Al concluir la guerra de Reforma el gobierno encabezado por Benito Juárez se encontraba en la ruina, un territorio dividido y en conflicto con los remanentes del ejército conservador esparcidos en todo el territorio nacional. Ante esa situación el Congreso decretó, el 17 de junio de 1861, la suspensión del pago de la deuda externa. La medida provocó la protesta de los acreedores internacionales y proporcionó la excusa perfecta para justificar una intervención. En ese contexto que Francia, Inglaterra y España firmaron el tratado de la Convención de Londres; en el cual se acordó que las tres naciones enviaran fuerzas militares a las costas mexicanas para cobrar las deudas acumuladas.

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Así comenzó uno de los más graves incidentes internacionales de México, que derivó en la segunda Intervención Francesa y el Segundo Imperio Mexicano. La República se restauraría seis años más tarde. El gobierno de Juárez, ante la amenaza de las naciones europeas, expidió el 29 de noviembre de 1861 una amplia ley de amnistía en favor de quienes hubiesen cometido crímenes políticos desde el 17 de diciembre de 1857, es decir, desde que se produjo el golpe de Estado bajo la bandera del Plan de Tacubaya, que provocó tres años de guerra civil.

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Ante la inminencia de la guerra Juárez hizo un llamado a todos los gobernadores para enviar tropas al campo de batalla. Los primeros en responder fueron los estados de Querétaro, Oaxaca y Michoacán. La guardia nacional de Oaxaca, que se dirigió a Veracruz, fue despedida con la siguiente arenga:

Vosotros vais a representar entre nuestros hermanos a un grande estado. Los nombres de Morelos y Guerrero son el recuerdo de dos héroes; ellos pelearon por la independencia y por la libertad que vosotros vais a defender y con vuestro denuedo nosotros legaremos a los nuestros, la Patria y el porvenir. Oaxaca os confía su honor y su nombre; el Gobierno os recomienda la subordinación y la constancia; los enemigos extranjeros admirarán vuestro heroísmo y vuestro brío y yo os saludo desde ahora, porque conozco vuestro valor y veo en vuestra frente la luz de la victoria. ¡Oaxaqueños! ¡Viva la Independencia! ¡Vivan la libertad y Reforma!

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Al iniciarse la invasión Juárez lanzó un manifiesto donde señaló, entre otras cosas, que “la guerra fraguada por Europa contra la nación comenzó con el desembarco de las fuerzas españolas que han invadido nuestro territorio: nuestra dignidad nacional se halla ofendida”, y solicitó a los “hijos de México a contribuir con sus luces, su fortuna y con su sangre a la salvación de la república”. Después de manifestar las relaciones entre México y España, y de los abusos que ha cometido las reclamaciones de los españoles sobre los mexicanos, el texto culmina exhortando: “mexicanos… yo apelo a su patrimonio y los excito a que, deponiendo los odios y enemistades a que ha dado origen la diversidad de nuestras opiniones, y sacrificando nuestros recursos y nuestra sangre, nos unamos en derredor del gobierno y en defensa de la causa más grande y más sagrada para los hombres y para los pueblos: en defensa de nuestra patria”. Dicho manifiesto apareció en el periódico liberal El Siglo XIX.

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Señala el historiador Raúl González Lezama que “a finales de noviembre de 1861 España se precipitó, sin conocer los acuerdos de Londres, al enviar navíos de guerra a México que zarparon de La Habana los días 29 de noviembre y el 1 y 2 de diciembre. La invasión ibérica inició el 10 de ese mes cuando la escuadra española entró al fondeadero de Antón Lizardo”, no obstante el desembarco se efectuó “el martes 17 de diciembre, con mil 800 hombres que lo hicieron por las playas de Mocambo. Al mismo tiempo, las brigadas de los buques Isabel y San Francisco se hicieron cargo de San Juan de Ulúa y del puerto”.

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La intervención de las tres potencias no se concretaría, ya que Inglaterra y España desistieron de sus intenciones al llegar a un acuerdo con el gobierno mexicano; no obstante Francia continuó con sus ambiciones de instaurar un gobierno títere en nuestro país, propósito que se retrasó gracias a la victoria de los ejércitos mexicanos sobre los franceses el 5 de mayo de 1862 en Puebla.

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¡Ven!, vista el Archivo General de la Nación, adéntrate a sus fondos documentales y conoce los hechos que nos han marcado como nación.