Señor Gobernador.

Distinguido presídium.

Señores rectores; jóvenes estudiantes.

Platón dijo hace dos mil cuatrocientos años que el Estado es la más importante institución educativa y tiene razón. El Estado educa de muchas maneras y creo que venir a Puebla es siempre para mí satisfactorio porque Rafael Moreno Valle gobierna educando. Muchas gracias señor Gobernador por el apoyo que brinda a la educación.

Cuando se abre una universidad, cuando se entrega un jardín de niños, cuando opera un nuevo sistema educativo siempre renace la esperanza y qué bueno que así sea, porque la educación ha sido la gran igualadora social en México. Y no fuimos nosotros los que creamos esa idea. Hace 141 años murió el Benemérito de las Américas, quien consagró con su pensamiento liberal en la Constitución de 1857 que no había fueros y que todos éramos iguales ante la ley. Y a través de la educación es como se garantiza esa igualdad.

El Presidente Peña ha señalado entre sus cinco metas fundamentales de gobierno, el de mejorar la calidad de la educación. Pero realmente nuestros problemas son muchísimos. Aunque México realizó una gran hazaña los primeros 50 o 60 años del siglo XX, después la presión demográfica y otro tipo de problemas sociales y políticos dieron una serie de golpes al sistema educativo y debilitaron nuestra calidad educativa.

Hoy déjenme que les platique que tenemos una serie de tareas que son muy importantes en educación básica: jardín de niños, primaria y secundaria. Necesitamos que todos los mexicanos de 3 a 15 años vayan a la escuela, que terminen su primaria y que terminen su secundaria.

Somos 118 millones de mexicanos, 15 millones no van a la escuela, estando en el rango de edad; y 17 millones, ya adultos, no terminaron la primaria y la secundaria. Nosotros tenemos que alfabetizar a los seis millones que no saben leer ni escribir y al resto, al total de rezagados, tenemos que esforzarnos por hacer que estudien la primaria, por lo menos los que nacieron antes de 1982 y la secundaria los que nacieron después de 1982.

La educación primaria tiene que volverse una educación con normalidad educativa. ¿Qué quiere decir normalidad educativa? Que la escuela sea digna. Estamos ya construyendo escuelas dignas con la colaboración de los gobernadores en todo el país. Vamos a construir 40 mil. Me tocó la fortuna de inaugurar la primera en Tecomán, Colima, el pasado lunes, la escuela Juan Ortega, y de verdad vale la pena hacer este esfuerzo porque los alumnos merecen un espacio digno, bonito, funcional, para que puedan recibir sus clases.

Además de la escuela digna, necesitamos profesores capacitados y que tengan cada día una mayor calidad en su vocación tan noble que es la de la enseñanza. Y aquí la inmensa mayoría de los maestros de México, que son muy buenos maestros, se han incorporado a esta batalla de la Secretaría.

Y, en tercer lugar, necesitamos cambiar planes y programas de estudio y descargar administrativamente la educación en México. Fíjense, el Benemérito de las Américas en 1861, dictó una Ley de Educación para el Distrito Federal. En ella señaló que nada más deberían enseñarse las siguientes seis materias: Educación; Matemáticas; Historia y Civismo; Educación Artística; Educación Cívica y Valores. Ahora tenemos 19 programas en la primaria -escuela roja, escuela azul, escuela de todos tipos, para no mencionar alguna-, le cuestan al país un gran presupuesto y además no le dejan al alumno, en una etapa tan decisiva como lo son esos años de la infancia, la capacidad de formarse para que lleguemos al modelo que es, a fin de cuentas, aprender a aprender y aprender a vivir, esas son las dos cosas que debe enseñar la escuela primaria.

La secundaria anda con iguales problemas. Su transición de la secundaria al bachillerato es muy pobre en México. ¿Sabe alguien, de 100 alumnos que entran a la primaria, cuántos llegan a la prepa? Cuarenta y ocho, menos de la mitad. Es decir, nuestro rezago va creciendo a medida que los niveles de educación van avanzando.

Y aquí, en la secundaria, necesitamos poner un gran esfuerzo para que los tres modelos, el de secundaria general, el de telesecundaria y el de secundaria técnica puedan incrementar la cobertura y acoger al mayor número de alumnos.

Nuestro reto, sin embargo, está en el bachillerato. Ya es una obligación constitucional, lo aprobamos el año pasado – y digo lo aprobamos, porque yo era diputado, me tocó la aprobación de esa reforma- y es necesario que ampliemos los bachilleratos a todos los jóvenes que deseen ingresar a ellos.

Telebachilleratos, como aquí bien dijo el señor Gobernador, es una de las formas en que podemos rápidamente hacernos cargo de esta obligación, porque usando las telesecundarias que no tienen contra turno, es decir, que no tienen turno vespertino, podemos hacer que ahí nuestros estudiantes de bachillerato acudan y reciban, también a través de la televisión, la educación preparatoria.

Y aquí vienen más problemas. El estudiante preparatoriano no llega a la universidad, es rechazado muchas veces y se vuelve un nini, ni trabaja ni estudia, porque el sistema educativo mexicano no enseña a trabajar, no se vincula con las empresas.

Hay en Alemania, en Austria y en Suiza, un modelo que se llama “Modelo Dual”. El estudiante de prepa va dos o tres días a la escuela y dos días va a la planta industrial, donde se le contrata con un salario proporcional a los días a los que acude y, de esta manera va garantizándose un empleo al mismo tiempo que estudia.

Yo creo que en un par de años la educación dual, como lo quiere el Presidente Peña Nieto, será una de las grandes posibilidades para los jóvenes de México que al mismo tiempo que estudien lograrán un empleo.

Y, finalmente, las universidades. En las universidades tenemos una cobertura muy baja y el Presidente se comprometió a que por lo menos dentro de seis años habrá un millón más de estudiantes en las universidades del país. Se dice fácil, ya nada más tenemos cinco años, estamos hablando de 185 mil estudiantes por año.

Aquí, por fortuna y gracias al señor Gobernador, ya descargamos cinco mil con esta universidad, ya nada más nos faltan 180 mil este año para cumplir la meta. Si no la cumplimos, México va a estar en francos problemas de rezago.

Y para terminar, no quiero alargarme, a todo este largo proceso de problemas que tiene el Estado se agrega uno: los estudiantes mexicanos tienen derecho y nosotros obligación de proporcionarles el acceso a tecnologías modernas para que a través de ellas aprendan. Las laptops, las tablets y todos estos instrumentos de carácter tecnológico deben de ser puestos a la mano de los estudiantes mexicanos.

Alguien me decía: ¿y por qué nunca acaba usted de construir escuelas bien hechas y después les da tablets? Y yo le contesté: si eso hubieran pensado en 1917 los constituyentes, primero alfabetizamos --nos tardamos 40 años-- y luego construimos universidades o construimos el sistema escolar. Se tiene que hacer todo en educación de manera simultánea.

Y yo acepto con mucho gusto la invitación, y aquí termino, que me hace el Gobernador para venir a entregar laptops o tabletas, la computadora que él desee entregar, con una condición, ahora voy a poner condiciones: que me invite a la Palafoxiana, a donde hace muchísimos años, pero muchos, un Gobernador me trajo a dar una conferencia y yo no sé si estuvo bien la conferencia, lo que fue un deleite para el entonces Secretario de Gobernación –-que era su servidor-- fue gozar ese impresionante sabor colonial que tiene, como ninguna otra ciudad del país, como casi ninguna otra, Puebla.

Yo creo que estar entre los poblanos entusiasma por el empuje y el trabajo de sus líderes y de la sociedad. Pero, además, le permite a uno saborear lo que fue México y le carga a uno las baterías para enviar una educación que sea, desde hoy, la historia del futuro.

Muchísimas gracias.