donado por Alberto Antebí en 1986, quien fue el abogado de Siqueiros y habría recibido el biombo como pago; el segundo estuvo desaparecido por muchos años y en 2015 apareció en una subasta en la Casa Norton, la cual fue suspendida para que el AGN adquiriera el biombo por $6,000,000 de pesos.

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Con la recuperación del último biombo, el AGN colaboró con la Sala de Arte Público Siqueiros, en el marco del 120 aniversario del natalicio de David Alfaro Siqueiros, en una exhibición que presentó a los dos biombos como aportación artística desde su estancia en la penitenciaría del Distrito Federal. Actualmente los biombos son parte de la exposición permanente titulada Siqueiros. Encarcelar la llamarada que se exhibe dentro de la Galería 1 del AGN y donde además se puede encontrar material gráfico y documental relacionado con la estancia del artista en la penitenciaria.