El periódico El Nacional, en su sección internacional, dio a conocer la polémica conferencia que había encabezado Günther Schabowski, miembro del partido Comunista de la República Democrática Alemana (RDA), el 9 de noviembre de 1989, para dar a conocer las nuevas medidas para salir de Alemania Oriental. Durante la rueda de prensa se anunció que los ciudadanos de la RDA que deseaban visitar otros países y posteriormente regresar, requerían visados; pero que las solicitudes serían procesadas sin dilación. Asimismo, el permiso de hacer viajes privados al extranjero podía ser gestionado sin exponer los motivos. Por último —agregó—, todo ciudadano que quisiera salir de Alemania Oriental podía hacerlo por cualquier punto fronterizo.

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El periodista italiano Riccardo Ehrman indagando más sobre esta nueva medida,  preguntó cuándo sería efectiva la ley, a lo cual Schabowski, sin ofrecer una fecha concreta, concluyó con un “de inmediato”, agregando que la medida permanecería en vigor hasta que se aprobara una nueva ley sobre viajes.

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La respuesta, totalmente imprevista, circuló de inmediato, provocando que cientos de ciudadanos de Berlín Oriental se aglomeraran en la Puerta de Brandeburgo, un punto de cruce de la frontera con la zona Occidental. Algunos cruzaron sin mayor afectación, mientras otros llevaron martillos y demás herramientas para derribar lo que fue un símbolo infranqueable de la Guerra Fría; pues de acuerdo con Francis Fukuyama en su obra El fin de la Historia y el último hombre (1992): aún a inicios de 1980 se consideraba que el comunismo y la democracia podrían coexistir permanentemente sin superar la amenaza de una guerra nuclear.   

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El comunicado no tardó en llegar a otros países. Prácticamente todos los analistas y estudiosos de la política y la política exterior, llenaron las columnas de opinión de los periódicos, intentando explicar la caída del Muro de Berlín y su significado para el mundo.

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En el caso de México, un día después de la caída del Muro de Berlín, el periódico Excélsior publicó en su primera plana, el análisis del periodista Gastón García Cantú intitulado: “Hacia la Nueva Europa. La Revolución de 1989”, que abordaba la crisis que vivía la Unión Soviética y el Bloque del Este, declarando que tal suceso que se presentaba en Europa no podía ser considerada la victoria del capitalismo sobre el socialismo, sino consecuencia del giro de la Perestroika, implementada en todo el territorio de la URSS por Mijaíl Gorbachov

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En otra página de Excélsior, aparecía el artículo “Se derrumba la División de Europa en dos Bloques Ideológicos opuestos”, de Michael Dobbsque que había escrito para The Washington Post, uno de los más antiguos periódicos de la capital de los Estados Unidos. Según lo planteado, el período de la Guerra Fría estaba llegando a su fin debido a que “los países europeos orientales están perdiendo el valor que antes no conferían y esta pérdida de valor se vio claramente con la aplicación de la Perestroika”.

Tal afirmación no se encontraba alejada de la realidad; pues la caída del Muro de Berlín, fue producto del cambio histórico de las relaciones de la URSS con los países socialistas que se desprendían de las ataduras políticas. Para inicios de 1990, esta nueva política de defensa exterior del sistema autoritarito de la Unión Soviética marcaría su propia desintegración. Incluso Fukuyama  afirmaría en 1992 que “la crisis del autoritarismo no comenzó con la Perestroika de Gorbachov o la caída del Muro de Berlín. Comenzó hace más de una década y media, con la caída de una serie de gobiernos autoritarios de derecha en el sur de Europa”.

¡Ven!, visita la biblioteca Ignacio Cubas, del Archivo General de la Nación, donde puedes consultar periódicos como Excélsior y El Nacional; para conocer las noticias que han hecho historia.