El 31 de marzo pasado el Ejecutivo Federal, a través de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, envió al H. Congreso de la Unión, el “Documento relativo al cumplimiento de las disposiciones contenidas en el artículo 42, fracción I, de la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria” correspondiente a 2017, conocido  comúnmente como “Pre-Criterios” de política económica. Con este documento se inicia el diálogo con el Congreso de la Unión sobre las perspectivas económicas y de finanzas públicas para el ejercicio fiscal de 2018; asimismo, da inicio a un nuevo proceso presupuestal, sirviendo de base para la elaboración del Paquete Económico del año siguiente.

El documento presenta un panorama de la economía nacional e internacional, considerando las fortalezas con las que cuenta la economía mexicana y los retos que enfrenta. Para ello se estructura en tres apartados: En la primera parte se hace un recuento del entorno internacional y nacional durante 2016, señalando el desempeño de las principales variables, así como la situación de las finanzas públicas al cierre del año. En la segunda parte, se plantea el escenario macroeconómico y de finanzas públicas para el cierre de 2017. Finalmente, en la tercera sección, se define el marco macroeconómico esperado para 2018, cuantificando los ingresos y egresos estimados, así como el ajuste que será necesario para mantener la trayectoria decreciente de déficit y de deuda públicos.

El documento establece que la economía global ha experimentado un periodo prolongado de crecimiento moderado, volatilidad en los mercados financieros e incertidumbre geopolítica. Sin embargo, en los últimos meses se comienza a observar signos de un crecimiento más armónico a nivel mundial. Esto, junto con el desempeño positivo de las finanzas públicas y del mercado interno durante 2016, permiten tener confianza en que las metas fiscales de 2017 y 2018 se cumplirán sin la necesidad de realizar fuertes ajustes al gasto.

El texto indica que el desempeño económico de los últimos años, particularmente el de 2016, se vio afectado significativamente por dos factores, en gran parte, temporales y exógenos a la dinámica interna de la economía: 1) el descenso en la producción de petróleo, debido principalmente al agotamiento del yacimiento de Cantarell, que se espera se mitigue con la implementación de la Reforma Energética; y 2) un desempeño débil de la producción industrial y las manufacturas en Estados Unidos. Por lo que, la estabilidad y el crecimiento sostenido de la economía mexicana, donde destaca el desempeño del mercado interno, se debe a una política fiscal prudente, comprometida con la estabilidad macroeconómica y el cumplimiento de las metas de balance; una política monetaria independiente y creíble; y una implementación acelerada de las Reformas Estructurales. México está creciendo de manera sostenida y a un ritmo superior al de otras naciones, tanto emergentes como desarrolladas. Durante 2016 el PIB se expandió 2.3%, cifra mayor a la de las principales economías de América Latina como Argentina (-2.3%), Brasil (-3.6%), Chile (1.6%) y Colombia (2.0%). La tasa también fue superior a la de las economías avanzadas (1.7%) y Estados Unidos (1.6%).

Sin embargo, la incertidumbre sobre la dirección en las políticas de la nueva administración estadounidense, particularmente, en materia de comercio internacional, ha representado un riesgo a la baja para la economía mexicana, que se espera de vaya disipando y, en particular, que haya un avance significativo en la modernización del TLCAN. Además, que haya mayor certeza sobre la política fiscal del gobierno estadounidense y que se acele el crecimiento de la economía mundial y de Estados Unidos (EU).