Salvador Díaz Mirón nació el 14 de diciembre de 1853, en el puerto de Veracruz, en el estado del mismo nombre. Desde su juventud mostró una personalidad enérgica e inquebrantable, que en varias ocasiones lo llevó a embates y duelos, en especial cuando se trataba de defender su ideario social y político; pues no fue un poeta ajeno a los problemas de la vida cotidiana de su época, parte de sus primeras obras recogieron una crítica a esos inconvenientes sociales:

Sabedlo, soberanos y vasallos,
próceres y mendigos:
nadie tendrá derecho a lo superfluo
mientras alguien carezca de lo estricto.

Lo que llamamos caridad y ahora
es sólo un móvil íntimo,
será en un porvenir lejano o próximo
el resultado del deber escrito.

Y la Equidad se sentará en el trono
de que huya el Egoísmo,
y a la ley del embudo, que hoy impera,
sucederá la ley del equilibrio.

Salvador Díaz Mirón, Asonancias, 1884.

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En 1892 fue enviado a la cárcel, tras dar muerte a Federico Wolter. Durante su reclusión desarrolló su segunda etapa poética más destacada. En prisión Díaz Mirón escribió parte de los poemas que posteriormente reuniría en su obra más representativa Lascas, publicada en 1901. Por cuatro años aquel talento permaneció encarcelado, lo que para él significó:

Oigo decir de mi destino a un chusco:
"Talento seductor; pero perdido
en la sombra del mal y del olvido...
Perla rica en las babas de un molusco
encerrado en su concha y escondido
en el fondo de un mar lóbrego y brusco..."

Salvador Díaz Mirón, Duelo (Fragmento), 1895.

 

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Luis Ramón Bustos menciona que la cárcel, los desengaños y algunos problemas económicos, lo enfilaron a una subordinación al Estado, volviéndose un adalid del porfirismo, acogido dentro de la alta burocracia. Ofuscado por el servilismo, no cuestionó el Golpe de Estado de Victoriano Huerta, lo cual le ganó ser designado, en 1913, director del periódico El Imparcial, cargo que ocupó hasta 1914. Con la caída de Huerta y sin cabida en el nuevo gobierno revolucionario, optó por exiliarse, permaneciendo seis años fuera de México.

En 1919 regresó al país, donde decidió establecerse en su tierra natal. Esta última etapa del poeta transcurre sin sobresaltos, dedicándose a ser docente del Colegio Preparatorio de Veracruz. Finalmente, el 12 de junio de 1928 falleció y fue enterrado en la Rotonda de los Hombres Ilustres del Panteón de Dolores

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