Esto, a causa de la conferencia que se había efectuado el 5 de agosto de 1915 en Washington, entre Robert Lansing, secretario de Estado de los Estados Unidos y los embajadores de aquellos países, para acordar un proyecto de pacificación para México.

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Si bien en 1914, con motivo de la ocupación estadounidense de Veracruz, se consideró la mediación de Argentina, Brasil y Chile, para lograr una salida amistosa al conflicto entre Estados Unidos y México, en 1915 se maquinó como una estrategia diplomática por parte del gobierno norteamericano para imponer su voluntad sobre un país libre y soberano. Tal acción fue señalada por el primer jefe del Ejército Constitucionalista, como un acto de agresión con funestas consecuencias, al promover una política de intromisión en los asuntos internos de cualquier nación del continente americano.

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Por su parte, los representantes de la alianza ABC —a la cual posteriormente se sumaron Bolivia, Guatemala, Nicaragua y Uruguay—, expusieron como alegato que la reunión diplomática fue planteada, desde su origen, sobre el concepto de eliminar, de antemano, cualquier acto o designio que pudiera constituir una intromisión en los asuntos internos de México. Adicionalmente expresaron que “los problemas que perturban el destino de México afectan por igual a la gran familia americana”.

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Uno de los sustanciales puntos que se trataron en aquella reunión diplomática para la paz de México, fue concerniente a convenir un gobierno formado por las diversas facciones revolucionarias que se encontraban en lucha. Por lo cual, Lansing y los siete embajadores latinoamericanos, invitaron a los principales caudillos revolucionarios a reunirse, con el fin de llegar a un acuerdo de paz.

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Ante tal propuesta, el general Pablo González Garza del Ejército Constitucionalista, dio la siguiente contestación a los representantes de la prensa: 

Espera (Lansing) que sea por medio de conferencias y avenimientos entre el vencedor (Venustiano Carranza) y los vencidos (Francisco Villa y Emiliano Zapata), todos asesorados por los señores diplomáticos, como se puede llegar a la paz de México. Esta idea es causa de desconocer en absoluto las verdaderas condiciones en que se encuentra el Constitucionalismo triunfante.

"Las transacciones siempre han sido funestas para la causa popular" , 17 de agosto de 1915, El Dictamen.

Y a manera de pronosticar el fracaso de la invitación, manifestó que las transacciones siempre habían sido funestas para la causa popular y para ejemplificar su idea recordó algunos antecedentes:

De Ciudad Juárez brotaron Orozco y Huerta; de Torreón, en 1914, surgió la Convención  de Aguascalientes; de Teoloyucan, surgieron los exfederales, los politicastros y Zapata; de la Convención surgió la reacción.

"Las transacciones siempre han sido funestas para la causa popular" , 17 de agosto de 1915, El Dictamen.

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Finalmente, la respuesta contundente de Venustiano Carranza fue lanzada en el periódico El Dictamen, en la cual condenó la actitud asumida por los “nacionales traidores” y extranjeros, por empeñarse en solicitar la intervención diplomática, para solucionar los asuntos de México. Y concluyó que los conflictos de nuestro país se resolverían; pero cualquier intromisión extraña prorrogaría la paz y el triunfo de la justicia.

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Cabe señalar que los constitucionalistas pronto responsabilizaron a los villistas y zapatistas de ser los responsables de la intromisión de los Estados Unidos en los asuntos de México; así lo dieron a conocer en su órgano de prensa El Pueblo. Diario de la mañana, al insertar entre sus noticias el telegrama que Francisco Villa había enviado a Robert Lansing, en el cual expresaba estar a favor de la reunión para lograr un acuerdo satisfactorio.

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Mientras tanto, los villistas, durante una sesión de la Soberana Convención Revolucionaria, que se había trasladado a la ciudad de Toluca, acusaron abiertamente a los carrancistas de ser los culpables. El villista Dionisio Marines Valero se encargó de lanzar la acusación:

Tienen mucha culpa los carrancistas… tienen la culpa de que naciones extranjeras nos vengan a poner en paz, como un vecino viene a poner en paz a los chiquillos que no saben conducirse.

Sesión pública extraordinaria de la Soberana Convención, 19 de agosto de 1915, AGN, Colección Revolución, caja 6, exp. 19, f. 8.

Al igual que en la primera ocasión, la presión diplomática del ABC no repercutió en los aconteceres de la Revolución Mexicana, pues en ese mismo año las fuerzas carrancistas, empecinadas en no dar tregua, pudieron controlar gran parte del territorio y contener a villistas y zapatistas en limitadas regiones, dando como resultado que el gobierno del presidente Woodrow Wilson reconociera de facto al gobierno de Venustiano Carranza.

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Sin embargo, todos estos principios que se fueron desenvolviendo en plena Revolución, fueron retomados por el presidente Venustiano Carranza, quien el 1 de septiembre de 1918, en su tercer informe al Congreso de la Unión, expuso un conjunto de principios fundados en la no intervención, bajo ningún pretexto, en los asuntos interiores de otros países, lo que dio paso a la denominada Doctrina Carranza.

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