Incluso antes del levantamiento del general José Gonzalo Escobar, el gobierno mexicano, encabezado por el entonces presidente Emilio Portes Gil y controlado por el militar y político Plutarco Elías Calles, —quien fue designado durante la rebelión como Secretario de Guerra y Marina—, había tomado la iniciativa de modernizar el Arma de Aviación Militar. Manuel Ruíz Romero destaca que entre los artefactos que se adquirieron se encontraban:

Los aviones Douglas equipados con ametralladoras; los Stearman de observación y alcance; los Douglas O2-M2 equipados con dos ametralladoras; los Waco y los Vought ‘Corsair’, este último considerado el Rey del aire.

Manuel Ruíz Romero, La aviación militar. Historia de la Fuerza Aérea y de la Aviación Naval, Biblioteca de la Historia Aeronáutica de México, México, 2004. 

El 3 de marzo de 1929, estalló la rebelión en el Puerto de Veracruz, encabezada por el general Jesús M. Aguirre. De inmediato el gobierno tomó cartas en el asunto, concentrando su mayor fuerza en la campaña de Veracruz, a pesar de que —en el norte del país—, las tropas dirigidas por Gonzalo Escobar tomaban la ciudad de Monterrey. Esta decisión de agrupar el ataque en aquella región, permitió aplastar los focos de rebelión en menos de un mes, siendo capturado el 21 de marzo Jesús M. Aguirre. Con ello perdió el llamado Ejército Renovador de la Revolución uno de sus principales líderes.

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Vought "Corsair" el Rey del aireEnrique Díaz, caja 65-6 Rebelión, Archivo General de la Nación

Con esta primera victoria, el Ejército Federal podía dirigir todos los regimientos a la zona del norte, para aplastar a Gonzalo Escobar, quien se había pronunciado como líder de la rebelión. Es precisamente en este segundo plano de operaciones donde la aviación militar jugó un papel primordial.

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Exhibición de vuelo de aviones de combate Douglas O2-M2ca. 1929, Enrique Díaz, caja 15-5 Aviación, Archivo General de la Nación

El 9 de marzo, inició la campaña contra Gonzalo Escobar quien se había trasladado a Torreón. A la cabeza de esta contienda quedó Plutarco Elías Calles, secundado por tres columnas de combate, dirigidas por los generales de división: J. Andreu Almazán, que avanzaba por las líneas de Hipólito y Saltillo; Saturnino Cedillo, por la vía de Parras de la Fuente, Coahuila, y Lázaro Cárdenas por Empalme de Cañitas, Zacatecas./cms/uploads/image/file/476084/a4.jpg

Exhibición de vuelo, ca. 1929, Enrique Díaz, caja 15-5 Aviación, Archivo General de la Nación

Los primeros ataques sobre el campamento escobarista, que se encontraba posicionado en Torreón, se efectuaron el 16 de marzo, cuando una columna de aviones del Ejército Mexicano bombardeó el reducto enemigo. Este fue el primer ataque de este tipo sobre una ciudad mexicana. Según lo publicado el 17 de marzo de 1929, por El Siglo de Torreón, aquel bombardeo tuvo como saldo tres heridos. Asimismo, el piloto Alfredo Lezama, aviador experimentado quien había realizado el primer vuelo directo de la Ciudad de México a Nuevo Laredo, entregó información valiosa sobre la ubicación del Ejército Renovador de la Revolución. Con las observaciones realizadas por Lezama se comprobó que:

Se nota que la plaza de Torreón está siendo evacuada lo que me hace suponer que el petulante de Gonzalo Escobar está emprendiendo la fuga hacia Chihuahua.

Circular número 88, General de división Plutarco Elías Calles al C. Presidente de la República, Periódico Oficial del Estado de Hidalgo, 1929-03-24

El aviso contribuyó a planificar una misión de sabotaje a las vías de comunicación entre Torreón y Chihuahua, con el fin de incomunicar a las fuerzas de Gonzalo Escobar con las del general Marcelo Caraveo, gobernador de Chihuahua.

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Douglas O2-M2ca. 1929, Enrique Díaz, caja 15-5 Aviación, Archivo General de la Nación

El piloto —el general de división Roberto Fierro Villalobos—, fue el encargado de realizar la intrépida acción, la cual consistió en volar hasta la región del Bermejillo, Durango, e incendiar los puentes de las líneas férreas que conducían a Chihuahua. Los resultados obtenidos por Villalobos fueron los siguientes:

Con la destrucción de estos dos puentes en la vía que une a Torreón con Chihuahua, se entiende el estado de ánimo de los rebeldes, ya que sus fuerzas tienden a unirse con Caraveo en Chihuahua.

Circular número 89, General de división Plutarco Elías Calles al C. Presidente de la República, Periódico Oficial del Estado de Hidalgo, 1929-03-24

Mientras esto sucedía en el campo de batalla, el gobierno mexicano seguía adquiriendo aeronaves de combate a los estadounidenses. Francisco Azcarate Pino, encargado del Departamento de Aeronáutica, había adquirido en marzo tres aviones Vought “Corsair”, equipados, cada uno, con tres ametralladoras Lewis 8 milímetros.  Sin duda, esta relación económica militarista con los Estados Unidos, fue una gran ventaja para el Ejército Mexicano. Además, las autoridades norteamericanas habían manifestado su apoyo al presidente Emilio Portes Gil, aseverando que, para evitar el contrabando de armamento a México, continuaría la vigilancia sobre la frontera entre ambos países. Esto fue un duro golpe para los alzados, que intentaron hacerse de algunos aviones para defenderse de los ataques aéreos.

Agentes Secretos, vigilan a los desafectos al gobierno de México para evitar nuevas conspiraciones. Recientemente, dice el Departamento de Estado de los Estados Unidos, se evitó el paso de aviones destinados a los rebeldes.

"Continuara la vigilancia para evitar el contrabando de armamento a México", El Informador; México, 1929-03-29

De inmediato los tres aviones recién adquiridos se incorporaron para la toma de Torreón, punto importante para posteriormente avanzar hacia los focos rebeldes en Sonora y Chihuahua. Tal como lo había previsto Elías Calles al Presidente, el avance sobre las fuerzas escobaristas en Torreón se efectuaría el 19 de marzo, siendo la unidad aérea la primera en ocupar la ciudad. Sin embargo, las tropas rebeldes se habían movilizado la noche anterior, pues su desventaja era amplia, ya que no contaban ni con el apoyo popular de la zona ni con suficientes soldados. Por ello, Gonzalo Escobar optó por encaminarse hacia Chihuahua, para resistir junto con Caraveo. La decisión de abandonar la plaza bajo el cobijo de la oscuridad fue para eludir a los aviones de combate, debido a que los bombardeos y los ametrallamientos a tierra habían permeado en la moral de combate del Ejército Renovador de la Revolución.  

Dichos aviadores están prestando magníficos servicios pues no sólo se dedican a explorar, sino también a lanzar bombas de dinamita que destruyen la retaguardia de los rebeldes. Estos, dicen los informes oficiales, sintiendo pánico por los aviadores, se ocultan como pueden cuando los ven volar sobre sus campamentos. 

"Los rebeldes son constantemente bombardeados", El Informador; México, 1929-03-30

 

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Civiles posan con bombas en las manos, Enrique Díaz, caja 68-1, Archivo General de la Nación

Los daños psicológicos que provocaba el hostigamiento de los aviones del Ejército Mexicano, eran significativos, obligando a que cada vez que aparecían forzaban la retirada del campamento establecido, acorralando cada día más a las fuerzas escobaristas.

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En el centro el piloto Roberto Fierro Villalobos, Enrique Díaz, caja 50-23 Aviador Fierro(2), Archivo General de la Nación

Sin duda alguna, los aviadores militares prestaron un importante servicio, atacando desde el aire y, principalmente, observando las maniobras y ubicación del enemigo. Los datos que se obtenían fueron vitales para las tropas terrestres, pues a pesar de que la aeronáutica se fue posicionando como un brazo de combate eficaz, dentro del Ejército Mexicano, éste seguía dependiendo de la caballería e infantería, como principal fuerza de choque.

Estas misiones de espionaje hicieron la diferencia entre el ejército sublevado y las fuerzas armadas leales al gobierno, dado que estos últimos pudieron avanzar con una amplia idea de a cuántos hombres enfrentarían y conocer exactamente la ubicación del enemigo, lo que fue una ventaja al momento de planear la estrategia de ataque.

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Escuadrón de Vought “Corsair”, Enrique Díaz, caja 65-6, Archivo General de la Nación

Cabe señalar que en aquel año se llevaron a cabo diversos desarrollos en el campo de la aeronáutica nacional. Esto nos habla de la importancia que puso el gobierno de México por conquistar su espacio aéreo. Tan sólo en aquel año se formaron múltiples puertos aéreos en las fronteras norte y sur de nuestro país; se inauguró en febrero el “Puerto Aéreo Central”, en las afueras de la Ciudad de México; y la investigación aeronáutica se encaminó a mejorar el rendimiento de los aviones, dando como resultado la creación de nuevas alas de avión, que obtuvieron la patenten con el número 30300.