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En el México prehispánico existía un pequeño insecto parásito del nopal conocido como grana cochinilla, el cual era profundamente apreciado, pues al pasar por un proceso de molienda producía un pigmento de color rojo carmín que se utilizaba en diversas actividades como la pintura, la escritura, la gastronomía y, más tarde, la textilería. El pigmento fue explotado por la Corona española y comercializado por toda Europa y parte de Asia, esto lo convirtió en el artículo más aprovechado, después de la plata, entre los siglos xvi y principios del xix.

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El beneficio económico que dejaba la producción de este pigmento en el campo textil para el Imperio español derivó en la ordenanza impartida por el rey Carlos III en 1777 para realizar una investigación de corte científica sobre la cosecha y proceso del uso de la grana cochinilla. Para llevar a cabo este estudio, el virrey de la Nueva España, Antonio María de Bucareli, mandó llamar desde la localidad de Ozumba a un joven ilustre llamado José Antonio de Alzate y Ramírez, quien entre sus múltiples estudios contaba con conocimientos en diversas ciencias como la botánica.

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Bajo esta consigna, De Alzate y Ramírez comenzó una extensa investigación donde recopiló una serie de datos sobre el insecto con la intención de conocer perfectamente todo sobre él, desde su crianza hasta su preparación como pigmento. Asimismo, por medio de diversos experimentos aportó datos para optimizar su producción y cuidado, tales como lograr distinguir entre hembra y macho, conocimiento que fue aprovechado para la reproducción controlada de la cochinilla. Con todo esto se fortaleció uno de los monopolios más remunerables del Imperio español.

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El investigador se desplazó por varias localidades de la Nueva España para realizar sus estudios, ahí fue donde observó las diversas cuestiones políticas y económicas que había en el proceso de la producción de la grana. Por ejemplo, en la región de Oaxaca, una de las principales zonas productoras donde la manufactura era cien por ciento indígena, muchas veces recurrieron a la falsificación de los productos realizados con grana para pagar su tributo a la Corona española, lo que llevó a que se impusieran penas severas a quienes incurrieran en este delito.

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Durante años, José Antonio de Alzate y Ramírez destinó tiempo entre sus estudios e investigaciones para recopilar los avances más significativos en un escrito nombrado como Memoria sobre la naturaleza, cultivo y beneficio de la grana con el cual dejó avances significativos en en el campo científico novohispano. Su obra se publicó en 1794 en la Gaceta de Literatura de México y se le consideró como uno de los grandes sabios novohispanos../cms/uploads/image/file/723837/6.JPG

Referencia: AGN, Instituciones Coloniales, Correspondencia de Virreyes (1ra. Serie), vol. 90, exp. 1.

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*Las imágenes utilizadas para ilustrar el presente relato son una interpretación libre realizada por la subdirección de difusión del AGN y no pretenden representar con exactitud los hechos ni escenarios de la época.*