Señor Presidente de la República:

Señor Jefe de Gobierno del Distrito Federal:

Señores gobernadores:

Señora Consejera Presidenta del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación:

Señor Presidente del Consejo General del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación:

Señor Presidente de la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados:

Señores legisladores:

Señoras representantes de las madres de familia y de la sociedad civil organizada por la educación:

Honorable presídium:

Distinguida concurrencia:

En la entraña misma de nuestra historia está la educación como factor de cambio social. Precisamente por eso, el Presidente de los mexicanos se propuso que la educación de calidad con equidad fuera una prioridad de su gobierno. A esa intención corresponde la Reforma Educativa.

Esta Reforma implica una movilización de la sociedad en su conjunto, no puede alcanzarse sin el concurso de todos: alumnos, padres de familia, maestros, pedagogos, ciudadanos en general, el Gobierno Federal y los gobiernos locales.

Es la sociedad la que en resumen habrá de llevar a cabo la Reforma, pero ésta nunca no podrá lograrse -como advertía Reyes Heroles- “con los dogmáticos que siempre creen tener la razón, ni con los pusilánimes que dudan aún de la duda”.

En nueve meses se promulgaron las modificaciones constitucionales, la expedición de las leyes secundarias y la creación del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, con cinco eminentes investigadores.

Actualmente se llevan a cabo consultas internas en el sector para determinar parámetros e indicadores genéricos y complementarios con los docentes, directivos y autoridades educativas del país, a fin de elevarlos a la consideración del INEE. No se trata de una visión puramente centralista, sino que accede a las particularidades propias de cada región.

Muy pronto, el 15 de enero, convocaremos a los Foros Regionales y Nacionales para la Reforma del Modelo Educativo y el Fortalecimiento y Rediseño de la Educación Normal.

De ahí la importancia de la colaboración entre las entidades federativas y la Secretaría. El federalismo contemporáneo supera el viejo esquema dual, que determinaba ámbitos de competencia excluyentes, para volverse hoy, un federalismo cooperativo en el que las distintas instancias se complementan y auxilian.

Inmersa en el federalismo, la Reforma Educativa no puede dejarse en unas cuantas manos, es de todos, es para todos. Por eso en este acto confluyen las voluntades de las autoridades de todo el país, colaborando a seguir moviendo a la sociedad.

¿En qué dirección? En primer lugar, para lograr armonizar la ley con la realidad. No queremos leyes de letra muerta, ni prácticas gobernadas por la fuerza, por eso agradecemos muy cumplidamente la presencia del señor Presidente de la República y reconocemos la de los señores gobernadores, porque queremos que los Convenios Marco de Coordinación para la Implementación de la Reforma Educativa que hoy firmamos, sean la vía para consolidar que los alumnos dispongan de escuelas y materiales dignos, sean enseñados por maestros que mejoren cada día y que los padres de familia se agrupen en los Consejos de Participación Social desde la escuela hasta el Estado y a la República en general, para que defiendan el derecho del interés superior de la infancia consagrado en el artículo cuarto constitucional.

Este evento nos compromete y porque nos compromete nos juzga, tal y como dijera don Jaime Torres Bodet.

“No hay educación sin sociedad”, escribió Paulo Freire, tampoco la hay sin maestros. Porque quiere enseñar, el maestro liberta; porque liberta, educa, esa es su virtud, o mejor dicho, esa es la suma de todas sus virtudes, de este modo, el maestro trasciende no sólo porque forma espíritus, sino porque se desentiende del pasado y del futuro, que se le vuelven en el aula, presente. La Reforma no es pues pieza retórica o puro pensamiento: es mandato, es acción, es verbo.

Este edificio histórico los recibe a todos hoy, señor Presidente, con la seguridad de que el instrumento jurídico que firmamos será hoja de ruta para hacer realidad las palabras de José Vasconcelos. Al inaugurar aquí este recinto Vasconcelos dijo: “Que la luz de estos claros muros sea como la aurora de un México nuevo, de un México espléndido”.

Muchas gracias.