Este mural fue la obra inaugural de un programa que implementó el General Carlos Martín del Campo cuando asumió la dirección de la Cárcel Preventiva del Distrito Federal denominado “Rehabilitación desde procesados”, que buscaba transformar la cárcel en centro de rehabilitación, con la aplicación de actividades positivas.
El director estaba convencido de que al delincuente se le debía dar la oportunidad de reintegrarse a la sociedad, no como una persona llena de odio, sino como un ser humano a cuyo alcance debía ponerse la educación, la cultura y el trabajo retribuido; por lo tanto, se les debía proporcionar enseñanza cultural e industrial.
Esta propuesta pretendió convertir todo centro de reclusión en talleres de enseñanza y producción, hasta convertirlos en laboratorios donde los malos hábitos desaparecieran mediante actividades que dignifican al sujeto, dándole oportunidad de asimilar actitudes y conocimientos para capacitarse, de acuerdo con las capacidades que eligieran.
Al fomentar la educación y el trabajo se generaba una buena conducta, cuyo aliciente debería ser la libertad preparatoria al cumplir dos terceras partes de la condena, neutralizando la psicosis, mitigando la pena y facilitando su disposición al estudio, trabajo, deporte y arte, logrando influir en su estado de ánimo, para vindicarse con la sociedad y reintegrase a ella.
Entre las acciones realizadas para la implementación de este sistema, la dirección del penal tomó a su cargo los talleres industriales que anteriormente se encontraban concesionados. Se fomentó la creación de actividades productivas a precios y calidad competitivos, para que el Estado comprara sus insumos, además de los sectores privados. De esta manera, en los talleres de Lecumberri se realizaban las bancas, coladeras y demás elementos urbanos de fundición; el papel para los libros del registro civil, jabones, el pan para los reclusorios y estancias infantiles, entre otros productos.
Además, se creó el Centro Escolar Venustiano Carranza, donde se impartía educación primaria y secundaria. Todo el personal administrativo y docente estaban ocupados por presos, al igual que las jefaturas de los talleres y los docentes.
Entre las actividades que también cobraron gran impulso estaba el teatro experimental, donde los presos escribían, dirigían, actuaban y desarrollaban obras teatrales que muchas veces eran presentadas al público no recluido en Lecumberri; deportes de varias disciplinas, en los cuales había competencia con equipos de las principales ligas mexicanas, además del coro, la cocina y la panadería, entre otras actividades.
El mural relata la historia de México desde la época de la conquista hasta la fundación de Ciudad Universitaria; y está acompañado por figuras de yeso de deidades prehispánicas y placas con nombres ilustres de la época prehispánica, colonial y la guerra de Independencia.
Si quieres conocer un poco más sobre la historia del mural y el simbolismo que contiene, programa una visita guiada al teléfono 5133 - 9900 exts. 19329, 19420 y 19021 o al correo adeavila@agn.gob.mx y consulta nuestro interactivo localizado en el salón mural.
