El desarrollo de las comunicaciones y la transformación de las máquinas de imprenta que propició la Revolución Industrial ocasionó en toda Europa importantes cambios en los contenidos y diseños de las publicaciones periódicas, tanto en los diarios como a las revistas ilustradas. Dentro de esta innovación se produjo una proliferación de publicaciones especializadas en moda, en un momento en que ésta se convirtió en un símbolo de clase y en un modo de manifestar el estatus social.

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A finales de la década de 1860 se comenzó a introducir las primeras ilustraciones en las revistas. La incorporación de los grabados implicó un cambio importante tanto en los contenidos como en el diseño, siendo la llegada del fotograbado la que llevaría a las imágenes como el principal fundamento para trasmitir información antes que el texto.

La Moda Elegante Ilustrada se publicó por primera vez en 1842 en la región española de Cádiz, teniendo como antecedente el periódico “La Moda”, liderado por el escritor Francisco Flores Arenas, la cual rápidamente llegó a ser una referencia en el ámbito de las revistas de moda de su época. Para 1849 la revista se encontraba en un momento financieramente crítico, lo que derivó en su venta al editor Abelardo de Carlos, quien convirtió la publicación en un gran formato que posteriormente se empezó a publicar desde 1861 en Madrid, con el nombre “La moda elegante”.

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Hacia fines del siglo XIX y principios del XX, la fama de esta publicación trascendió las fronteras llegando a países del continente americano como Puerto Rico, Cuba y México, ya con el nombre “La moda elegante ilustrada”. En México arribaron estas revistas por medio de suscripción o en las maletas de damas de clase alta que tenían la oportunidad de salir de viaje fuera del país.

Estos principios de la moda femenina presentados en la revista se manifestaron en la sociedad mexicana durante los últimos años del porfiriato. “La moda elegante ilustrada”, se convirtió en una guía, desde su llegada hasta sus últimas publicaciones en 1927, para las damas de la clase privilegiada de México, seguidoras de la moda extranjera, especialmente en la tendencia vanguardista francesa.

El impacto visual que tuvo “La moda elegante ilustrada” con la inclusión de fotograbados y figurines a color, además de un considerable número de patrones trazados en tamaño natural, influyeron en cierta medida en el desarrollo de las publicaciones nacionales que comenzaron a incluir además de grabados, en las secciones de moda, fotografías de mujeres mexicanas luciendo las últimas tendencias de la moda.

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Estas ilustraciones que circularon en la época porfirista fueron rescatadas y coleccionadas por George Herbert Foulkes, quien además de su pasión por compilar libros, se dedicó la organización de archivos y bibliotecas particulares, resaltando su paso en la organización documental como trabajador del Archivo General de la Nación a final de los años setenta, y que con el terminar de su labor donó esta colección que más allá del estilo y boga que muestran en la indumentaria, ilustran el contexto ideológico, social, económico y mercantil de una época.