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Imagen 1: Cuadernillo de 1804 sobre el régimen curativo del sarampión.

Referencia:  AGN, Impresos Oficiales, vol. 26, exp. 46.

En 1804, se escribió un cuadernillo en el que se prescribió el régimen curativo del sarampión, fue escrito por el Protomedicato de la Nueva España, tribunal establecido en 1628 en la Ciudad de México con la finalidad de garantizar la higiene y la salud pública, así como de supervisar la práctica y la educación en el campo de la medicina.[1] El objetivo de la publicación fue para que la “gente del pueblo pobre” tuviera una guía de asistencia y con ella reconocer y tratar la enfermedad.

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Imagen 2: Régimen curativo del sarampión.

Referencia:  AGN, Impresos Oficiales, vol. 26, exp. 46.

Describió un enfoque para la curación del sarampión, el cual abordaba cuatro etapas importantes para diagnosticar y tratar la enfermedad: la sintomatología, remedios, tratamiento y tratamiento en casos de gravedad. A continuación, se presentan los aspectos importantes del texto publicado a inicios del siglo XIX.

Descripción del Sarampión en el siglo XIX

  • Características: el sarampión en el siglo XIX se consideró una enfermedad generalmente benigna, sin embargo, llegaba a ser peligrosa si no se manejaba adecuadamente. Las complicaciones graves se detectaban cuando había inflamación severa de la garganta y tos intensa. La enfermedad se distinguía por erupciones que comenzaban en la cara y terminaban por expandirse en todo el cuerpo.[2]  
  • Síntomas: incluía fiebre, tos seca y persistente, dolor de cabeza y garganta, sensibilidad a la luz e inflamación en los ojos, flujo nasal y lagrimeo, seguidos por la aparición de manchas rojas en la piel que se asemejan a picaduras de pulgas.

Conócese pues el sarampión en estas señales: El enfermo algunos días antes suele tener una tosecilla freqüente y seca; pero por lo general es mas común preceder una disposición general, frio y calor alternados, gran dolor de cabeza, modorra, un dolor mas ó ménos fuerte de garganta, y rubicundez, calor, y aun escosor y lágrimas de ojos, con hinchazón de los párpados, flujo de lágrimas de ojos con hinchazón de los párpados, fluxo de lágrimas muy acre, y sensibilidad grande ver la luz, estornudos freqüentes, y evacuar por las narices un humor como el que fluye de los ojos.[2]

Tratamiento:[4] consistió en hidratación, baños de vapor y dieta, los primeros dos tenían como función facilitar la transpiración por medio del sudor.

  • Hidratación. Se recomendó la ingesta de agua de cebada con miel y vinagre, o infusiones de flores de saúco, borraja o amapola.

Esta se reduce únicamente á diluir refrescar en los casos benignos, quando la calentura, la tós, dolor de la garganta y opresion no son considerables; en cuyo caso bastará tomar con abundancia agua de cebada con miel un poco de vinagre, y como el peso de medio real de polvos de nitro, ó la misma agua de cebada, en la qual, después bien hervida la cebada, se echan en infusión de flores de sauco, borraja ó amapola, sola, sin dulce, ó con algun xarabe, como el de amapolas, el violado, o xarabe simple, que es de solo azúcar. Esta ó la otra bebida, se toman quebrantadas y en abundancia para facilitar el sudor o mayor transpiración sin encender.[5]

  • Baños y vapor. Se sugerían baños de agua caliente para las piernas y la inhalación de vapor para aliviar la tos, el dolor de garganta y la opresión en el pecho.
  • Dieta. Se aconsejó una dieta ligera basada en caldos y atole, con la posibilidad de añadir frutas cocidas como naranjas o manzanas, endulzadas con azúcar.

Remedios

  • Jarabe. Para la tos persistente, se recomendó el uso de jarabe de diacodín o de adormideras. Las indicaciones eran que, si la tos persistía y era muy molesta, se sugería el uso de píldoras específicas de las boticas, como las conocidas para la tos. “La incomodidad de la tos se socorre con algun lamedor: el mas[sic] usual y que ha probado mejor, es el jarabe de diacodin o de adormideras”.[6]

Si la tos era seca y no mejoraba con el jarabe diacodín, o incluso permanecía pasado el sarampión, se tendría que tomar una “píldora de agrano” y consumir leche durante el día y por la noche.

El que sí lo es, es la tós seca y porfiada que a algunos queda aun pasado y seco de sarampión la que si no cede al vapor de la agua caliente inspirado a los baños tibios de pies y piernas, al xarabe de diacodin tomado por lamedor, y si es muy fuerte la dicha tos que no dexe dormir absolutamente, una píldora de agrano, de las conocidas en las Boticas con el nombre para la tós de las de oynoglossa, entónces se usará la media leche entre día, y de noche al acostarse la leche hervida bien caliente, y endulzada con azúcar, y una ó dos de las sobredichas píldoras.[7]

  • Purga: Cuando las manchas rojas empezaran a palidecer, se recomendaba realizar purgas “con un vaso de suero a un cuartillo, el peso de dos reales de cremor de tártaro, y una onza de pulpa de tamarindos o de cañafístola”.[8]

Tratamiento en casos graves:

  • Sangrar al enfermo: en casos de tos muy severa, dolor intenso de garganta u opresión en el pecho, en el texto se aconsejó sangrar al enfermo con precaución, limitando a uno o dos procedimientos si era necesario “si el dolor de garganta es muy activo é impide mucho el tragar; y lo principal, si la opresión de pecho es suma, y no se quita con solo lo dicho, es necesario sangrar al enfermo una ó dos veces á lo más, si son muy urgentes dichos males, y en cantidad de tres onzas quando mas”[9]
  • Recuperación: Se sugirió que, después de la enfermedad, la ingesta de alimentos fuera gradual, debido a la delicadeza con la que quedaba el estómago. La moderación era clave para evitar complicaciones digestivas como indigestión o diarrea.

Después de purgado el enfermo con el suero tamarindado arriba dicho, podrá comenzar a ir tomando alimentos de carne, empezando por cortas cantidades; pues suelen quedar muy delicados los enfermos y fáciles a lo que el vulgo llama empacharse, de que se origina crudezas, indigestiones y de esto diarréas ó lo que dicen miserere, cuyos accidentes se evitarán con la moderación y si vinieren ya demandan otros auxilios, que no pueden entrar en este plan; y así convendrá que se consulte un Médico: y por fortuna no es muy regular, ni consiguiente necesario del sarampión.[10]

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Imagen 3: Imagen donde se explica la curación propuesta para el sarampión.

Referencia: AGN, Impresos Oficiales, vol. 26, exp. 46.

Según la Organización Panamericana de la Salud, en la actualidad, el sarampión es la quinta enfermedad eliminada de las Américas. Sin embargo, se registra que antes de que comenzara la vacunación masiva en 1980, la muerte anual a causa del sarampión era de 2.6 millones de personas.[11] Esta enfermedad impactó mortalmente a la población. Como lo deja ver este cuadernillo, en 1806, las personas con escasos recursos económicos enfrentaban problemas al no poder atender la enfermedad por falta de asistencia médica. Por lo que los cuidados y los “remedios caseros” formaron parte de la gestión de la salud en la población novohispana. A través de los documentos resguardados en el Archivo General de la Nación, te invitamos a indagar más sobre las recomendaciones y el tratamiento de las enfermedades en la Nueva España.

Fuentes consultadas:

AGN, Impresos Oficiales, vol. 26, exp. 46.

Organización Panamericana de la Salud, “Sarampión”. Disponible en: https://www.paho.org/es/temas/sarampion [consultado el 8 de agosto de 2024].

Ortiz Monasterio, José, “Agonía y muerte del Protomedicato de la Nueva España, 1831. La categoría socioprofesional de los médicos”, Historias, núm. 57, pp. 35-50. Disponible en https://revistas.inah.gob.mx/index.php/historias/article/view/12935/14043 [consultado el 14 de agosto de 2024].

[1] Ortiz,  “Agonía y muerte del Protomedicato de la Nueva España, 1831. La categoría socioprofesional de los médicos”, pp. 35–50.

[2] AGN, Impresos Oficiales, volumen 26, exp. 46, f. 182v.  

[3] AGN, Impresos Oficiales, volumen 26, exp. 46, f. 182f.

[4] AGN, Impresos Oficiales, volumen 26, exp. 46, ff. 182f y 182v.

[5] AGN, Impresos Oficiales, volumen 26, exp. 46, f. 183f. 

[6] AGN, Impresos Oficiales, vol. 26, exp. 46, f. 182v.

[7] AGN, Impresos Oficiales, vol. 26, exp. 46, f. 183v.

[8] AGN, Impresos Oficiales, vol. 26, exp. 46, f. 182v.

[9] AGN, Impresos Oficiales, volumen 26, exp. 46, f. 182v. 

[10] AGN, Impresos Oficiales, volumen 26, exp. 46, f. 183f. 

[11]Organización Panamericana de la Salud, “Sarampión”. Disponible en: https://www.paho.org/es/temas/sarampion [consultado el 8 de agosto de 2024].