México, DF, 1 de julio de 2015

Licenciado Alfredo Castillo Cervantes, director general de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte;

Licenciado Carlos Padilla Becerra, presidente del Comité Olímpico Mexicano;

Don Mario García de la Torre, jefe de la misión de la delegación nacional;

Estimado Rommel Pacheco;

Distinguidas y distinguidos atletas;

Señoras y señores:

Allá en el norte, para el pueblo huichol, una de las mayores figuras de simbolismo de su religión es el venado, a quien consideraban el hijo del sol y también, el hijo del maíz, mensajero entre hombres y dioses.

En un ritual sagrado que cada año hacían los huicholes, los jóvenes más valerosos, los mejores, los que estaban absolutamente hechos para ese ejercicio, perseguían al cérvido por inhóspitos terrenos con el propósito de probarse a sí mismos.

A fin de triunfar en la carrera, los huicholes deben entrenarse en cuerpo y mente, sabiendo que antes que una competencia, se trata de una lucha contra sus propios miedos, resistencias y límites.

El camino que han elegido evoca al de aquellos hombres y mujeres de la Sierra Madre; ambos son viajes de autodescubrimiento, que les permiten conocerse y potenciar sus capacidades.

Acudo a esta ceremonia con la honrosa representación del presidente de los mexicanos, convencido él, de que el centro del deporte es una de las más importantes políticas públicas de su gobierno.

Con esta convicción, el gobierno que él preside ha buscado hacer de la educación física uno de los pilares de la transformación educativa que lidera.

Buscamos inculcar en los estudiantes una visión donde el humanismo cobre su verdadero significado. Sólo cultivando cada uno de los aspectos que nos conforman, será posible para cada uno de nosotros volvernos personas con plenitud.

El deporte es una escuela de vida, expresión de un eterno afán por afrontar nuevos desafíos y afianzar, en la sana competencia, el reconocimiento del vigor y júbilo que el cuerpo alcanza ante su propio despliegue.

La construcción de un sistema educativo de calidad y con equidad requiere del esfuerzo permanente no sólo de los tres niveles de gobierno, sino también de las federaciones, de la iniciativa privada y de los distintos sectores de la sociedad.

La reforma nos exige acrecentar el ritmo, unir voluntades y crear un frente común en donde todas las voces y todas las fuerzas se encaminen hacia el mismo objetivo. Construir un México más fuerte a través de la enseñanza y el deporte.

México reclama poner en marcha un movimiento colectivo que sume y no que divida, y que deponga el interés particular para comprometerse con el bienestar general.

Los Juegos Panamericanos están ya ahí, son un foro de altísima relevancia para consolidar esta visión, al celebrar las expresiones culturales de nuestros pueblos y animar el espíritu de lucha que define a todo atleta.

Sin duda, México aspira a más triunfos y más medallas, pero sabemos que lo verdaderamente importante es que los valores del deporte trasciendan a cada persona.

A los miembros de la delegación que viajará a Toronto quiero transmitirles el reconocimiento y la admiración que el presidente Peña tiene por cada uno de ustedes.

Sepan que desde aquí, él seguirá con atención los 20 días de este encuentro convencido de que serán honrosos representantes del carácter y la determinación de los mexicanos.

Los felicita por la tenacidad y la perseverancia que han guiado sus brillantes carreras, y tomo una frase de él para aplicarla en este momento, “México cree en ustedes, porque ustedes creen en México”.

Estimados atletas:

La llama que ilumina estos Juegos Panamericanos comenzó en nuestro país su largo recorrido, al ser encendida en la Pirámide del Sol, en Teotihuacán.

Ese fuego representa no sólo el calor y la cercanía que define a las Américas, sino una forma de recordarnos el ímpetu, el entusiasmo y la pasión que anima a cada uno de ustedes.

Hoy emprenden un viaje de retos y de satisfacciones personales, pero también es un viaje en donde tienen que asumir una personalidad y una responsabilidad única: encarnar el espíritu mexicano frente al resto del continente.

Encomiendo la bandera nacional, con todo lo que ella representa, a su coraje, a su dignidad y a su amor por la patria.

Tengan muy presente que la flama panamericana la llevan todos ustedes en la inquebrantable voluntad de superar sus propios límites.

La misión que abrazan no terminará al finalizar los Juegos Panamericanos; continuará con ustedes el resto de la vida, pues el orgullo de representar a México permanecerá por siempre.

Pero algo más importante. Al aprender a competir ustedes descubrirán que la competencia nunca es con el otro sino con uno mismo.

Felicidades.