Muy buenas tardes a todas y a todos ustedes.

Y en primer lugar muchas felicidades por estar concretando hoy un gran esfuerzo de ustedes y de sus familias. Muchas felicidades a todos ustedes.

Quiero empezar y saludo con mucho gusto y agradezco mucho esta invitación al señor Emilio Azcárraga.

Emilio, muchas gracias por invitarme y tener el honor de estar aquí con ustedes en esta graduación la número 11 de Bécalos, y además hacer un reconocimiento a tu impulso a la educación; al impulso que da Televisa, y al compromiso de acciones como éstas.

Un proyecto como Bécalos que está cumpliendo 11 años y que demuestra el compromiso y cómo creen ustedes que con la educación, como lo dijiste en tu discurso, podemos transformar y cambiar las vidas de las personas, pero también del país.  Muchas gracias, y  muchas gracias por la invitación, Emilio.

Al licenciado Luis Robles. Luis, muchísimas gracias también por esta invitación y todo mi reconocimiento al compromiso que tiene la asociación de Bancos de México, que tú presides actualmente, y que también lleva ya muchos años impulsando este proyecto y otros también en favor de la educación. Y por supuesto, el tuyo personal siempre trabajando a favor de la educación.  Muchas gracias, Luis; gracias por esta invitación.

Saludo con mucho gusto y con mucho respeto al rector de nuestra máxima casa de estudios de la Universidad Nacional Autónoma de México, un gran rector y nuestra gran y mejor universidad. Muchas gracias, señor rector por estar aquí. Y todo nuestro reconocimiento y por supuesto, a los graduados también todos, pero quienes son de nuestra máxima casa de estudios.

Y déjenme decirles, y ni modo Emilio, pero en esto coincido con Paola, yo también le voy a los Pumas y estoy con los Pumas.

Alicia, todo mi reconocimiento para ti también. El trabajo que haces y que realizas desde Fundación Televisa y particularmente en este proyecto y en otros en donde tienen un gran compromiso por la educación, y decirte que ha sido un gusto poder trabajar y cooperar desde la SEP con los diversos proyectos que ustedes encabezan.

Muchas felicidades, Alicia. Gran trabajo. Por supuesto, a quienes nos acompañan: Marco, Salvador, Carlos. Muchas gracias. Gracias también por este compromiso de los bancos que ustedes dirigen y representan, y también saludo con mucho gusto a los padrinos de esta generación.

Dos jóvenes que son un ejemplo para México, muy jóvenes por cierto los dos. Olga, a quien tuve el gusto de conocer hace unas semanas y pudimos platicar sobre diversos temas, sobre su pasión y gusto por las matemáticas. Y por supuesto, por este gran proyecto de vida que está teniendo. Estará muy pronto en el MID, y que ya nos compartió con sus palabras esas vivencias y particularmente esto último que nos dijo en su discurso, de cómo aunque haya metas que parecen inalcanzables, siempre hay que luchar por ellas y así es como logró la medalla de oro de la olimpiada europea. Muchas felicidades, Olga, y qué gusto volverte a ver, felicidades.

Y Andrew Almazán, quien tiene un nombre histórico, bisnieto de un hombre muy importante en los años 20 y 30 de la política mexicana, y que también es un joven muy talentoso. Seguramente eres el doctor más joven no sólo de México, sino seguramente de toda América Latina y muy posiblemente del continente. Gracias por lo que estás haciendo, por tu apoyo a México. Hace un momento, cuando estábamos viniendo para acá, Luis le preguntó a Andrew que qué se sentía ser doctor tan joven. Y su respuesta fue que con eso tendrá más tiempo para seguirle aportando al país. Ése es el espíritu que necesitamos. Muy bien, Andrew.

Saludo, por cierto, también con mucho gusto a los rectores que nos acompañan de diversas universidades tecnológicas, institutos tecnológicos; a sus directores que están aquí; a funcionarios de la Secretaría de Educación Pública, y lo más importante, mi reconocimiento y mi felicitación a cada uno de ustedes y de sus familias.

El día de hoy están concluyendo una etapa fundamental de su formación de su vida y un escalón más en el futuro que se quieren forjar y construir. Yo estoy seguro que todos ustedes están aquí porque saben y creen en el poder de transformación que tiene la educación.

Ustedes saben y por eso son jóvenes muy destacados que han tenido estas becas, y que hoy se están graduando, saben que con la educación pueden cambiar su vida; que con la educación van a tener más oportunidades y van a tener más libertad.

Uno de los principales valores de una educación, y particularmente una educación de calidad, es que da más libertad. ¿Por qué?, porque una educación de calidad permite escoger; permite tener más opciones en la vida, porque están preparados y pueden dedicarse a algo que es maravilloso, dedicarse a lo que más les guste en la vida, y así poder ser más libres y más felices, y no tenerse que dedicar simplemente a lo que pudieron, a lo que encontraron.

Eso es parte del poder de la educación y de la libertad que da la educación. Y sé que ustedes lo conocen, y por eso han hecho ese gran esfuerzo; saben también que la educación, además, de ser uno de los principales instrumentos para la libertad, lo es también para la igualdad.

Independientemente de qué origen tengamos, de qué lugar del país provengamos, de cuál ha sido el empleo de nuestros padres, si se tiene una buena educación se abren oportunidades y se puede tener un mejor futuro.

Por supuesto, la educación también es motor de prosperidad. Al conjuntar libertad, igualdad y prosperidad, no cabe duda que la educación es la herramienta central para transformar vidas como las de ustedes; transformar las vidas de sus familias, pero también las de sus comunidades y, sin lugar a dudas, la vida del país.

Y por eso es que estamos convencidos de que la verdadera transformación, el verdadero cambio de México está en la educación y está en una educación de calidad como la que ustedes han recibido y por la que tanto se han esforzado, y que con este programa de becas que conjunta esfuerzos de la sociedad civil, hoy están haciendo realidad este sueño.

El poder de transformación de la educación es inmenso. Desde que yo he tenido el privilegio y el honor de que el presidente de la República me nombrara secretario de Educación, he tenido la oportunidad de estar recorriendo el país; estar conociendo escuelas; recorriéndolas; conociendo a sus maestras y maestros; hablando y platicando con ellos; viéndolos a los ojos; conociendo a sus estudiantes; dialogando con ellos; conociendo a sus rectores, y a lo largo de este recorrido puedo platicarles innumerables historias, como seguramente son las de ustedes, de cómo la educación transforma vidas.

Déjenme platicarle muy rápido tres de estas historias:

Una es la del maestro Javier. Un maestro de secundaria, aquí en la Ciudad de México, que durante más de 20 años nunca pudo tener una plaza, tenía puros interinatos.

¿Por qué? Porque el maestro Javier no tenía ni una conexión política, no tenía ni una conexión con el sindicato y simple y sencillamente no podía tener una plaza. A partir de que con la Reforma Educativa vinieron las evaluaciones, el maestro Javier se presentó a la evaluación, no únicamente aprobó la evaluación, sino que saco la calificación de Destacado.

Es orgullosamente uno del 8 por ciento de los maestros que tuvieron una calificación Destacada y hoy ya tiene su nombramiento, tiene su plaza y un incremento muy merecido en su salario. Y esto ha transformado la vida del maestro Javier, como de muchos otros maestros y de sus familias que se comprometen y están trabajando en las escuelas de México, diario.

A pesar de tener que hacer grandes recorridos y levantarse muy temprano, estar siempre atentos de sus alumnos y de quienes van bien, pero particularmente de quienes se rezagan y que es tal su vocación y su pasión por la educación, que muchas veces ponen de su propio bolsillo para poder hacer sus actividades y las tareas que dejan a sus alumnos.

Por eso, para él y para maestros como Javier que muchos, sin duda, han sido sus maestros, les pido un gran aplauso y un reconocimiento a esos grandes maestros y maestras que tenemos en México.

Otra, es la historia de doña Flora de Jesús, a quien conocí en Perote, Veracruz. Doña Flora, es una señora de 60 años que no sabía leer ni escribir y por lo mismo, como me lo platico el día que la conocí, su libertad era muy limitada. Era tal el nivel que obviamente al no saber leer ni escribir muchas veces no podía tomar el camión porque no sabía lo que decía el letrero del camión, no podía firmar papeles porque no sabía lo que decía y le hacían firma.

Se acercó al Instituto de Educación para los Adultos, y hoy, doña Flora no únicamente sabe leer y escribir, sino que terminó la primaria con promedio de nueve, y está estudiando ya la secundaria, y eso, ha cambiado de manera radical su vida.

Hoy, doña Flora es más libre, no sólo porque puede tomar un camión sabiendo a dónde la lleva, sino porque ha cambiado su entorno y sus propias posibilidades a los 60 años.

¿Y saben qué? La historia de doña Flora fue posible gracias a muchos jóvenes como ustedes, particularmente de los Institutos y Universidades Tecnológicas —que sé que muchos de ustedes son egresados de ahí—, que han dado los veranos de Servicio Social, para poder alfabetizar y enseñar en primaria a personas como doña Flora de Jesús.

Les pido también un aplauso para compañeros de ustedes que están haciendo este trabajo, y cambiando la vida de personas.

Y por último, y seguramente muchos de ustedes son casos, pero simplemente mencionarles el caso de los jóvenes del Instituto Tecnológico de Poza Rica, con quien me he reunido en varias ocasiones, porque este Instituto Tecnológico tienen el honor de ser uno de los máximos ganadores de concursos de robótica a nivel internacional.

Y así como Olga, que puso muy en alto el nombre de México ganando la Olimpiada Europea de Matemáticas, estos jóvenes —como Erick, por ejemplo, con quien he platicado en diversas ocasiones— están poniendo el nombre de México en alto; jóvenes, que como seguramente muchos de ustedes, son la primer generación en su familia en estar en la Educación Superior.

Ése es el poder de la educación, y ese es el poder de esa transformación. Y es por eso que estamos empeñados en hacer la transformación más grande que requiere México, que es un cambio profundo y radical de la educación, a través de la Reforma Educativa; y es, y lo sé también, su sueño.

Su sueño de, gracias a la educación, poder cambiar y transformar sus vidas, y poder transformar la vida de sus familias, de sus comunidades, y del país. Con el ejemplo que hoy ponen, los quiero invitar a que toda esa energía que tienen, todas esas ganas que tienen de cambiar todo lo que no les gusta de su comunidad, de su estado, y de México, lo hagamos y lo podamos hacer a través de la educación.

Muchas felicidades por ese enorme paso que han dado ustedes; muchas felicidades a sus familias, que se deben de sentir muy orgullosos; y muchas felicidades a Bécalos, y por supuesto, a seguir trabajando para transformar este país a través de la educación.

Muchas felicidades.

Audio. Mensaje del secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño Mayer.