México, D.F., 2 de diciembre de 2014.

Sin bibliotecas no tenemos pasado ni futuro, aseguró el Secretario de Educación Pública, Emilio Chuayffet Chemor, al subrayar que son un proyecto cultural, académico y científico, en el que se sientan las bases del desarrollo de la persona y de la nación.

Durante la ceremonia de reapertura de la Biblioteca Atanasio G. Saravia, de la Academia Mexicana de la Historia, el funcionario dijo que pensar históricamente supone mucho más que acumular información sobre hechos sobresalientes ocurridos en otro tiempo, pues su aprendizaje es indispensable para conseguir un pensamiento crítico.

“Por esta razón –agregó el Secretario Chuayffet–, hoy, más que nunca, debemos contar con la aportación de los académicos como fuente referente de conocimiento, de investigación y divulgación, destinados a forjar el pensamiento de los que son y de los que vendrán”.

Ante el director y el secretario de la Academia Mexicana de Historia, Andrés Lira González, y Oscar Mazín Gómez, respectivamente, así como de Rosa María Farrés González Saravia, el titular de SEP dijo que la historia no tiene el cometido de brindar modelos de presente, sino que nos permite acercar la actualidad a lo lejano y a lo ajeno, al tiempo que nos damos la oportunidad de vislumbrar nuevos rumbos.

“Los mexicanos somos y seguiremos siendo herederos de una historia y tenemos otra por escribir. Los invito a que la Academia Mexicana de la Historia siga ilustrando, sin descanso y con ánimos renovados, los caminos de esta patria,” concluyó Chuayffet Chemor.

En su oportunidad, el director de la Academia Mexicana de Historia, Andrés Lira González, precisó que la Biblioteca “Atanasio G. Saravia” contribuirá a la formación de los historiadores y que entre su acervo especializado en el campo de las humanidades y las ciencias sociales cuenta con más de 11 mil volúmenes.

Luego de destacar el papel de Atanasio G. Saravia en la historia y como director de la Academia, detalló que la Biblioteca que lleva su nombre contiene además publicaciones periódicas, más de 10 mil volúmenes; obras de consulta como enciclopedias, entre otros; además de tesis, colecciones especiales, un fondo reservado con obras que datan del siglo XVII, también una videoteca en donde están las grabaciones de todos los actos académicos celebrados en la Academia.

A nombre de la familia Saravia, Rosa María Barres González Saravia, nieta del historiador, dijo que sus descendientes se sienten orgullosos por la manera en que es reconocida su memoria y deseó que todo el acervo histórico compilado en años de estudio sirva para ampliar el conocimiento de la historia nacional. “Sus hijos y sus nietos vivimos en la biblioteca que era su espacio sagrado”.