Señor Embajador Anthony Wayne.

Doctor José Antonio Meade, secretario de Relaciones Exteriores y quien es un ejemplo para todos estos jóvenes que hoy reciben su Beca Fulbright-García Robles, porque encarna usted, lo digo con orgullo, al joven que sirve con pasión, al hombre que se entrega a su vocación y al servidor público del que se enorgullece cualquier mexicano.

Doctora Blackmore, directora ejecutiva de la Comisión México-Estados Unidos para el Intercambio Educativo y Cultural COMEXUS.

Estimados ex becarios y becarios, señoras y señores:

El principio de igualdad es la condición fundamental para la existencia de una sociedad. En México ese derecho ha quedado plasmado precisamente en el primer artículo de nuestra Carta Magna. Sin embargo, tal y como lo señaló Víctor Hugo, sólo a través y únicamente a través de la educación, es que puede materializarse la igualdad.

Nada más cierto. En los últimos tiempos ha resultado evidente que quienes no cuentan con una educación de calidad se ven impedidos para ejercer a plenitud sus derechos y sus libertades.

Hablar de igualdad en la educación implica que todos deben tener las mismas posibilidades de acceso, permanencia y éxito, sin distinción de género, etnia, religión, condición –ya sea social, económica o política-.

De acuerdo con la ex relatora especial de la UNESCO sobre el derecho a la educación, Katarina Tomasevski, la igualdad se ve reflejada en las llamadas cuatro “as”, pues toda educación debe ser asequible, aceptable, accesible y adaptable. Estos dos últimos conceptos se refieren a la obligación que tienen los sistemas educativos de combatir las desigualdades y evitar, a toda costa, la discriminación. Es decir, favorecer la imparcialidad, pero también la inclusión.

El espíritu que hoy nos reúne se circunscribe precisamente a ese otro espíritu, que representa el compromiso de nuestras naciones por avanzar en la equidad y, con ello,  abrir puertas para que más estudiantes alcancen sus sueños.

Ustedes son el sueño, como lo expresara el Presidente Obama en su reciente visita a nuestro país. Y durante ella, nuestros países coincidieron en que la educación, pero más común la superior, es la plataforma que permitirá detonar nuestro potencial de desarrollo económico.

México y Estados Unidos nos hemos comprometido a sumar voluntades para garantizar el acceso y la retención de más estudiantes. Tal es el caso del otorgamiento de estas becas, reconocido por los especialistas como uno de los principales mecanismos para promover equidad en la educación superior.

Toda beca se inscribe en el presente como promesa del futuro. Es el esfuerzo concentrado de muchas personas e instituciones que apuestan por individuos con vocación de excelencia y de servicio.

Desde su establecimiento en 1948, las Becas Fulbright-García Robles se han convertido en un referente de primer orden de la cooperación educativa y su estabilidad y continuidad garantizan un valioso espacio de colaboración universitaria, de intercambios mutuos y de proyección de nuestras culturas.

El programa ordenado por la COMEXUS y que toma su nombre del Senador norteamericano William Fulbright y del Embajador mexicano y Premio Nobel de la Paz, Alfonso García Robles, ha permitido durante casi siete décadas que los ciudadanos mexicanos y norteamericanos obtengan becas de posgrado para maestría y doctorado, así como estancias de investigación e intercambio.

Actualmente los gobiernos de México y de Estados Unidos aportan cada uno alrededor de un millón de dólares para su financiamiento, cuota que para el caso de México es cubierto por las secretarías de Relaciones Exteriores y de Educación Pública.

En el contexto de la iniciativa Fuerza de los Cien Mil en las Américas, que busca que cien mil latinoamericanos estudien anualmente en universidades de Estados Unidos y viceversa, es de especial interés para la Secretaría de Educación Pública impulsar el peso de México y ampliar el universo de oportunidades para ambos países.

Este acto, más allá de su formalidad, concentra una gran ilusión para todos los becarios. Los felicito por el logro que representa ser parte de este programa.

En este camino no están solos. El Presidente Peña Nieto está plenamente comprometido con la formación y el fortalecimiento del capital humano de alto nivel, por lo que el Plan Nacional de Desarrollo ha establecido como elemento fundamental promover la participación de estudiantes e investigadores mexicanos en la comunidad global del conocimiento ampliando la cooperación internacional.

El mundo en el que vivimos cada día es más global, conectado, cercano y productivo, de tal manera que, como dijo Carlos Fuentes, ya ni siquiera podemos darle el nombre de mundo, nos exige cada vez más obligaciones y obliga a hacerlo más rápido.

Quiero finalizar con mi felicitación a los becarios, recordando las palabras del Senador Fulbright en el trigésimo aniversario del programa que lleva su nombre: “Nuestro futuro –dijo- no está en las estrellas, sino en nuestras propias mentes y en nuestros corazones. El liderazgo creativo y la educación liberal que en realidad van de la mano, son los primeros requisitos para un futuro de esperanza para la humanidad. Por eso, el intercambio educativo internacional es el proyecto más importante diseñado para continuar con el proceso de humanización de la raza humana”.

Muchas gracias.