Un año antes, se divisó en el puerto de Veracruz una flotilla marítima francesa para exigir el cumplimiento del ultimátum que traía consigo el ministro plenipotenciario francés, Charles Baudin. Entre las demandas presentadas, se exigía la indemnización por los saqueos y destrucciones, ya fuera por parte del pueblo o los partidos beligerantes, que habían sufrido los súbditos franceses; como el acaecido a un francés quien vivía en Tacubaya y había sufrido el saqueo de su pastelería por parte de fuerzas militares durante un disturbio. La posición de la Cancillería mexicana fue determinante, negando las demandas, porque el gobierno no podía aceptar la responsabilidad de los daños y perjuicios causados por los rebeldes sublevados contra la autoridad.

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Ante la digna actitud de México por no atender estos reclamos, carentes de sustento legal, Francia comenzó el bloqueo del puerto de Veracruz, para ejercer una mayor presión. Por su parte, el Congreso mexicano llamó a la unidad y para excitar el patriotismo del pueblo autorizó al Poder Ejecutivo una suma elevada para el traslado de los restos de Agustín de Iturbide, el Héroe de Iguala, a la Ciudad de México.

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Sin embargo, dicha medida fue contraproducente ante la situación precaria del erario público; e insuficiente para resolver los problemas tanto internos como externos que asolaban a la República Centralista del presidente Anastasio Bustamante (1837-1839). Los pocos recursos con los que se contaba fueron distribuidos entre el pronunciamiento federalista del militar José de Urrea en el noreste del país, la conflictiva situación latente de Texas y la atención sobre la costa de Veracruz, ante la amenazante presencia de las tropas francesas.

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Los estragos del bloqueo fueron aumentando y, ante las infructuosas negociaciones de México por llegar a un arreglo justo, se desató la contienda por la defensa del puerto de Veracruz el 27 de noviembre de 1838. El general mexicano Antonio Gaona dirigió la batalla en la fortaleza de San Juan de Ulúa, mientras que el general Manuel Rincón defendió el puerto. Ambos resistieron hasta el último momento, a pesar de la falta de parque, alimento y hombres. Tras la capitulación, el mando pasó al general Antonio López de Santa Anna, quien terminó retirándose del campo de batalla, al ser gravemente herido en la pierna izquierda.

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Finalmente, ante la victoria francesa, comenzaron las negociaciones para poner fin a la guerra, siendo el diplomático Inglés Richard Pakenham, el mediador entre Francia, representado por Charles Baudin; y México, quien eligió como plenipotenciarios a Guadalupe Victoria y a Manuel Eduardo de Gorostiza.

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Dicho acuerdo fue firmado en Veracruz el 9 de marzo de 1839, concluyendo así las hostilidades y el bloqueo francés; y acordando la entrega de la fortaleza de San Juan de Ulúa a México y el pago de 600 mil pesos a Francia por parte del Gobierno mexicano.

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El Archivo General de la Nación (AGN), en la Colección de documentos para la historia de México, resguarda expedientes relevantes del período de la Primera intervención francesa, los cuales están al alcance de nuestros usuarios.

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