Para finales de 1866 el Segundo Imperio Mexicano comenzó a sumergirse en un charco de problemas tanto internos como externos. Entre ellos se puede mencionar los resultados de la guerra entre Prusia y Francia que llevó al emperador Napoleón III a retirar el apoyo a Maximiliano de Habsburgo al requerir de todas las fuerzas francesas en Europa, mientras que los Estados Unidos de Norteamérica tras salir de la Guerra de Secesión respaldaron al presidente de la República Benito Juárez y al ejército Republicano mismo que había alcanzado importantes victorias de la mano del general Porfirio Díaz en Miahuatlán, La Carbonera y Oaxaca, hechos que obligaron al ejército imperial a sostener una acérrima posición defensiva para intentar mantener lo que eran unos contados lugares tales como la Ciudad de México, Puebla  y Querétaro. 

El 13 de febrero de 1867, Maximiliano de Habsburgo optó por tomar el mando de las tropas del imperio. Acompañado por una columna militar reducida, de no más de 2 mil hombres abandonó la Ciudad de México, para trasladarse a la ciudad de Querétaro, punto que prometía una mejor defensa. Poco a poco fueron arribando más tropas imperialistas, dirigidas por Miguel Miramón, Ramón Méndez, Tomás Mejía, Leonardo Márquez y otros tantos generales, que se mantuvieron adeptos a la causa del Imperio. Para finales de aquel mes se había concentrado un ejército de 9 mil efectivos y concluido las defensas improvisadas que apremiaban.

Para principios de abril de aquel mismo año el ejército imperial, recibió una derrota importante por el general Porfirio Díaz quien había alcanzado una contundente victoria en la heroica Puebla que había sido defendida a inicios de la intervención por Ignacio Zaragoza, sin duda este resultado alzó la moral de las fuerzas Republicanas que mantenían sitiado el punto de Querétaro.

Era cuestión de tiempo para que la ciudad de Querétaro cayera ante las fuerzas republicanas ya que los recursos y refuerzos que la Ciudad de México debía de enviar nunca llegaron.  El general Tomás Mejía había recomendado al emperador de dirigirse a la región de la Sierra Gorda, en donde podía encontrar un lugar más apropiado para defenderse, esconderse y huir de las tropas republicanas, sin embargo, Maximiliano de Habsburgo determinó mantener su ejército en la ciudad de Querétaro y descartar la idea de huir del país, prolongando así la guerra hasta el 15 de mayo, cuando finalmente fue capturado.

Una vez en manos de las fuerzas republicanas, el emperador Maximiliano, junto con el general Tomás Mejía y Miguel Miramón fueron presentados ante un Tribunal Militar para determinar su culpabilidad por delitos contra la soberanía de la nación tales como traición, invasión y sostener una guerra, estos dos últimos cargos fueron los que mayor peso tuvieron sobre Maximiliano de Habsburgo. Los tres detenidos fueron encontrados culpables por el Tribunal, siendo sentenciados a la pena capital.

A las seis de la mañana del 19 de junio de 1867, Maximiliano junto con los dos generales mexicanos fueron conducidos desde su celda hasta el paredón de fusilamiento que tuvo lugar en el Cerro de las Campanas, ahí tras entregar una moneda a cada fusilero, recibió cinco tiros de bala entre el pecho y el abdomen, más un tiro de gracia colocado en el pecho.

Toda una odisea vivió el cuerpo del finado emperador que pasó por un mal embalsamiento, una larga estadía en improvisadas morgues y finalmente una larga travesía hacia su tierra natal en Viena, Austria, lo que dio como resultado que no fuera fácilmente reconocido el cadáver de Maximiliano, despertando así leyendas que desmentían su fusilamiento.

No obstante, en el Archivo Histórico de Querétaro en el fondo Registro Civil se resguarda el acta de defunción de Maximiliano la cual fue levantada el 18 de julio de 1867. A pesar de haberse realizado a más de un mes de los hechos, el cuerpo del emperador aún se encontraba en la ciudad Querétaro, asimismo contenía el testimonio del oficio de la comandancia de aquella zona, lo que daba fe al documento suscrito por el juez Cenobio Díaz y el secretario Miguel Rubio.

/cms/uploads/image/file/587898/1.JPG

 

 

En el fondo Registro Civil del Archivo Histórico de Querétaro se encuentra el acta de defunción de Fernando Maximiliano José, el cual se trascribe: (ortografía original) En la ciudad de Querétaro, a las ocho de la mañana del día diez y ocho de julio de mil ochocientos sesenta y siete, el C. Juez que suscribe, dispuso se lebantara la presente acta en que constaran los generales de Maximiliano de Hapsburgo tomados del periódico de la Capital titulado El Globo por no haber datos, Fernando Maximiliano José falleció en el serro de las Campanas según oficio de la Comandancia el diez y nueve de junio próximo pasado, a las siete de la mañana, de treinta y cinco años de edad, casado, Que fue con doña Carlota Amalia, originario de Sehonorum y vecino de Méjico. Son testigos de este acto los C.C. Cesario Frías, de treinta y seis años, viudo, empleado, originario y vecino de esta ciudad, en la calle la flor baja numero doce y Francisco Servin de cincuenta años, viudo, empleado, del mismo origen y vecindad en la calle de la Alhóndiga casa sin señal.

Se dió lectura á esta Acta así como á los artículos que previene la ley general y á los de la reglamentaria del Estado, y terminó este acto que firmaron los que supieron con los C.C. Juez y secretario. Doy fé.- Cenobio Díaz.-Miguel Rubio.- Secretario.

/cms/uploads/image/file/587897/2.JPG

Julio 1º

Al Director del Cuerpo Médico Militar Gral. […]

En 21 fojas útiles, acompaño á ud. la cuenta

y oficio que ha presentado á esta Comandancia

Militar el C. Fran. Co Sanches, importe de

los gastos invertidos en dos cajas construidas para

el cadáver del Archiduque de Austria […] Fer-

nando Macsimiliano, para que ud. se sirva dar

cumplimiento al acuerdo del margen del mencionado oficio L. y R.

Al Comandante de la Guardia Segura C. Felipe

  1. […],

Llevar al paredón de fusilamiento a una figura como Maximiliano de Habsburgo fue el resultado de hacer valer la justicia de la nación mexicana, cuyo derecho de defender su soberanía y libertad se superpuso al derecho de intervención que sostuvieron las naciones imperialistas. 

 

El AGN agradece la colaboración del Archivo Histórico del Estado de Querétaro (AHQ) para la realización del presente artículo. La acta de defunción exhibida se encuentra bajo custodia del AHQ bajo la referencia documental: AHQ, Fondo Registro Civil, Libro de Defunciones del año 1867.