Les quiero hacer una reflexión, y esa reflexión sé que en gran medida la van a compartir, y por eso están aquí. La reflexión que les quiero hacer es que la educación tiene un poder muy especial, la educación tiene el poder de cambiar y de transformar vidas, y sé que por eso ustedes están aquí.

Una buena educación, que es por lo que ustedes están luchando, puede permitir poder cambiar su vida, tener un mejor futuro, tener un mejor empleo, tener un mejor ingreso. Y por ello, una buena educación no únicamente cambia una vida, sino puede cambiar la vida de toda una familia; y si puede cambiar la vida de toda una familia, puede cambiar la vida de una comunidad, y por supuesto, puede cambiar la vida de un país.

Desde que soy secretario de Educación he estado recorriendo el país. Conociendo a las maestras y a los  maestros de México, a las escuelas y por supuesto, a sus estudiantes y a mucha gente a la que la educación le ha cambiado su vida.

Déjenme contarles una historia muy breve sobre esto. El otro día en Perote, Veracruz, conocí a doña Flora de Jesús. Doña Flora de Jesús es una señora de 60 años que no sabía leer ni escribir. Eso hacía y coartaba la libertad de doña Flora de Jesús. No podía, por ejemplo, ni siquiera tomar un camión porque no podía leer o lo hacía con mucho trabajo; no podía ayudar a hacer la tarea a sus nietos porque no sabía leer ni escribir.

No podía firmar ni siquiera un contrato porque no sabía firmar, no sabía lo que estaba leyendo. Y a los 60 años decidió cambiar su vida; y a los 60 años fue al INEA en donde se da la educación para los adultos.

Y hoy doña Flora de Jesús sabe leer y escribir, pero no sólo eso. Doña Flora de Jesús terminó la primaria, y la terminó con promedio de nueve.

Y hoy doña Flora de Jesús está estudiando la secundaria. Y lo que doña Flora de Jesús me dijo es: “a mis 60 años la educación cambió mi vida. El simple hecho de saber leer y escribir, de haber podido terminar la primaria, hoy me permite tomar un camión; me permite ayudarle a mis nietos con sus tareas; me permite firmar un contrato, y me permite tener un empleo que antes no había podido tener” ¿Y saben cómo logró esto doña Flora de Jesús? Gracias a muchos jóvenes como ustedes, jóvenes universitarios que decidieron durante el verano dar su tiempo para alfabetizar y para que personas que no tuvieron esa misma oportunidad, pudieran terminar la primaria.

Y cuando como país hacemos ese esfuerzo, ese esfuerzo conjunto entre generaciones para educarnos, para tener una educación de calidad, se cambian vidas y con eso se transforma al país; y por ello, las becas que hoy se les entregan jóvenes, que ustedes se han ganado con su esfuerzo y los quiero felicitar.

Y les pido un aplauso para todos estos jóvenes que están aquí recibiendo una beca, que se han ganado con su esfuerzo y el de sus familias. Aprovéchenla mucho jóvenes.

Está en ustedes el poder transformar su vida; de transformar su comunidad, y de transformar a México, un país que requiere de muchos cambios, muchas transformaciones y que canalicemos esa energía para que sea  la educación, precisamente la educación la que cambie a México.

Ese es el mensaje que les quiero dar, que toda esa energía que ustedes tienen de salir adelante, de sacar su vida adelante, de cambiar lo que no les gusta del país, lo hagamos a través de la educación, porque la educación tiene un poder que nadie más tiene, que es el poder y la capacidad de transformar vidas como la de doña Flora de Jesús y por supuesto su vida, la de su familia, la de su comunidad y la de México.

Muchas felicidades por permitirme estar con ustedes. Felicidades por su beca y sigan estudiando, México necesita de jóvenes como ustedes y de una educación de calidad.

Muchas gracias a todos.