Señor presidente, con su permiso.

Señor gobernador, amigo gobernador, muchas gracias por la bienvenida en este estado que queremos tanto.

Señor secretario de Desarrollo Social, amigo, Luis. Primer evento que tenemos juntos; el primero que seguramente será de muchos. Muchas gracias, también por estar aquí.

Y Rosario, muchas gracias, también por todo el apoyo que siempre has dado a la educación, gracias por estar aquí. Muchas gracias, Rosario.

Señor presidente, es un honor poderlo acompañar hoy, en un día tan especial. Hoy es un día muy especial por tres motivos:

El primero, es porque el día de hoy, aquí, en el Estado de México, estamos en la graduación de diez mil adultos que se están graduando de primaria y secundaria, porque decidieron romper barreras; decidieron poder acabar lo que no pudieron en otro momento, y porque están convencidos que la educación tiene un poder fundamental para transformar sus vidas.

Y hoy estamos con un padrino de lujo que es el presidente de la República, para festejarlos a todos ustedes en esta graduación.

Levanten la mano, por favor, quienes se están graduando de primaria el día de hoy, aquí ¿Quiénes se están graduando de secundaria?

Señor presidente, si me autoriza, quiero pedir un aplauso para todos los graduados del día de hoy que con su esfuerzo están logrando un sueño. Con su esfuerzo están logrando un sueño que por diversos motivos tuvieron que suspender, pero que decidieron, a partir de su esfuerzo, a partir de su dedicación personal, poderlo lograr y poderlo conseguir.

Y por eso, de verdad, muchas felicidades.

El segundo motivo, señor presidente, por el que hoy es un día muy importante, es que junto con estas diez mil personas, hombres y mujeres que están el día de hoy aquí, recibiendo su certificado y graduándose de primaria y de secundaria, el día de hoy usted va a estar entregando el certificado un millón y medio de este año.

Hoy estaremos llegando a una meta, que era una meta anual que estamos consiguiendo en septiembre, y que con eso, señor presidente, podemos comprometer que al término del año tendremos cerca de 2 millones de personas que han terminado la primaria y la secundaria, y que han salido del rezago educativo. Y ése es otro motivo de orgullo el día de hoy.

Y el tercero, señor presidente, es porque este año, el 1 de septiembre, el INEA, el Instituto Nacional para la Educación de los Adultos, está cumpliendo 35 años. Treinta y cinco años dedicados a superar el rezago educativo. En estos 35 años, señor presidente, el INEA le ha enseñado a leer y a escribir a más de 12 millones de personas.

Ha logrado que más de 5 millones de personas terminen la primaria y que más de 8 millones y medio de personas terminen la secundaria.

Esto suma un poco más de 25 millones de personas. Esto es más grande que países como Chile, por ejemplo; o más grande que cualquier país de Centroamérica.

Éste es el esfuerzo que en 35 años ha hecho este noble instituto, y que hoy gracias a su apoyo, a su convicción, y como parte de la transformación y de la Reforma Educativa estamos haciendo una transformación que no se tenía.

De esos 25 millones de personas, y esto es importante para dimensionarlo, que han salido del rezago educativo un millón y medio se han hecho de enero a septiembre de este año.

Ése es el impulso y ése es el compromiso que el INEA tiene con usted y con la transformación educativa del país. Muchas felicidades a todos, y por lo mismo quisiera aquí, nos acompañan todos los directores del INEA en los estados, que levanten la mano, que les demos también un aplauso por su esfuerzo y su dedicación. Muchas felicidades.

Al igual señor presidente que nos acompañan los técnicos pedagógicos y los asesores del INEA que, gracias a ellos, esto es posible. Un aplauso para ellos también, muy fuerte, por favor.

Para concluir, señor presidente, solamente quiero decir que estas cifras de las que hablamos van más allá de números.

Son historias concretas de hombres y mujeres que la educación ha cambiado y ha transformado su vida. Historias como la de Citlalli que en un momento más nos va a compartir y que ahorita tuve el gusto de estar platicando con ella, o historias como muchas que me he encontrado recorriendo el país, como me lo ha pedido el presidente.

Historias como la de Fabián, que es un joven de Campeche que tuvo que dejar la secundaria para apoyar a su mamá y poder sacar el gasto de la casa, y cuando Fabián entró a trabajar, era un joven muy responsable y dedicado y le empezó a ir bien. Y en el hotel en el que trabaja, en Campeche, lo querían ascender, pero cuando supieron que Fabián no tenía la secundaria, no lo pudieron ascender, y Fabián decidió cambiar.

Después de haber dejado 15 años la secundaria, fue al INEA, terminó la secundaria, y después de eso logró el ascenso y ganar más en su trabajo.

Y después Fabián ya está terminando la preparatoria, está aprendiendo idiomas, y ha decidido –porque lo sabe al igual que todos ustedes– que la educación tiene el poder de transformar vidas.

Y así como ustedes, millones de historias de hombres y mujeres que deciden tomar el destino de su vida en sus manos y transformarlo a través de la educación hoy están teniendo éxito.

Ya lo decía Nelson Mandela: el arma más poderosa para transformar al mundo es la educación, y ése es el esfuerzo del señor presidente de la República; el esfuerzo que estamos haciendo con la Reforma Educativa, y junto con el INEA también salir del rezago educativo.