“Fernando Solana es uno de los mexicanos que podemos y debemos presumir, porque su legado y obra nos inspira”, reflexionó la Canciller, Claudia Ruiz Massieu, durante la ceremonia en homenaje a Fernando Solana Morales que se llevó a cabo hoy.

Su periodo como Secretario de Relaciones Exteriores 1988–1993, durante la Presidencia de Carlos Salinas de Gortari, dejó un legado no solo en el Servicio Exterior Mexicano, sino en la política y la educación pública actual.

"Solana creó buena parte del andamiaje legal e institucional del Servicio Exterior Mexicano”, mencionó Ruiz Massieu, quien encabezó las condolencias oficiales, junto con los titulares de las Secretarías de Economía, Ildefonso Guajardo, de Educación Pública, Aurelio Nuño y el Presidente del Senado, Roberto Gil Zuarth. 

Por su parte, Eugenia Solana, hija del ex Canciller, expresó su mensaje en memoria de Solana y participó en las guardias de honor y el minuto de silencio que se le dedicó.

La modernización  de México, la defensa de sus intereses en el exterior, y la construcción de instituciones nacionales fueron pilares de las contribuciones del diplomático, legislador, académico y servidor público.

Las aportaciones de Solana siguen vigentes con hechos de la historia de México como la negociación del Tratado del Libre Comercio de América del Norte con Estados Unidos y Canadá, el ingreso al Foro de Cooperación Asia-Pacífico (APEC) y la adición a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

Fernando Solana Morales, dedicado hombre de familia, hizo y dejó también un número importante de amigos y discípulos en todos los círculos sociales del país, pero especialmente en el Cancillería mexicana.

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