Si bien todos los países luchan por el registro mundial, hay que señalar que el Comité Mexicano Memoria del Mundo, ha trabajado desde 2001 en promover los registros nacionales, para posteriormente buscar los regionales y mundiales. Tal es el caso del Archivo de Comerciantes (1757-1850), preservado por la Biblioteca Francisco Xavier Clavigero, de la UIA, que hace un año fue reconocido Memoria del Mundo de México 2017; pero que al guardar documentos que involucran a diversas latitudes obtuvo su registro dentro de la categoría regional, Memoria del Mundo para América Latina y el Caribe 2018.

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La maestra María de Jesús Díaz, de la UIA, quien ha estudiado el Archivo, detalló que se trata de un fondo formado por diferentes expedientes de comerciantes de Nueva España, que integraban el Consulado de la Ciudad de México, entre ellos el almacenero Francisco Ignacio de Yraeta y Azcárate. Los expedientes cuentan con duplos en formato de microfilm y digitalización, los cuales están a disposición de los investigadores.

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Asimismo, la UIA obtuvo tres registros a nivel nacional, situación que denota su compromiso por preservar y difundir el patrimonio documental que guarda la Biblioteca Francisco Xavier Clavigero, entre ellos el Códice Huetamo.

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La doctora María Eugenia Ponce Alcocer, de la UIA, señaló que este códice fue elaborado entre las dos primeras décadas del siglo XVI, por indígenas otomíes de la zona de Cutzio, ubicado en el extremo sureste del estado de Michoacán, en el límite con Guerrero. El soporte material es un delicado papel amate, con aspecto de piel, de 80 cm de largo por 40 cm de ancho, que presenta firmes trazos de tinta negra sobre las imágenes pictográficas, algunas de ellas teñidas en rojo, amarillo y gris; que con el pasar del tiempo han perdido su tono original.

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El documento registra un momento histórico importante, puesto que representa la matrícula de tributo que pagaba el señor del barrio de Huetamo al señorío del reino purépecha antes de la conquista. Sin embargo, una vez conquistada la región por los españoles, el pueblo comenzó a tributar al encomendero Gonzalo Ruiz, regidor del Ayuntamiento de México.

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Las imágenes pictográficas del documento, dan cuenta de la escritura que los pueblos indígenas del México precolonial utilizaban para elaborar sus códices. Entre los elementos dibujados, se observa al señor indígena de Huetamo, sentado en su trono y vestido con su manta amarrada, señal con la cual se representó a los caciques. Asimismo, se advierte la presencia de trabajadores, dibujados como simples cabezas; los días de la semana, los cuales son representados en círculos, a excepción del domingo, al cual se le agregó una cruz. Elementos sustanciales del documento son la representación de los productos tributados, entre ellos prendas elaboradas con algodón, jícaras grandes y chicas; pepitas de calabaza, chiles, sacos de sal, cargas de algodón, granos de maíz, cantaros de miel y animales como el guajolote.

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El códice presenta dos leyendas escritas en castellano, lo que da cuenta de la mezcla de la pictográfica indígena y su inserción en la grafía occidental. Estos escritos novohispanos están fechados entre 1542 y 1552. El contenido expone las razones por las cuales fue presentada esta relación de tributo al Virrey Antonio de Mendoza.

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Sobre la historia del documento, señaló que fue adquirido por Manuel Arango Arias en 1988 en una subasta realizada en Estados Unidos y posteriormente fue donada a la Ibero en 1995, para su conservación y consulta. Actualmente se puede conocer, por todo interesado, a través del portal de la Biblioteca Digital Mexicana.

Otro documento de la Biblioteca Francisco Xavier Clavigero de la Ibero que obtuvo su registro, fue el Manuscrito y plano del siglo XVI, sobre el conflicto entre Culhuacán y Xochimilco.

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María de Jesús Díaz explicó que el documento, que consta de 39 fojas, describe todo el proceso legal que llevaron los pueblos de Culhuacán y Xochimilco entre 1573 y 1575, para solucionar el conflicto sobre el derecho de unas tierras. Mencionó que ambos pueblos presentaron sus propias pruebas ante Pedro de Requena, juez nombrado por la Real Audiencia para tratar la querella entre estas dos localidades, para obtener el derecho sobre las tierras en disputa. Se hace constar en el documento que el oidor Alonzo Maldonado fue quien señaló los nuevos límites entre ambos pueblos, resolución que tuvo varias inconformidades. Al final se decidió dividir en partes iguales los terrenos en querella, determinación que contó con el visto bueno del virrey Martín Enríquez de Almansa, quien dio por finalizada la disputa. 

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Como parte del expediente se integró un plano elaborado sobre papel amate, en donde se describe la geografía de la región. Éste fue presentado por las autoridades de Culhuacán, por lo cual se puede deducir que su hechura es de manos indígenas. En el plano se identifican puntos que siguen presentes en la región, ubicada en la zona sureste de la Ciudad de México; como por ejemplo la Iglesia de San Lucas, Iztapalapa; la Parroquia de San Juan Evangelista del pueblo de Culhuacán; y el Cerro de la Estrella que se puede observar en el centro del plano. Es un documento extraordinario que resalta técnicas de pintura que eran utilizadas por los indígenas. Por ejemplo, las huellas sobre las líneas blancas señalan los principales caminos del pueblo.

En suma, estos dos documentos son fuentes primordiales para conocer los procesos que los indígenas enfrentaron para defender sus derechos, la evolución de la tenencia de la tierra y la historia de dos localidades de la Ciudad de México: Culhuacán y Xochimilco.

La Sección México 68. Archivo fotográfico de El Heraldo de México, fue el cuarto reconocimiento que fue entregado a la UIA. Teresa Matabuena Peláez, directora de la Biblioteca Francisco Xavier Clavigero, refirió que, a finales de 2006, una ex alumna de la Ibero dio a conocer la noticia de tener en su posesión el Archivo Fotográfico de El Heraldo de México. De inmediato, las autoridades de la Biblioteca Francisco Xavier Clavigero gestionaron el rescate de las 1,500 cajas que constituían el archivo, las cuales contenían miles de fotografías de diversos temas, que iban de 1965 a 2003. En ese momento no sé sabía lo que guardaba en su interior; aunque eso no desmeritó la idea de su adquisición a pesar del reto que significaba llevar un inmenso archivo a la Biblioteca de la Ibero, detalló la directora quien agregó que “lugares se consiguen, archivos no”.

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Una vez que comenzaron los procesos técnicos archivísticos para poder ordenar y conservar correctamente las fotografías, se identificaron temas de gran interés para la historia de México, entre ellos una sección intitulada Disturbios estudiantiles, con 1,800 fotografías del Movimiento estudiantil de 1968, de las cuales sólo 400 fueron publicadas en El Heraldo de México, siendo el segundo periódico que más registros fotográficos realizó durante aquel acontecimiento.   

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Refirió que en el marco del 50 aniversario del movimiento estudiantil, personal de la Biblioteca comenzó a trabajar en la creación de la Sección México 68, con el fin de mantener correctamente resguardado y a disposición del público las 1,800 imágenes. Señaló, que esta labor permitió indagar en la historia del fotoperiodismo y de los fotorreporteros mexicanos, quienes realizaron una labor importante a partir del registro gráfico de un movimiento social que ha dejado una marca indeleble en la historia contemporánea de México.

Sin duda alguna, con estos cuatro registros, México sigue siendo referencia internacional dentro del Programa Memoria del Mundo de la UNESCO, al contar con 14 registros internacionales, 29 a nivel regional (América Latina y el Caribe) y 63 acervos reconocidos en la categoría nacional, colocando a nuestro país dentro del escalafón en el séptimo lugar a nivel mundial y primero en el continente americano. Los otros cinco registros Memoria del Mundo de México 2018, serán tratados en una segunda parte.

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