La guerra ha sido un fenómeno que desde la época antigua persigue a la humanidad, su desarrollo puede ser por diversas causas, así como sus resultados, los cuales generan cambios políticos, sociales, económicos y culturales, siendo en este último campo en donde se pueden encontrar elementos como obras, pinturas, fotografías, audios y películas que nacieron a partir de la guerra. Tal fue el caso de las fotografías tomadas durante la Revolución Mexicana, las cuales se comenzaron a mostrar en periódicos, revistas y postales.

Las cámaras fotográficas de personas y compañías, retrataron a los líderes, ejércitos, pueblos y acontecimientos, cuyas imágenes fueron circulando de distintas maneras tanto en México como en otras partes del mundo, y algunas fotos de la Revolución terminaron como postales de guerra.

El uso de la guerra como un tema de postal no resultaba ser algo novedoso para aquella época, pues años atrás, en la Guerra Ruso-Japonesa (1904-1905) fueron producidas varias ilustraciones y fotografías de aquel conflicto a manera de postales, lo que permitía que las personas pudieran conocer el curso de la guerra.

En el caso de la Revolución Mexicana, las primeras imágenes que comenzaron a circular fueron relacionadas a los primeros levantamientos que se presentaron en el norte del país, siendo la batalla de Ciudad Juárez, acontecida en mayo de 1911, una de las primeras luchas ampliamente documentada en México, pues tanto profesionales como aficionados, buscaron obtener una notable fotografía de la batalla.

Con el triunfo de Francisco I. Madero en aquella batalla, junto con el paulatino levantamiento de otros sectores sociales al movimiento Revolucionario, se dio fin a un largo periodo de gobierno dictatorial encabezado por Porfirio Díaz, mismo que renunció tras la firma de los Tratados de Ciudad Juárez. Esto marcó una nueva etapa en la democracia de México pues se llevó a cabo un proceso electoral que dio como resultado la victoria de Madero, sin embargo, el viejo régimen no tardó en reaccionar, así en la mañana del 9 de febrero de 1913, en la Escuela Militar de Tlalpan y en la zona militar de Tacubaya un grupo de militares se pronunciaron en contra del gobierno maderista. Las primeras imágenes tomadas por los fotógrafos mostraban la liberación de los generales, Bernardo Reyes y Félix Díaz, quienes se encontraban en la prisión de Santiago Tlatelolco, para posteriormente marchar sobre Palacio Nacional, sin embargo, fueron rechazados por el general Lauro Villar, dando como saldo la muerte de Reyes.

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El entonces presidente Francisco I. Madero, al ser informado de la situación tomó la decisión de marchar del Castillo de Chapultepec a Palacio Nacional lo que sería conocido como la Marcha de la Lealtad, en donde se fotografió una de las escenas más emblemáticas de la Revolución, en donde un grupo de cadetes del Heroico Colegio Militar escoltaron por las calles de la Ciudad de México al presidente mientras este era acompañado por el pueblo.

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Los días siguientes fueron decisivos para el gobierno de Madero, quien relevó a Lauro Villar, quien había resultado herido tras la defensa del Palacio Nacional. Su puesto fue ocupado por el general Victoriano Huerta, quien en un inicio, prosiguió con los ataques contra los rebeldes que se habían atrincherado en la Ciudadela. El fuego de la artillería, de la metralla, así como el intercambio de disparos en las calles llevaron a que se vivieran momento muy sangrientos en la Ciudad de México, en donde tanto rebeldes, militares y civiles caían heridos o muertos.

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A pesar del estado hostil en el cual se encontraba la capital, los fotógrafos y periodista llegaban a la zona en donde estaban posicionadas ambas fuerzas, asimismo mostraban los estragos de la guerra, así como el terror que vivió la gente, la cual al tener alguna necesidad de moverse para refugiarse, escapar o buscar provisiones, debían de atravesar calles en donde el fuego cruzado podía estallar en cualquier momento, la bandera blanca en mano fue una señal recurrente en las personas para evitar ser atacadas.

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El desenlace de la Decena Trágica llegó con la traición de Victoriano Huerta, quien mantuvo prisioneros al presidente Francisco I. Madero y al vicepresidente José María Pino Suárez en Palacio Nacional, quienes fueron persuadidos para que firmaran su renuncia para finalmente ser conducidos la noche del 22 de febrero de 1913 a la parte posterior de la Penitenciaría de Lecumberri, en donde fueron asesinados. Al día siguiente, algunos fotógrafos visitaron el Palacio Negro de Lecumberri para registrar el lugar en donde habían sido asesinados a traición el presidente y vicepresidente.

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Gran parte de las fotos que fueron tomadas durante la Decena Trágica circularon en los principales periódicos de la capital, otras más salieron a luz a manera de postales de guerra las cuales dieron a conocer de manera gráfica cómo se fueron presentado los hechos desde su inicio hasta su culminación. En la actualidad el Archivo General de la Nación resguarda la Colección de Postales de la Decena Trágica, la cual consta de aproximadamente 61 Postales en blanco y negro.

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