Canciller Claudia Ruiz Massieu: Muchas gracias, muy buenos días tengan todas y todos ustedes, quiero saludar la presencia del Dr. Alejandro Hernández, Vicerrector del ITAM, Dra. Gema Santa María, Directora de la Carrera de Relaciones Internacionales y saludarlos a todas y todos ustedes, alumnos y maestros, todos miembros de esta comunidad.

Quiero agradecer de manera muy especial esta invitación que me honra a participar en este Primer Congreso Universitario Internacionalista de México y felicitar a toda la comunidad del ITAM por estos 70 años en los que se ha posesionado como una de las instituciones académicas más destacadas del país, cuna de grandes mexicanos y mexicanas que trabajan todos los días por engrandecer a nuestro país en la academia en la iniciativa privada en el servicio público en la sociedad civil y por supuesto también en la trinchera diplomática.

El 2016, marca 24 años desde que se fundó en esta casa de estudios la carrera de Relaciones Internacionales en 1992, fecha muy significativa para los estudiantes mexicanos de la política exterior, cuando en el ITAM, se impartían las primeras clases de RI, llegaba un nuevo Secretario General a la ONU, Butros Butros-Ghali, se signaba el tratado de Maastrichtque que fundó la Unión Europea, (Inaudible) ponía en marcha la Economía de Mercado Socialista y ocurría uno de los eventos más relevantes del Siglo XX, la disolución formal de la Unión Soviética y el fin de la Guerra Fría.

Ese mismo año en 1992, en México se firmaron los acuerdos de paz de Chapultepec, que concluyeron la Guerra Civil en El Salvador y se firmó otro documento que continúan siendo definitorio hasta nuestros días, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte. Este breve recuento histórico, nos ayuda a ilustrar dos grandes lecciones para el estudio y para el ejercicio de las relaciones internacionales, en primer lugar, en política exterior no hay recetas definitivas ni dogmas incontestables.

Cada país debe adaptar su acción en función del contexto internacional, sin duda siempre orientado por sus principios, pero también velando de manera pragmática por sus intereses, en segundo término, la política exterior encuentra su capacidad de proyección en las condiciones internas, por ello un internacionalista debe de ser además de un conocedor de los fenómenos globales, un estudioso de los procesos que está viviendo México, los procesos económicos, políticos, sociales y culturales.

Es a partir de estas premisas que los milito a reflexionar sobre el tema de esta plática del día de hoy, la política exterior de México.

En el plano externo, hoy vivimos en un mundo que podríamos llamar de multilateralismo fragmentado, donde Estados Unidos, sin duda es un país muy prominente, pero ya no es un país hegemónico, el poder político, económico y cultural está distribuido en distintos países tanto desarrollados, como países en vías de desarrollo.

Hasta hace menos de un siglo la política exterior trataba fundamentalmente sobre la guerra y la paz y se conducía casi exclusivamente mediante acuerdos bilaterales o alianzas sin escala, en cambio hoy, contamos con una cultura multilateral permanente con organismos internacionales cada vez más especializados donde se discuten temas que antes eran marginales en la agenda multilateral, el cambio climático, el combate al crimen organizado, la pobreza o los derechos de las minorías. Todos son temas que hoy ocupan buena parte de la discusión en los organismos multilaterales todos los días.

Otro componente de este multilateralismo fragmentado es el creciente número de actores que junto con los Estados, incluyen en el plano internacional, empresas binacionales, ONG´S, los medios de comunicación e incluso grupos criminales y terroristas, todos inciden, impactan, y muchas veces definen los temas de la agenda global, por su parte en el plano interno, tenemos que tener muy presentes cuales son las fortalezas de México en términos de nuestra estrategia internacional.

Nuestras fortalezas son múltiples, la primera sin duda es nuestro peso económico que se traduce en influencia diplomática, somos la décimo quinta economía del mundo, la segunda economía más grande en América Latina y tenemos un mercado interno de 120 millones de personas, y por eso México a partir de su peso económico se sienta en las meses donde se diseñan las reglas de la gobernanza global como el G20.

El G20 que acaba de celebrar su décimo primera reunión en China este fin de semana, además nuestra economía tiene una vocación exportadora, sin ir muy lejos el comercio exterior representa el 63 por ciento de nuestro producto interno bruto, y el 85 por ciento de nuestras exportaciones son manufactura.

No es casual que tengamos 12 Tratados de Libre Comercio, que nos dan acceso preferencial a los mercados de 46 países, un mercado global de mil 200 millones de personas, geográficamente tenemos la ventaja comparativa de poseer cuatro fronteras; casi siempre pensamos en México como un país de colindancias verticales, el norte y el sur; pero de hecho nuestras fronteras más grandes son litorales, que nos conectan con la Cuenca del Pacífico, al este y con El Caribe y Europa por el Atlántico.

Finalmente, México tiene una reserva enorme de lo que los especialistas hoy llaman “poder suave”, es decir la capacidad de influir en el plano internacional mediante la cultura, los valores, el prestigio, mediante lo intangible.

Por ejemplo somos el sexto país con más sitios patrimonios de la humanidad, y uno de los cuatro países más mega diversos del orbe, también contamos con un sólido capital diplomático, por nuestra influencia histórica de las mejores causas de la humanidad como la no proliferación nuclear, a la luz de este parámetro, de esta premisa interna y externa, la política exterior de México hoy tiene cuatro prioridades estratégicas.

La primera, promover el libre comercio y los procesos de integración; somos un país que ha apostado por el libre comercio como una herramienta, una manera de construir desarrollo, construir oportunidades para los mexicanos, pero también como una manera de vincularnos con el exterior e incidir en los procesos que se están midiendo en las distintas regiones del mundo, esta visión del libre comercio y los procesos de integración como la mejor manera para construir el desarrollo, oportunidades, e influente en el escenario global, hoy se ve cuestionada por gerentes aislacionistas o proteccionistas de distintas regiones del mundo, en casos recientes lo vimos algunos meses con la decisión del Reino Unido de salir de la Unión Europea.

La segunda prioridad estratégica, es diversificar nuestras relaciones políticas y comerciales, al tiempo que reconocemos nuestras relaciones estratégicas y estructurales, como lo es por ejemplo nuestra relación con Estados Unidos, es nuestro interés de largo plazo diversificar y fortalecer los vínculos que tenemos con otros países, y otras regiones, porque el mundo cambia, las tendencias que estamos viendo en este siglo a partir de la innovación, de la revolución tecnológica, de la nueva revolución industrial, y también de las tendencias que estamos viendo en este siglo a partir de la innovación, de la revolución tecnológica, de la nueva revolución industrial y también  de las tendencias demográficas en las distintas regiones del mundo, sabemos que hay y habrá en las próximas décadas, otros polos de prosperidad como la región Asia-Pacífico y por eso la importancia de vincularnos con áreas y países distintos.

La tercera prioridad mantener un activismo multilateral, propositivo y permanente. Nos conviene seguir siendo uno de los países que participan en el diseño de los grandes acuerdos globales. No ser un país aislado que tenga que jugar con reglas que escriben otros países.

México está en  la trinchera multilateral todos los días proponiendo, encabezando y construyendo a partir de las mejores causas que hoy y los retos que tenemos hoy en el mundo.-

Y la cuarta prioridad estratégica es proteger y empoderar a nuestras comunidades en el exterior, ésta es una prioridad permanente y también es una prioridad irrenunciable.

Cada uno de estos ejes sigue a una  misma regla, algo a lo que podríamos llamar “la diplomacia de espejo” porque todo lo que se hace afuera, debe tener como reflejo un beneficio interno en México, que ayude a transformar a avanzar y a mejorar la vida de los mexicanos con resultados tangibles.

En este sentido la política exterior que se promueve en el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, es una política exterior con sentido y con valor social.

Me gustaría ejemplificar esto de política exterior con sentido y con valor social con algunos ejemplos.

El comercio ilegal de armas, por ejemplo, representa un reto crucial para la seguridad de nuestro país, en promedio el 70% de las armas que son decomisadas por las autoridades mexicanas, incluyendo armas de alto poder, provienen de otro país, provienen principalmente de Estados Unidos, el 70% proviene de Estados Unidos, el principal productor y exportador de armas.

Por eso la diplomacia mexicana ha sido líder en la promoción de acuerdos multilaterales que buscan regular el tráfico de armamento, como el tratado sobre el comercio de armas que tiene el objetivo de disminuir la capacidad de juego de los grupos criminales trasnacionales y locales.

Otro ejemplo es el problema mundial de las drogas. Un reto particularmente agudo para nuestro país pero que atañe sin duda a toda la comunidad internacional. A los países productores a los países de tránsito pero sobre todo también a los países consumidores.

Entonces haciendo valer nosotros nuestra influencia diplomática en Abril de este año impulsamos una sesión especial de Naciones Unidas para hablar sobre el problema mundial de las drogas.

En esa Sesión de Naciones Unidas, el presidente de la república planteó que no había basado en décadas de consenso internacional, privilegiar un enfoque punitivo respecto del problema de las drogas sino que era importante hoy en el siglo XXI, es importante, poner a las personas en el centro de las políticas globales que tienen que ver con el problema mundial de las drogas, que debemos privilegiar un enfoque de salud pública, por encima de un enfoque de seguridad publica prohibicionista, y reconocer, y esto es muy importante, reconocer la corresponsabilidad de los países consumidores.

Hoy a partir de la posición de México, ya hay un nuevo consenso internacional, hay compromisos específicos que hubiesen sido impensables sin nuestro liderazgo, nuestra mediación en los foros multilaterales.

Por lo que respecta al diálogo diplomático, traducido también en atracción de inversión y en generación de empleos, hay muchos casos de éxito que podemos comentar. Hoy por hoy por ejemplo, la Cancillería encabeza, junto con la Secretaria de Economía, la actualización del acuerdo global con la Unión Europea, ese acuerdo global se basa en tres pilares, el económico, el político y el de cooperación.

Para México el acto con Europa es especialmente importante, siete de nuestros diez principales países inversionistas son miembros de la Unión Europea.

Un ejemplo claro de la diplomacia espejo lo tenemos por ejemplo con Italia, el Presidente Peña Nieto se ha reunido en siete ocasiones con mandatarios italianos y en esas siete ocasiones se han firmado distintos acuerdos para promover una mayor cooperación, para promover un mayor intercambio en distintas materias pero también para promover inversión recíproca en nuestro caso, lo que nos interesa es promover mucho más inversión de Italia a México y en este año, es decir entre lo que va de este año, desde finales del 2015 a 2016, la inversión italiana en nuestro país creció 50 por ciento.

Ahora si volteamos a ver a América Latina, podemos citar como un caso de diplomacia espejo exitoso: La Alianza del Pacífico, que es un mecanismo de integración que México integra con Chile, Colombia y Perú; y a partir de esa integración de la Alianza del Pacífico hemos liberalizado 92 por ciento  de los aranceles dentro de los cuatro países, además de que hemos integrado la bolsas de valores de los cuatro países, conformando así el mercado bursátil más grande de América Latina.

Éste entendimiento económico nos ha permitido también avanzar en otros frentes, por ejemplo eliminamos el requisito de visado entre los cuatro países y ello nos ha permitido elevar más del 100 por ciento los viajes entre los cuatro países, fomentando, ejerciendo la actividad turística pero también los viajes de negocios y así también promoviendo una mayor comprensión y entendimiento entre nosotros.

El tercer caso puede ser Cuba, en estos cuatro años de diplomacia hemos logrado superar la tensión que habíamos tenido con ese país hermano, pero es un esfuerzo que no se ha quedado madamas en lo protocolario, gracias a una renovada relación política, hoy las empresas mexicanas son las primeras con autorización para invertir en la zona especial del Mariel, desde donde Cuba está iniciando su proceso de apertura económica

Y así en la diversificación de nuestros vínculos políticos y comerciales con los países de la región de Latinoamérica y del Caribe, nos han dado enormes beneficios y lo mismo está sucediendo con esta estrategia de espejo y diversificación con la región de Asia Pacífico, la región más dinámica en la actualidad, que tiene un de crecimiento promedio anual del 6.2 por ciento  y alberga el 60 por  de la población mundial.

Al mismo tiempo, la puerta más grande que México tiene al exterior es nuestro litoral del pacífico justamente, que baña once estados de la República y es dos y medio veces más grande que la frontera de tres mil kilómetros que tenemos con Estados Unidos.

Tejer una relación de largo plazo con la región.

Tejer una relación de largo plazo con la región de Asia-Pacífico, es indispensable, y por eso hemos puesto mucho en nuestras baterías en esa relación. Un ejemplo, calcino es el acuerdo Transpacífico de Asociación Económica, mejor conocido como TTP. Actualmente los socios del TTP representan tres cuartas partes del comercio exterior de México, y más de la mitad de la inversión extranjera directa que recibimos.

Cuando entre en vigor éste acuerdo, obtendremos acceso a un mercado adicional de doscientos  millones de consumidores potenciales, llegando junto con nuestro entramado previo que ya tenemos de Tratados de libre comercio, a un mercado mundial de mil quinientos consumidores.

El TTP también, se vislumbra como un catalizador de nuestro desarrollo interno. Porque entre los diecinueve sectores de exportación que se van a abrir gracias al TTP, se encuentran algunas de nuestras áreas en las que México destaca a nivel global como: el automotriz, la eléctrico-electrónica, o las manufacturas.

Sé que uno de los temas que más interés acierta es el tema de Estados Unidos. Y con toda razón, Estados Unidos es nuestro principal socio comercial. Es el país donde México tiene la comunidad de mexicanos fuera de nuestro territorio  más grande en todo el mundo. En Estados Unidos hay una comunidad de origen mexicano de treinta y cinco millones de personas, y es además un país que está trabajando en una coyuntura electoral sin precedentes. En este sentido les quiero compartir tres ideas:

 Primero, en la Cancillería tenemos una estrategia que hemos instrumentado metódicamente desde hace un año, que no llega ni termina con ningún episodio, enmarcado en este proceso electoral en Estados Unidos. Un pilar de esta estrategia ha sido tener objetivos de corto, mediano  largo plazo; y renovar en ese sentido y fortalecer nuestra relación con la sociedad estadounidense desde lo local. Para lo cual hemos realizado innumerables visitas desde la cancillería. Yo misma más de veintidós visitas en diez meses a Estados Unidos, para llevar a ése país hasta el nivel más inmediato de encuentro con la sociedad estadounidense, una serie de mensajes, desplegando una serie de objetivos.

La razón en el sistema político, de organización política estadounidense, quienes tienen un poder definitorio en la instrumentación de políticas y adopción de medidas que puedan impactar la vida de nuestra comunidad en Estados Unidos, son los actores locales: los alcaldes, los legisladores  locales, los  gobernadores.

También es cierto que muchos sectores de la sociedad estadounidense genuinamente no conocen a nuestro país, y la importancia de la relación bilateral para ellos, y no solamente para nosotros. Y mucho menos las contribuciones de nuestra comunidad mexicana en Estados Unidos para el desarrollo económico y el crecimiento de éste país.

No saben por ejemplo, que seis millones de empleos directos dependen directamente de la relación comercial bilateral entre México y Estados Unidos, un intercambio comercial anual que asciende a más de quinientos treinta mil billones de dólares. No saben que las personas de origen mexicano generan ocho puntos porcentuales de su producto interno bruto.

Este tipo de vacíos informativos son los que se llenan fácilmente con discursos demagógicos, con estereotipos, con muchos casos negativos. Por eso la importancia de hablar directamente con empresarios, con actores políticos de todos los niveles, estatales, locales, federales, líderes comunitarios, con funcionarios, con líderes de opinión, con medios de comunicación. No tanto para hacerlos nuestros aliados, sino para hacerlos ver que ya los somos, ya somos aliados en la construcción de prosperidad y la construcción de oportunidades.

En segundo lugar, decirles que ésta estrategia no está pensada sólo para responder a una coyuntura electoral, sino para empoderar a nuestra comunidad en el largo plazo, para proteger y promover los intereses de México en el largo plazo. En pocas palabras queremos soluciones permanentes, no paliativos temporales. Y por eso también hemos replanteado el papel de nuestros consulados, para que pasen de ser sedes administrativas que proveen servicios de documentación a la comunidad, que sin duda es una responsabilidad importante, a que asuman como nodos desde los que se hace política, cabildeo, y se promueven los intereses de México. Nuestra red consular en Estados Unidos es la más grande que un país tenga en ningún otro país, quien cuenta con consulados en los  que laboran más de dos mil servidores públicos sirviendo a los mexicanos y promoviendo nuestros intereses.

Hoy estamos buscando dar herramientas permanentes de empoderamiento a nuestra comunidad, por ejemplo talleres financieros, para que nuestros paisanos utilicen mejor sus recursos y puedan construir un patrimonio que le dé certidumbre a ellos y a sus familias. La promoción de la doble nacionalidad para que tengan más derechos, o el apoyo para que adquieran patrimonio e inmobiliario con un programa que acabamos de lanzar; donde los paisanos en Estados Unidos pagan un crédito muy accesible, mensualmente sus familias acá en México pueden tener una vivienda.

Finalmente hoy más que nunca, a nadie  conviene una política exterior mexicana debilitada. Por eso todos los actores que incidimos en ella debemos encontrar los puntos de coincidencia que nos permitan trabajar en beneficio de México, en beneficio de nuestra comunidad en el exterior, y en beneficio de nuestros intereses como país, por encima de ideologías, de partidos, o de agendas personales.

No es coincidencia que durante la primera mitad de los años noventa, cuando México se empezaba a abrir al mundo y el mundo mismo estaba cambiando, el ITAM hubiese tomado la decisión de abrir la carrera de Relaciones Internacionales. Hoy más que hace veinticuatro años estamos viviendo una rápida reconfiguración.

Estamos obligados a reflexionar sobre cuál es el papel de México, cuál es el papel que puede, que quiere, que le conviene desempeñar en el mundo en este nuevo escenario.

El mensaje que yo les quiero dejar es que al momento de hacer este análisis tengan presente que en el Siglo XXI, la diplomacia es ante todo servicio, servicio público, sino tiene un valor y un fin social, no es útil.

Ustedes son una generación nativa de un mundo global, son la generación con más acceso a la información de la historia de la humanidad y estoy segura que son la generación que hará que esta visión moderna de la política exterior se consolide como una norma, en México y en el mundo.

Muchas gracias.