A la muerte de Vladímir Ilich Lenin, el Estado burocrático instaurado por Iósif Stalin como una de las alas dentro del Partido Comunista de la Unión Soviética llevó a cabo una persecución contra León Trotski, quien pasó de ser uno de los líderes de la Revolución Rusa e integrante del grupo político Bolchevique a ser uno de los principales opositores del Estado ante el ascenso de Stalin al poder del Comité Central del Partido.

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Sin lugar en la nueva estructura estalinistas León Trotski fue proscrito y enviado al Asia Central de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). En enero de 1929 Trotski fue deportado junto con su esposa la revolucionaria rusa Natalia Sedova y uno de sus hijos, siendo obligados a tomar un tren en Kazajistán hasta llegar a Odesa en donde fueron embarcados en el vapor Kalinin hacia Constantinopla con el fin de borrar a uno de los principales héroes de la Revolución de octubre. Durante su travesía por Siberia se presentaron condiciones climáticas adversas que llegaron a los  veintiún grados bajo cero. 

Desde ese momento todo trotskista fue perseguido por el Kremlin, mientras que el aparato del Ejército Rojo creado por León Trotsky pasó a manos de los estalinistas dejando sin posibilidad de actuar en contra del plan de Stalin que lo llevó a socavar el poder dentro del Buró Político y ser la figura líder de la Unión Soviética.

Durante sus años en el exilio Trotski mantuvo una conspicua crítica contra el régimen de Stalin que abrazó la violencia para terminar con la oposición que aún permanecía en la URSS, miles fueron acusados de ser contrarrevolucionarios y ejecutar acciones terroristas e insurrectas. Así desde Constantinopla decenas de artículos redactados por Trotski exponían los crímenes de los esbirros estalinistas, mientras llamaba a continuar con el proceso de la Revolución Soviética permanente y expansionista de las masas.  

Para marzo de 1929 León Trotski volvió a ser blanco de la policía política de la antigua Unión Soviética GPU (por sus siglas en ruso), siendo obligado a salir de la embajada de la URSS en Constantinopla sin garantía de un nuevo país donde pudiera residir, por fortuna Turquía le garantizó una estancia larga.

Durante aquel año solicitó asilo a Alemania mismo que fue denegado marcando un precedente para que otras naciones de Europa negaran el derecho democrático de asilo a León Trotski y a toda su familia que sufrió directamente la persecución política de Stalin como fue el caso de su hija Zinaida Volkova quien en enero de 1933 su salud mental se vio severamente mermada al ser separada de su hijo y esposo, escenario que la llevó al suicidio.   

De 1933 a 1935 pudo permanecer en Francia hasta que fue obligado a salir de dicho país por lo cual pasó a solicitar permiso para residir en Noruega lugar donde permaneció hasta 1936; pues la presencia de grupos estalinistas y la gran purga que se exhibía en Moscú a través de los juicios llevados por el Kremlin a exmiembros del partido Comunista y opositores a Stalin representaba un peligro seguir permaneciendo cerca de la URSS.

Esta escalonada ola de violencia ponía en riesgo la vida de León Trotski  y Natalia Sedova quienes deseaban partir lo antes posible de Noruega en donde las autoridades habían procedido al arresto domiciliario del bolchevique, sin embargo, para ese momento no contaba con ninguna visa para residir en otro país.   

El Estado Mexicano al recibir la solicitud de asilo de León Trotski  y Natalia Sedova ratificó su tradición política que se remonta desde el siglo XIX de garantizar el derecho internacional de asilo a todo individuo que no es nacional en caso de persecución política como consecuencia de situaciones que surjan en el país de su nacionalidad.

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Este actuar del Estado fue aprobada por el presidente Lázaro Cárdenas que permitió su ingreso a México en calidad de refugiado político como medida humanitaria, garantizando la justicia y el derecho natural a la integridad personal de León Trotski  y Natalia Sedova, medida que fue respaldada por el general Francisco J. Múgica, entonces secretario de Comunicación y Obras Públicas. Asimismo, artistas mexicanos entre los que destacaron Frida Kahlo y Diego Rivera se sumaron a las voces que defendieron el asilo otorgado a uno de los héroes de la Revolución de octubre, quien murió en la Ciudad de México el 21 de agosto de 1940, a causa de una herida que le provocó, con un piolet, el partidario estalinistas Jaime Ramón Mercader del Río.

El magnicidio de León Trotsky ocupó la primera plana del periódico El Nacional durante los últimos días de agosto de 1940. Se dio un seguimiento detallado al caso, se publicaron fotorreportajes sobre el finado revolucionario soviético, de los detenidos y de la caravana que lo visitó en la Capilla Dorada del Panteón Moderno antes de ser incinerado.

¡Ven! Visita el Archivo General de la Nación, donde puedes consultar el fondo documental Lázaro Cárdenas del Río y conocer a detalle el caso de asilo concedido a Trotsky.