La ética lleva a los servidores públicos a tomar postura ante una realidad a través de una acción que derive de un juicio en valores y principios. Así, la ética es parte de la moral entendida ésta como el ejercicio de la razón para elaborar un juicio de una acción buena o mala frente a una realidad. Esto debe ser racionalizable de manera tal que podamos distinguir dos momentos en la acción ética: el momento de mi realidad y mis circunstancias y mi decisión frente al hecho, en un segundo momento.

Para generar un cambio, es indispensable que el individuo entienda que se debe antes al grupo que a sí mismo y que eso en el fondo redunda en el beneficio efectivo del individuo pues sólo de esa forma logrará construir un sistema eficaz, ético y anticorrupción.

Hizo especial hincapié en que urge un cambio de mentalidad pues ninguna ley, sistema o estructura pública va a servir si no tenemos esa estructura vivencial propia. Es elemental realizar un ejercicio recto de la razón que anteponga el amor por México. México debe ser el propósito de vida de los servidores públicos.

Lo dijo Aristóteles, la clave de la felicidad no es la meta es el proceso, si no le damos un sentido al servicio público, la ética seguirá siendo algo sin significado. Debemos unificar nuestra ética como individuo a la ética como servidor público para poder generar una ética integral que pueda ser vivencial.

Concluyó su intervención manifestando que no hay criterio jurídico o político que resista a la vivencia de un individuo ni a la de grupo, la vivencia del grupo siempre nutrirá a la vivencia individual y sólo así mejoraremos la ética en el servicio público.