El fin de la etapa huertista dibujó un nuevo esquema en el frente revolucionario. Los tres ejércitos causantes de arrebatar el poder al gobierno usurpador, entraron en una fase de rivalidades que al paso de los meses resultó incontenible. Por tanto, para evitar el enfrentamiento directo de fuerzas, los jefes revolucionarios acordaron la realización de una asamblea nacional de discusión, donde se tratarían temas primordiales para definir el rumbo político, social y económico del país.
Previamente, Venustiano Carranza había cumplido su compromiso de renunciar a la jefatura del Ejército Constitucionalista y trató de convocar en la Ciudad de México un encuentro con villistas y zapatistas, el cual no se logró establecer; debido, por una parte, a la omisión de los representantes de Emiliano Zapata, que no reconocían la autoridad de Carranza; y por otra, a la negativa de Francisco Villa de presentarse en la capital mexicana. Ante esto, se propuso realizar el encuentro en una zona neutral eligiendo como sede la ciudad de Aguascalientes.
Durante el desarrollo de la Convención de Aguascalientes, diversos acuerdos se fueron logrando por parte de las facciones. En un primer pedimento, los ceses de Carranza y de Villa como jefes de sus respectivos ejércitos ocuparon la mesa de negociaciones. El dictamen con las peticiones a discutirse durante las reuniones fue elaborado por las Comisiones Unidas de Guerra y Gobernación, integradas por villistas y carrancistas, entre quienes destacaban Felipe Ángeles, Álvaro Obregón y Raúl Madero.
Cuando se acató la primera solicitud del dictamen y los jefes revolucionarios fueron removidos de sus mandos, la Convención instó al cumplimiento del punto referente al gobierno provisional. Todos los presentes en el Teatro Morelos de la ciudad de Aguascalientes, coincidían en la necesidad de un pronto nombramiento. Por ello, el 1 de noviembre de 1914, alrededor de las 4 de la tarde, dio inicio la Convención donde Eulalio Gutiérrez fue designado presidente de la República.
No obstante, debido a la ausencia de elementos zapatistas, la facción villista consideró inapropiado elegir a un nuevo mandatario sin integrar en las resoluciones a suficientes representantes sureños. Aun así, se sometió a votación el cumplimiento de la elección; y por 79 votos a favor por 49 en contra, los constitucionalistas lograron que se procediera a efectuar el propósito de la sesión. El presidente provisional sería designado y su nombramiento ratificado 20 días después, cuando 30 delegados zapatistas se sumaran formalmente a la Convención.
Personajes como Eduardo Hay, el villista José Isabel Robles; o el general Juan G. Cabral, destacaban para ser aspirantes. Sin embargo, quien contaba con el apoyo mayoritario para una candidatura efectiva era Antonio I. Villarreal, de las huestes constitucionalistas. Por su parte, Álvaro Obregón mostraba la pretensión de imponer a Villarreal por encima de las demás opciones, incluso si un enfrentamiento de mayor escala resultara necesario; información que Francisco Vela González confió al mismo Villarreal, quien decidió renunciar a su candidatura, comunicando a Obregón que la mejor opción era impulsar el nombramiento de Eulalio Gutiérrez.
Para el momento de las votaciones, la terna de aspirantes quedó definida: Eulalio Gutiérrez, José Isabel Robles y Juan G. Cabral fueron los proclamados. Robles obtuvo solamente 2 votos y Cabral 37. Eulalio Gutiérrez resultó victorioso con 88 votos a favor y fue nombrado presidente provisional de México. Los zapatistas se mostraron conformes con la designación, pues le manifestaban apoyo a Gutiérrez. Varios delegados villistas también le declararon su respaldo. De esta manera, el coahuilense gobernó el país durante 7 meses hasta que, abrumado por presiones de los villistas luego de su entrada a la capital, decidió trasladar su gobierno provisional a San Luis Potosí, donde renunció formalmente al cargo de presidente el 2 de junio de 1915.
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