México, DF, 4 de abril de 2015

Los libros cartoneros son así. Están encuadernados en cartón. Y sus contenidos son diversos: consejos y cuentos; son recortables; con imágenes o sólo texto; para escribir; los que sirven para subrayar, y en los que sólo se lee. O bien, de recetas de alimentos regionales; cancioneros; de la palabra antigua; de la naturaleza, leyendas, sobre la vida y el significado de los animales en sus comunidades, y para prevenirlos de temblores, lluvias y sismos, entre muchos otros temas.

Sin embargo, no están dirigidos a toda la educación básica, sino principalmente a las zonas indígenas, ya que son escritos en su lengua, respetando la manera de escribirse cada una de ellas, y también en español.

Y para aprovecharlos, en la Secretaría de Educación Pública (SEP) se ha gestado una nueva manera de realización de estos materiales. La Dirección General de Educación Indígena ha promovido la formación y capacitación de maestros monolingües y bilingües, quienes los han impulsado en sus centros escolares, induciendo una nueva generación de lectores y escritores entre sus alumnos.

“A partir de este programa, la lengua indígena se ve y se lee”, asegura el director de Desarrollo y Fortalecimiento de las Lenguas Indígenas, Eleuterio Olarte Tiburcio.

Y ya se lleva a cabo en 18 lenguas: maya, náhuatl; tepehuana; tzeltal, tzotzil, chol y tojolabal, tenek, tutunaku, tlapaneco, hñahñu, cora, mexicanero, huichol, tepehua, chinanteco, mazateco y mixteco, las cuales están distribuidas en la mayoría de las entidades de la Federación.

Originalmente el libro cartonero apareció entre editoriales de Morelos, y reproducían escritos de autores ya conocidos, con previa autorización; lo empastaban de cartón, y lo vendían a bajo costo. De ahí viene la técnica de encuadernación artesanal.

La aplicación de esta técnica era inducir a que los niños “fueran escritores, autores de sus propias obras”. Esto es pionero, toda vez que entre las comunidades indígenas son escasos los textos en su lengua materna, por lo que estas manualidades han incrementado su presencia en las comunidades.

Es así como se construye una nueva cultura de escritores y lectores de sus propios idiomas.

Fomento a la lectura y escritura

Hablante de la lengua tutunaku y originario de Papantla, Veracruz, el maestro Olarte Tiburcio asegura que estas ediciones son únicas en toda Latinoamérica, y que representan un “instrumento magnífico para promover la lectura y escritura de manera libre, autónoma”, con libertad para fomentar su práctica.

En sintonía con los parámetros que marca la Reforma Educativa, añade, la Dirección General de Educación Indígena fomenta la lectura “no como un aprendizaje únicamente escolar, sino que sea para formar verdaderos lectores y escritores, que haya momentos de lectura, de escritura, donde los niños compartan sus escritos con niños de otras escuelas, con otras comunidades”.

Por ello se han realizado esfuerzos para dotar a las bibliotecas escolares de estos materiales, en donde ya asciende a más de 3 mil los ejemplares y con una producción en constante aumento. Con la producción de materiales monolingües y bilingües, inclusive plurilingües. Y a partir de esta nueva generación de materiales, las bibliotecas indígenas se han enriquecido en la variedad de bibliografía.

Para apoyar este esfuerzo que realiza la SEP, se crean materiales para que ellos puedan elaborar sus propios libros, ser autores, que el niño escriba lo que piensa, lo que siente, lo que quiera compartir con los demás.

“Formarlos en la palabra escrita, en las partes de un libro sus funciones y su sentido”, indica el maestro egresado de la primera generación de Licenciatura en Etnolingüística, impulsada por al SEP en 1979-1982 y con maestría en Lingüística Indoamericana.

Formación a los maestros

A los maestros se les va formando, preparando, para que sean autores también con diversidades de temas que los pongan a disposición de los niños. Lo que se busca, dice, es la creatividad del maestro y del niño, pues no se trata sólo de encuadernar sino de conocer la cultura escrita.

A partir de estos trabajos se han editado textos inéditos, que respetan la cultura escrita y todos los pasos indispensables para la elaboración de un libro, desde la portada hasta la última parte de la obra. Pero las ideas son originales, inéditas, porque se escriben desde la propia manera de ser de cada comunidad y llenas de cultura propia.

“Son obras de arte, en el sentido de que está cuidada su presentación, su escritura, los maestros conocen la cultura escrita, escriben sobre su propia cultura, reflexionan sobre su lengua”, abunda el maestro Eleuterio.

Dice que estos materiales no son comercializados; son más para escuela, fomentar la lectura y la escritura, ayudar a la biblioteca escolar, difundir la escritura fuera de la escuela, “que la lengua indígena tenga presencia, que se escuche”, enfatiza.

Tawan litutunaku xlakata tlan lakchixku nachuna lakchajan nawana, taskini nalakgkatsana tu anan nak kakilhtamau nachuna nakalakgkatsana chu nakamakgtayaya kinatakamkan. (Desde la visión tutunaku, educar implica saber hacer vida armoniosa con la naturaleza y la sociedad, guiada por el respeto y la colaboración). Eleuterio Olarte Tiburcio.