En días pasados la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) dio a conocer sus más recientes Perspectivas sobre la Economía Mundial. En ellas, el organismo internacional señala que para impulsar el crecimiento de la economía global y “sacarla del estado actual de bajo crecimiento”, es necesario establecer medidas fiscales expansionistas y mantener la apertura comercial. Señala que en el actual entorno de bajas tasas de interés, los responsables de las políticas públicas podrían hacer un mayor uso de medidas fiscales con la finalidad de impulsar el crecimiento y reducir la desigualdad. También propone realizar iniciativas de gasto público bien focalizadas para elevar la actividad económica privada y apoyar a la economía global. Lo anterior sin comprometer los niveles de deuda pública. Agrega que “combinar estas iniciativas con reformas estructurales y actuar en todos los países de forma colectiva, estimularía su impacto”.

Así, la OCDE insta a “utilizar la política fiscal de forma más inteligente, con un gasto público orientado a áreas que impulsen el crecimiento, como inversiones en infraestructura de alta calidad, innovación, educación y competencias, lo cual provocaría también que el crecimiento resulte más incluyente.”

En las recientes perspectivas, la OCDE presenta estimaciones ligeramente mayores para la mayoría de los países miembros y de las grandes economías emergentes en 2017. Espera que el crecimiento mundial sea de 2.9% en 2016, de 3.3% en 2017 (0.1 pp arriba de la estimación previa) y de 3.6 % en 2018. Prevé que la actividad se acelere en Estados Unidos, ante una posible flexibilización de la política fiscal, con un crecimiento de 2.3% en 2017 y 3% en 2018. Para la Zona del Euro espera un crecimiento de 1.6% en 2017 y de 1.7% en 2018. El crecimiento de los 35 países de la OCDE lo proyecta en 2% en 2017 y 2.3% en 2018.

En el caso particular de México, el organismo internacional estima que éste crecerá moderadamente en 2017 y 2018 ante el contexto externo. Indica que la actividad económica de México ha mostrado resistencia ante el fuerte descenso de los precios del petróleo, el débil crecimiento del comercio mundial y el endurecimiento de la política monetaria en los Estados Unidos. Señala que la demanda interna sigue siendo el principal motor de la actividad económica, apoyada por las recientes reformas estructurales que han reducido los precios de la electricidad y de los servicios de telecomunicaciones.

La OCDE considera que el crecimiento de México será moderado en 2017 y 2018 debido, principalmente, a la inversión y la confianza de consumidores ante la incertidumbre sobre la política futura en los Estados Unidos. Sin embargo, plantea que nuestra economía podría beneficiarse de una mayor demanda de importaciones de los Estados Unidos. Agrega que la economía mexicana seguirá beneficiándose de un tipo de cambio competitivo, una sólida expansión del crédito y continuas mejoras en el mercado de trabajo con el apoyo de las reformas estructurales del Gobierno y un entorno de baja inflación.

Finalmente el organismo internacional señala que los riesgos asociados a las estimaciones para México incluyen la incertidumbre sobre las políticas externas, reducciones adicionales en la producción de petróleo y una confianza empresarial e inversión privada más débiles. Por el contrario, añade que un aumento en los precios del petróleo podría favorecer tanto el déficit de cuenta corriente como el fiscal. Agregó que en el ámbito interno, la plena implementación de las reformas estructurales, en particular de la educativa, es clave para impulsar el crecimiento económico a largo plazo.

Así, la OCDE estima que México crecerá 2.2% en 2016, 2.3% en 2017 y 2.4% en 2018.