Muy buenos días a todas y a todos.

Quiero agradecer en primer lugar al Gobernador del Banco de México, el doctor Agustín Carstens, por la invitación a participar en esta conferencia.

Al Economista en Jefe y Vicepresidente Senior del Banco Mundial, a Kaushik Basu, muchas gracias por proponer que finalmente la conferencia AB-CDE del Banco Mundial venga a Latinoamérica, y particularmente que venga a México. Es un gran privilegio, pero sobre todo, es una gran oportunidad que pretendemos aprovechar, y hacemos votos para que sea una discusión muy constructiva y muy fructífera la que se tenga en estos dos días.

Agradezco mucho la presencia de Jorge Familiar, un muy distinguido mexicano que es uno de los Vicepresidentes del Banco Mundial. Gracias Jorge por estar aquí, y también por el esfuerzo que has puesto para que esta conferencia sea un éxito aquí en tu casa que es México.

Quiero agradecer a todos quienes han hecho posible esta conferencia y felicitarles por traer el tema de la productividad a la discusión de la política pública.

Todos los días –como lo decía hace un momento Kaushik--, tenemos, quienes nos dedicamos a la política económica, que enfrentar los retos cotidianos, retos como los que se han mencionado aquí, y a veces en esa actividad de todos los días se pierde un poco de vista dónde están los verdaderos determinantes del crecimiento económico, y sin duda, si hay un concepto que influya en el crecimiento, en la creación de empleos, en la mejora salarial y en la creación de bienestar, es el crecimiento sostenido de la productividad.

De ahí que yo celebro que productividad y crecimiento son los temas que habrán de discutirse en estos dos días.

En la coyuntura, lo decía hace un momento el doctor Carstens, enfrentamos un entonos global complejo, poco favorable para el crecimiento de los países emergentes, y sin duda México enfrenta retos relevantes: La caída en el precio del petróleo, la volatilidad en los mercados internacionales, la inminente normalización de la política monetaria en los Estados Unidos; el bajo crecimiento económico en prácticamente todo el mundo, implica retos muy importantes para nuestra nación.

Retos que estamos enfrentando manteniendo la disciplina en la conducción de la política macroeconómica. Destaco aquí el importantísimo papel que juega nuestro banco central, un banco central autónomo que ha logrado establecer una gran credibilidad de la política monetaria en México como uno de los anclajes fundamentales para nuestra estabilidad.

Destaco  también la solidez del sistema financiero, particularmente el sistema bancario, con altos niveles de capitalización, de reservas, de liquidez, que sin duda distinguen a México también como uno de los países con mayor solidez en su sistema financiero.

Y por supuesto, lo que es competencia del Ejecutivo Federal, particularmente a la Secretaría de Hacienda, en materia de política fiscal, estamos decididos, y esa es la instrucción del Presidente de la República, a que la política fiscal se mantenga como una fuente de estabilidad en nuestra economía, por eso, ante la reducción en el precio del petróleo hemos actuado de manera oportuna anunciando un ajuste preventivo al gasto público, por eso, cuando hemos tenido recursos no recurrentes, como son los remanentes del Banco de México, se ha tomado de la decisión de no aplicarlos este año sino de ahorrarlos, para aplicarlos el próximo año, específicamente en inversión en infraestructura.

Se ha tomado la decisión de trabajar desde enero del año pasado, en la elaboración de un proyecto de presupuesto de Egresos de la Federación que implicará también un ajuste adicional, como lo hemos ya informado a la Cámara de Diputados al presentar el documento de Pre-Criterios de Política Económica en marzo; desde marzo hemos informado a la Cámara de Diputados y a la opinión pública que estamos trabajando bajo una metodología de revisar todos y cada uno de los rubros del gasto público para asegurar que este ajuste se da de una manera ordenada y consistente con la productividad.

Al tiempo que trabajamos en mantener la disciplina en la conducción macroeconómica de nuestro país, particularmente en la política fiscal, debemos todos los días de trabajar en una agenda de productividad, porque si para el resto de América Latina la productividad es un reto, para México, sin duda, la productividad ha sido el gran desafío, y los números que hemos tenido en los últimos 30 años, o más de 30 años, no son satisfactorios en materia ni de crecimiento ni de productividad.

En México de 1983 a 2014 el crecimiento promedio fue de apenas 2.4% es el crecimiento, fue un crecimiento más bajo que el de otros países con los que nos podemos comparar.

Por ejemplo si nos comparamos con Brasil, con Chile, con España, con Corea del Sur, por supuesto con China; todos esos países han tenido un crecimiento mayor en las últimas 3 décadas que en México, ¿qué explica fundamentalmente el bajo crecimiento en México?

Lo explica la productividad, particularmente un crecimiento negativo en promedio en los últimos años en la productividad, de hecho, si medimos la productividad del total de los factores, la productividad total de los factores observamos que de 1990 a 2013 tiene una disminución acumulada de 7%, ¿qué quiere decir esto? Quiere decir esto que el capital, el trabajo, la tecnología son menos productivos hoy que lo que eran hace poco más de 20 años.

Por lo tanto, a pesar de que crece la población, crece la fuerza de trabajo, crece el capital, nos cuesta un esfuerzo mayor crecer en el área de empleos y, particularmente empleos bien remunerados, por lo tanto más allá de los ciclos económicos, más allá de las coyunturas internacionales, México tiene que enfrentar el reto de la productividad.

Y eso es precisamente lo que ha hecho la administración del Presidente Enrique Peña Nieto desde el primer día de su mandato. Entendiendo que el problema de la productividad va mucho más allá de los ciclos económicos, que no es un problema de demanda agregada, sino que es un problema estructural, que requiere transformaciones profundas para ser atendido.

De ahí surge la agenda de reformas estructurales que ha impulsado el Presidente Enrique Peña Nieto con el apoyo del Congreso de la Unión. Reformas al sector energético para abrirlo al mundo, abrirlo a la competencia y lograr que las pequeñas y medianas empresas y también las grandes empresas y las familias tengan energía más barata, de mejor calidad; introducir competencia en las telecomunicaciones, generar mayor competencia y mayor solidez en nuestro sistema financiero para que en México haya crédito, más crédito y más barato particularmente para las pequeñas y medianas empresas.

Generar mayor competencia económica, dar mayor flexibilidad al mercado laboral para tener entonces mayor productividad de las empresas, insisto, particularmente en las pequeñas y medianas y, por supuesto, una profunda reforma educativa para elevar la calidad de la educación.

Toda esta agenda de reformas tiene como objetivo, como denominador común, la productividad. Y es a través, como lo ha dicho el Gobernador Carstens, es a través de la implementación oportuna y completa de las reformas estructurales, como México puede abrirse una gran oportunidad para elevar su crecimiento de manera sostenida.

Y lo hemos dicho muchas veces, la implementación de reformas estructurales no es hacer magia con la economía; es un proceso que requiere disciplina, que requiere tenacidad, para lograr que los beneficios de una mayor productividad, de mayor flexibilidad y de mayor competencia, se traduzcan en beneficios para todos en la economía.

Por lo tanto, no son instrumentos de administración del ciclo económico, no son instrumentos de estímulo de la demanda agregada; es trabajar por el lado de los elementos estructurales de la economía, de la oferta de factores y su eficiencia y su productividad para lograr mayor crecimiento económico.

Y esa es hoy la gran prioridad del Gobierno de México, la implementación completa, exhaustiva, a tiempo de esta agenda de reformas estructurales, que no es otra cosa que una agenda de productividad.

Pero la agenda de productividad no puede agotarse  en las reformas estructurales, tenemos que ir más allá e iniciar un proceso que hemos llamado la democratización de la productividad.

Porque cuando vemos las cifras de productividad en el promedio, el promedio no necesariamente revela la historia detrás del lento crecimiento de la productividad.

En México tenemos algunos sectores, algunas regiones que están creciendo de manera muy dinámica, que se han vuelto muy competitivos, que muestran cada año incrementos en la productividad.

Sin embargo, hay regiones, particularmente el sur de nuestro país, y hay industrias completas, sectores de la economía, donde la productividad está estancada desde hace décadas.

De hecho, a nivel regional, si vemos el crecimiento del producto por habitante, desde que se firmó el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, encontramos historias muy distintas en las distintas regiones del país.

Para la región del Bajío, la frontera, lo que podríamos llamar el corredor NAFTA, observamos que en tan solo 20 años el Producto Interno Bruto por habitante ha crecido 40 por ciento.

Es una historia notable de creación de prosperidad. Sin embargo, en ese mismo lapso el Producto Interno Bruto por habitante en Oaxaca, Chiapas y Guerrero, se ha mantenido prácticamente sin cambio alguno.

Esto quiere de decir que el reto de la productividad es un reto regional, y es un reto de generar políticas públicas distintas para diferentes sectores.

De ahí la importancia de la aprobación reciente y promulgación por parte del Presidente Enrique Peña Nieto, de una nueva ley, la Ley para la Productividad y la Competitividad, reglamentaria de la Reforma Constitucional a los artículos 25 y 26.

Esta ley genera un marco institucional de permanencia de las políticas públicas en materia de productividad, genera la creación de un Comité en el que participan el gobierno, la academia, los liderazgos laborales y los liderazgos empresariales para generar una agenda de política pública que vaya más allá de los sexenios, que tenga una visión de largo plazo y una aplicación de largo plazo.

Y así es como estamos trabajando en diferentes industrias, en diferentes regiones, aprovechando los beneficios de la reforma, de las distintas reformas e insisto, teniendo como punto central, como piedra angular de la política económica en México, lo que ha sido la asignatura pendiente más importante en los últimos 30 años, que es el crecimiento de la productividad.

Por eso celebro y nuevamente felicito al Banco de México y al Banco Mundial por la celebración de esta conferencia, una conferencia sobre productividad y crecimiento, el tema más importante del que hoy podemos pensar en la política económica en México.

Muchas gracias y muchas felicidades.